"¡Lo tienen como rehén!". Con la voz quebrada y el alma rota, Jenni Taboada, madre del preso político cubano Duannis Dabel León Taboada, ha lanzado un desesperado llamado de auxilio al mundo.
Su hijo, encarcelado por participar en las protestas del 11 de julio de 2021, cumple este jueves seis días en huelga de hambre. Su estado de salud es grave y podría deteriorarse de forma irreversible.
Desde el Combinado del Este, la prisión de máxima seguridad en La Habana, Duannis ha decidido dejar de comer como forma extrema de protesta ante su prolongada condena: 14 años de privación de libertad.
El joven, que apenas tiene 24 años, ha sido acusado de sedición y daños a una patrulla policial durante las manifestaciones del 11J. Sin embargo, tanto él como su familia insisten en que es inocente.
En un audio compartido por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), Jenni Taboada relata entre sollozos que “van a hacer seis días de la huelga de mi hijo. Mi muchachito es bueno, lo tienen como rehén. No me dejan verlo, no me dejan hacer nada”.
Otra grabación divulgada por Martí Noticias muestra el grado de desesperación de esta madre cubana. “Tengo mucho miedo, y no quiero que el mundo sepa que tengo miedo, pero sí existe… esto es un SOS”.
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Jenni asegura que solo supo del inicio de la huelga tres días después de comenzada y que las autoridades penitenciarias se niegan a darle información clara. A pesar de promesas de contacto, solo ha recibido evasivas. “No tienen voluntad ninguna para salvar vidas”, denuncia con una mezcla de rabia e impotencia.
Una condena que pesa como cadena perpetua
Duannis fue arrestado por participar en una manifestación pacífica en el municipio Diez de Octubre. La Fiscalía inicialmente pidió 21 años de prisión por sedición. Tras una vista de casación, la condena fue reducida a 14 años, pero para un joven que ya ha cumplido cuatro años en condiciones carcelarias denunciadas como infrahumanas, el futuro parece un túnel sin salida.

En cartas previas desde la cárcel, Duannis escribía a su madre: “Me siento vacío… extraño la familia… el corazón se oprime. Soy tu mayor preocupación. Pero tú seguirás luchando hasta la muerte”.
Palabras que, hoy más que nunca, resuenan con un peso devastador.
Organizaciones como el Observatorio de Derechos Culturales y la OCDH han alertado del riesgo inminente para la vida del joven. Su condición renal previa, según han dicho, lo hace aún más vulnerable a consecuencias letales por la falta de alimentación. Las peticiones de traslado médico o visitas familiares han sido ignoradas. Ni siquiera se le ha permitido ver a su madre, que ha aguardado horas frente al penal sin lograr contacto.
Activistas, familiares y amigos aseguran que el caso de Duannis simboliza la represión contra quienes, en su juventud, decidieron alzar la voz.
“Lo tienen como un número, no como un ser humano”, lamenta su madre.
Esta no es la primera vez que Jenni Taboada alza la voz. Ya en 2022, tras conocerse la sentencia definitiva contra su hijo, responsabilizó públicamente al gobernante designado Miguel Díaz-Canel por cualquier daño que sufriera Duannis.
“Estoy dispuesta a todo. Ven a buscarme a mi casa, ya no me importa nada”, gritó entre lágrimas.
El caso de Duannis León Taboada no es solo una historia de injusticia y dolor. Es también la historia de una madre cubana que se niega a abandonar la esperanza. De un joven que, pese a estar tras las rejas, resiste con lo único que le queda: su cuerpo. Y de un país donde, para muchos, la libertad todavía se paga con la vida.
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