En plena madrugada de apagones masivos por el colapso del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), el nieto del dictador Fidel Castro volvió a provocar indignación con un nuevo video grabado en su bar EFE, en el Vedado habanero.
Mientras gran parte de Cuba permanecía a oscuras, el local de Sandro Castro aparecía abierto, con derroche lumínico y en pleno funcionamiento, como símbolo del contraste entre los privilegios de unos pocos y la trágica precariedad de la inmensa mayoría.
En el video, Sandro simula ser arrestado a la salida del bar, esposado y escoltado por dos hombres, en un montaje supuestamente humorístico en el que se presenta como si lo llevaran preso por no pagar la consumición. “¡Cójanlo suave, que la vida es una!”, se le escucha decir en tono de chanza enmascarada por una fingida ebriedad.
Su contenido burlón sale publicado en un momento en que miles de cubanos pasan jornadas enteras sin electricidad, con refrigeradores apagados, alimentos descomponiéndose y familias soportando el calor sofocante sin ventiladores ni agua en los edificios.
La escena, que mostró a Sandro riendo y bromeando, parece montada ex profeso para atraer la indignación de la población hacia el payaso del régimen y desviarla de los verdaderos responsables del colapso del SEN, una supuesta estrategia que muchos consideran diseñada por la Contrainteligencia.
El contraste es brutal: mientras en Holguín, Santiago de Cuba o Camagüey la población protesta con cacerolazos y gritos de “¡Libertad!” tras apagones de más de 20 horas, en el Vedado habanero el bar de Sandro permanece encendido, ofreciendo fiesta y bebidas a precios inaccesibles para la mayoría.
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No es la primera vez que el nieto del dictador aparece en medio de crisis energéticas con actitudes consideradas una burla al pueblo.
En diciembre de 2024, celebró su cumpleaños en el mismo bar EFE durante un apagón general, con código de vestimenta blanco, champán importado y un consumo mínimo de varias decenas de dólares, mientras el resto del país quedaba a oscuras.
"Estoy celebrando como un joven revolucionario", dijo en una burla descarada, que sentó como una bofetada a autoridades, prensa oficialista y víctimas del régimen cubano.
La polémica fue tal que el propio organizador de la fiesta debió salir a “aclarar” que no pretendían ofender, dando "vivas a Canel y la revolución", y alegando incluso que habían escogido “el lugar más humilde que puede haber en Cuba”: el bar EFE de Sandro.
La última puesta en escena, ahora bajo la apariencia de un arresto ficticio -no como los que la Seguridad del Estado ya practica en Gibara-, refuerza la percepción de una élite desconectada de la realidad nacional y ajena al sufrimiento popular.
Mientras en lugares como Gibara la población sale a protestar contra los cortes eléctricos, el nieto del autor de la llamada “revolución energética” transforma su bar en escenario de chistes privados que terminan viralizándose como recordatorio de los privilegios heredados por su apellido.
En un país donde expresar descontento puede costar cárcel, el nieto del dictador se da el lujo de reírse del colapso eléctrico y del malestar ciudadano, con un “¡Cójanlo suave!” que, para muchos, suena a provocación más que a consejo.
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