Nuevos videos muestran protestas de estudiantes contra el tarifazo de ETECSA: "No contaron con el país"

Estudiantes cubanos protestan contra ETECSA por limitar el acceso a internet en pesos, generando un debate sobre desigualdad y represión. Denuncian acoso del DTI y exigen internet como derecho humano.

Estudiantes cubanas protestan por el tarifazo de ETECSA Foto © Captura de videos Facebook - Instagram - X / Martí Noticias

Las recientes decisiones de ETECSA, que limitan el acceso a internet en pesos cubanos y privilegian las recargas en dólares, han desatado un inesperado movimiento de protesta estudiantil en varias universidades del país.

Nuevos videos difundidos en redes sociales muestran a jóvenes reclamando con firmeza justicia digital y acusando a las autoridades de actuar de espaldas al pueblo.

Las imágenes han detonado un debate nacional sobre exclusión, desigualdad y represión institucional, mientras el lema “no quiero más personas del DTI en mi casa” se multiplica como símbolo de resistencia.

Los videos, grabados en encuentros entre estudiantes, ejecutivos de ETECSA y autoridades universitarias, revelan un creciente malestar. “Hoy no vengo a hablar con diplomacia, sino con dignidad”, comenzó diciendo una joven, en uno de los fragmentos más compartidos.

“Esto no es una política económica, es una política invisible que separa al cubano en dos: el que tiene dólares y accede al mundo, y el que solo tiene CUP y va aislado en su propia casa”, agregó, ante la mirada incómoda de los funcionarios presentes.

La intervención, ovacionada por sus compañeros, expone la desconexión entre las decisiones oficiales y la realidad que enfrentan miles de jóvenes.


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“Un mensaje enviado con lágrimas puede ser rechazado por saldo insuficiente”, denunció otra estudiante, señalando que el nuevo tope mensual de 360 CUP en recargas nacionales convierte el acceso a internet en un privilegio de clase. “Queremos que el internet deje de ser un lujo y vuelva a ser lo que debe ser: un derecho humano”, concluyó.

Más allá de los reclamos por conectividad, los discursos apelan a una ética social que trasciende el aula: “Somos universitarios, pero no estamos hablando solo por nosotros. Estamos abogando por un país entero”.

La frase fue pronunciada por una estudiante que reprochó que las medidas de ETECSA no se consultaron con la ciudadanía, a pesar de los protocolos legales vigentes. “¿Cómo van a pensar como país si no contaron con el país?”, interpeló directamente a los ejecutivos.

Las consecuencias no tardaron en llegar. En Las Tunas, una estudiante de la Universidad de Ciencias Médicas denunció haber sido acosada por agentes del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) tras intervenir en una de estas reuniones.

No quiero más personas del DTI en mi casa”, dijo en un video que se ha viralizado como consigna. Su denuncia fue respaldada por otros compañeros que aseguraron haber vivido situaciones similares, describiendo un patrón de intimidación y control.

El hecho motivó una alerta de Cubalex, organización de derechos humanos, que denunció una ola de citaciones y presiones sobre jóvenes por ejercer su derecho a la libre expresión. La ONG advirtió que estas prácticas violan tratados internacionales firmados por el Estado cubano y atentan contra la autonomía universitaria.

Mientras tanto, las universidades intentan contener la crisis. La Facultad de Matemática de la Universidad de La Habana, que inicialmente había convocado a un paro, terminó desconvocándolo tras conversaciones con directivos y presiones internas.

En Santiago de Cuba, un estudiante acusó a la Universidad de Oriente de manipular la información sobre los hechos y de traicionar a quienes alzaron su voz.

Por su parte, voceras oficialistas han intentado minimizar las protestas, alegando que “no son genuinas” y que “responden a una matriz mediática” fabricada desde el exterior. Sin embargo, los testimonios de decenas de estudiantes contradicen esa narrativa y denuncian un contexto de vigilancia, amenazas y descrédito.

En un país donde el salario mínimo ronda los 2,100 pesos y un paquete básico de internet supera los 3,000, el reclamo estudiantil ha puesto sobre la mesa una verdad incómoda: la digitalización de Cuba avanza, pero no para todos. “Esto no es un capricho. Es dignidad. Es sobrevivir”, dijo una estudiante.

Las protestas por el tarifazo de ETECSA han revelado más que el rechazo a una política comercial: son una señal de agotamiento frente a una estructura que margina a quienes no tienen dólares. Y, en ese contexto, la respuesta represiva no hace más que reafirmar la fractura entre gobernantes y gobernados.

“Este país también nos pertenece a los que no tenemos dólares, a los que solo tenemos CUP, alma y ganas de salir adelante”, cerró una de las jóvenes en su discurso, ya convertido en manifiesto generacional.

La frase resume el espíritu de una juventud que ha dicho basta. Y que, a pesar del miedo, ha decidido hablar en voz alta.

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