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Un grupo de migrantes cubanos en Tapachula, al sur de México, comenzó a organizar una nueva caravana con rumbo al centro del país, tras meses de espera por una resolución de asilo ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y en medio de denuncias de corrupción, xenofobia y precariedad.
La salida está prevista de forma tentativa para el próximo 1 de octubre, según comunicaron los propios migrantes a través de grupos de WhatsApp y redes sociales, donde iniciaron la convocatoria y los primeros acuerdos para marchar de forma organizada, informó el local Diario de Chiapas.
Los cubanos afirman que las condiciones en Tapachula son insostenibles: no hay empleo formal, los alquileres son altos, la alimentación escasa, y muchos enfrentan tratos discriminatorios. A esto se suma la lentitud de los trámites migratorios y el rechazo sistemático a las solicitudes de refugio.
“Estamos determinados a irnos de Tapachula, aquí no se puede vivir porque hay mucha xenofobia, no hay empleo y los trabajos que nos dan son de hasta 12 horas por 150 pesos al día”, declaró Brian Balcón, migrante cubano que participa en la organización de la caravana.
Los afectados han denunciado que algunos llevan hasta ocho meses o un año esperando una resolución por parte de la Comar. Aseguran que incluso quienes presentan expedientes que evidencian persecución política o amenazas de muerte son rechazados sin justificación.
También señalaron que bajo la gestión de Carmen Yadira de los Santos, actual responsable de la oficina local de la Comar, la corrupción se ha agravado.
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“Sólo quienes tienen dinero son atendidos rápidamente y logran refugio”, comentó uno de los organizadores.
Esta caravana no tiene como objetivo inmediato llegar a Estados Unidos, sino trasladarse a ciudades como Ciudad de México o Monterrey, donde esperan encontrar mejores oportunidades laborales y condiciones de vida más dignas.
Los preparativos incluyen asambleas abiertas en el parque Bicentenario, un punto habitual de encuentro para caravanas migrantes en Tapachula. Desde allí planean coordinar la salida y logística para el desplazamiento colectivo.
Tapachula se ha convertido en un cuello de botella migratorio, con miles de personas varadas a la espera de trámites, en condiciones que han sido cuestionadas por organismos nacionales e internacionales de derechos humanos.
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