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El exgeneral de la Fuerza Aérea de Cuba, Rafael del Pino Díaz, calificó a GAESA como el núcleo de un “Estado mafioso” que controla los principales recursos financieros del país y pidió a oficiales y tropas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) rebelarse contra la cúpula que, según él, ha secuestrado las instituciones.
En un artículo reproducido por el think tank Cuba Siglo 21, el General de Brigada (r) nacido en Pinar del Río (1938), renovó el llamado del movimiento cubano de Militares Objetores de Conciencia para iniciar una insubordinación que ponga fin al régimen.
El detonante de este nuevo pronunciamiento es la reciente filtración de documentos financieros internos que revelan que el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA) —el conglomerado de empresas controlado por la élite cubana— acumula más de 18,000 millones de dólares en activos líquidos, cifra superior a las reservas internacionales de varios países latinoamericanos.
Para el piloto de combate que destacó en acciones en Girón y Angola y que escapó a Estados Unidos en 1987, estos datos desmienten la narrativa oficial que atribuye la crisis exclusivamente al embargo estadounidense o a factores externos.
“Estado dentro del Estado” y control oligárquico
En su texto, Del Pino sostuvo que una “oligarquía cleptocrática” formada por un grupo selecto de militares y tecnócratas afines a la familia Castro ha creado un Estado dentro del Estado, controlando nombramientos políticos y mandos militares, y apropiándose de los sectores económicos más lucrativos.
A su vez, afirmó que las FAR han sido usadas como “manto” para encubrir el verdadero carácter privado de GAESA, con empresas registradas en Panamá y cuentas en paraísos fiscales.
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Contrario a la creencia popular, aseguró Del Pino, las FAR no controlan realmente GAESA, sino que han sido desprestigiadas por su obediencia a una cadena de mando que las hace cómplices de la represión.
Como ejemplo de su afirmación, el experto de Cuba Siglo XXI mencionó el caso del general Leopoldo Cintras Frías, exministro de las FAR, que —según Del Pino— perdió sus cargos tras descubrir la verdadera estructura de la corporación que se camuflaba entre las oficinas del MINFAR.
Llamado a nacionalizar y disolver GAESA
El exgeneral planteó que GAESA debe ser nacionalizada, intervenida, auditada y disuelta como corporación oligopólica, ya que simboliza el poder económico de la nueva clase gobernante.
Del Pino sostuvo que esta élite utiliza a las FAR y al Ministerio del Interior (MININT) como ejércitos privados para apuntalar al régimen, mientras el gobierno de Miguel Díaz-Canel actúa como fachada política.
Asimismo, denunció que la oligarquía ha hundido en la pobreza al 89% de la población, que padece apagones, salarios y pensiones depreciados, escasez de alimentos y medicinas, y un Código Penal que castiga incluso la protesta pacífica en redes sociales.
Rebelión militar y coalición opositora
En ese sentido, Del Pino instó nuevamente a los oficiales y soldados de las FAR a ejercer “el sagrado derecho de insubordinación” para proteger a la población frente a la represión. También llamó a conformar una coalición de fuerzas civiles y militares que encabece una transición democrática basada en elecciones libres, Estado de derecho y libertades económicas.
Además, advirtió que el cambio solo será aceptable si se emprende un proceso genuino de reconstrucción nacional, y no un “cambio fraude” bajo control de sectores del propio régimen. Según él, las filtraciones sobre GAESA podrían ser obra de la propia corporación o de un grupo de inteligencia militar que busque provocar un relevo controlado, similar al modelo de transición impulsado por Vladimir Putin en Rusia.
Desconfianza en cualquier “apertura” desde el régimen
Por último, el exgeneral alertó que una estrategia de “cambio fraude” chocaría con una población que no confiaría en acuerdos gestados por sus opresores, y recordó que la Ley Helms-Burton en EE.UU. establece condiciones precisas para aceptar como válido un cambio político en Cuba, sin margen para operaciones cosméticas.
Para Del Pino, lo único claro es que “entre individuos y grupos asociados a la cúpula de poder se expande la noción de que el sistema ha colapsado”, y que sectores dentro del régimen intentan adelantarse a las fuerzas democráticas para controlar el futuro.
En su conclusión, enfatizó que la responsabilidad de cambiar el régimen recae en los cubanos, “en primer lugar en quienes visten un uniforme y todavía se dicen protectores de la soberanía nacional”, a quienes exhortó a “volver las armas contra la oligarquía” y devolver al pueblo las riquezas “robadas al patrimonio nacional”.
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