Del guajirito de Los Palos al crítico en Nueva York: la historia de Piter Ortega Núñez

Entrevista al crítico de arte, periodista y curador cubano Piter Ortega Núñez, que se abre paso con éxito en la ciudad de Nueva York.

Piter Ortega Núñez ganó un premio Emmy en 2022 por su trabajo como periodista © Cortesía a CiberCuba
Piter Ortega Núñez ganó un premio Emmy en 2022 por su trabajo como periodista Foto © Cortesía a CiberCuba

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La vida es un entramado de sensaciones, vivencias y el día a día nos va mostrando hechos, escenas y personas que mantienen una heterogeneidad que la alegran, la adornan.

Tuve la oportunidad de conocer a un hermoso ser humano: Piter Ortega Núñez, nacido en Los Palos, un pueblecito de campo del municipio de Nueva Paz, en la actual provincia de Mayabeque, que el próximo 9 de octubre cumplirá con otro sueño: presentar su nuevo libro ¿Cómo se interpreta una obra de arte?, publicado por la editorial Art-Sôlido en la capital del mundo, Nueva York.

Un placer ser entrevistado por ti, así que estoy doblemente satisfecho. Esta obra busca acercar el arte al gran público, en especial a la comunidad latina, con un lenguaje accesible pero cargado de profundidad. El libro se lanza en las actividades comprendidas en el Mes de la Herencia Hispana.

¿Cuál fue la chispa que te motivó a escribirlo?

Nace de algo muy simple y a la vez muy ambicioso: el deseo de compartir con la gente lo que significa mirar una obra de arte de verdad. Yo siempre he creído que el arte es una herramienta para sanar el alma. Vivimos en un mundo saturado de imágenes, pero no siempre sabemos cómo leerlas. Sentí la necesidad de dar un mapa sencillo, poético, que le sirviera a cualquiera, y en especial a los latinos, para encontrar en el arte no solo belleza, sino también fuerza y consuelo.

Ya has publicado otros libros. ¿Este tiene algo en particular?

Pues sí, a diferencia de mis otros libros, este tiene una vocación más educativa y amplia. Mis textos anteriores eran más especializados, más cercanos al ensayo crítico.

Aquí decidí bajar el registro, hablar con un lenguaje más claro y cercano. Creo que mi formación como periodista me ayudó mucho: el periodismo te enseña a ser directo, a comunicar sin rodeos.

Quise que fuera un libro con el que cualquier persona —sin importar su formación académica— pudiera sentirse acompañada y no intimidada.

¿Por qué publicar este libro en el Mes de la Herencia Hispana?

Me parecía el momento ideal. La herencia hispana no es solo música, comida o tradiciones familiares: también es arte, es sensibilidad, es la capacidad de mirar el mundo con otros ojos.

En un tiempo donde nuestra comunidad vive tantos retos, pensé que un libro así podía ser un gesto de afirmación y de esperanza. El arte nos pertenece a todos, y quiero que los latinos en Estados Unidos sientan que también tienen derecho a interpretarlo, a hacerlo suyo.

¿Hay alguna obra de arte de las mencionadas en el libro que te “toque” en especial?

Sí, “Con la fuerza del ejemplo”, de Lázaro Saavedra. Es una pintura donde aparece la Virgen de la Caridad remando en una barca junto a tres balseros cubanos. Yo viví en Cuba los años 90, el Período Especial, y esa imagen me atraviesa.

La virgen no está en su altar, está en el naufragio, remando con su pueblo. Para mí fue imposible no escribir desde lo personal: desde la memoria de lo que significó ver a tantos cubanos lanzarse al mar. Esa obra condensa fe, dolor y resistencia, y me hizo recordar que el arte puede ser un espejo colectivo de nuestra historia.

“Con la fuerza del ejemplo” (1993), pintura de Lázaro Saavedra. Foto: Cortesía a CiberCuba

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Y es que una obra es también interpretarse a uno mismo. Lo que vemos en una pintura o en una escultura depende de lo que llevamos dentro. En tiempos de tanta violencia, ansiedad y confusión, detenernos frente a una imagen y dejar que nos hable es un acto profundamente humano. Puede recordarnos quiénes somos, de dónde venimos, y darnos un poco de calma. El arte no nos cura de las enfermedades, pero sí nos sana del sinsentido.

Demos un salto atrás. Naciste en Los Palos, ¿cuál ha sido tu trayectoria?

De Los Palos pasé a San Nicolás de Bari, de donde me trasladé a La Habana en 2001 para estudiar Historia del Arte en la bicentenaria universidad. Me gradué con Título de Oro, como primer expediente y fui seleccionado el graduado más integral de mi clase.

En 2008 recibí el Premio Nacional de Crítica de Arte de Cuba “Guy Pérez Cisneros”, otorgado por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, y en 2011 publiqué mi primer libro, Contra la toxina, con el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello.

Precisamente, además del Premio Nacional de Crítica de Arte, has ganado un Emmy como periodista. ¿Cómo dialogan esas dos trayectorias?

Creo que ambas me dieron una voz distinta. En Cuba, aprendí el rigor, la tradición crítica, la pasión por el arte. En Nueva York, el periodismo me enseñó a hablar con claridad, a comunicar con imágenes y palabras directas.

Esa mezcla de raíces me ha marcado. No me interesa escribir sólo para los especialistas: quiero hablarles también al vecino, al migrante, a la señora que nunca entró a un museo.

¿Y en Cuba qué hiciste al graduarte como profesional?

En Cuba, trabajé como crítico y curador, organizando exposiciones polémicas y de impacto, como “Sex in the City”, en la Galería La Acacia —una muestra provocadora sobre temas homoeróticos— o “Bomba”, en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, dedicada sobre todo a jóvenes pintores.

Cuéntanos cómo hiciste el “saltico” Habana-Miami, ¿en balsa, por “los volcanes”, reclamado, viniste y te quedaste…?

Jajajaja, te encanta el chismecito, Julita, como buena cubana al fin. Y yo sé que quienes nos leen también. Yo vine a Miami en 2013 a través de una galería de arte que me invitó a dar una conferencia sobre arte cubano contemporáneo. Entonces tuve una visa de turista o de intercambio cultural, no recuerdo el nombre de esas visas. Por esa época estaba Obama y había mucho intercambio cultural. Era una coyuntura buena para viajar. Yo vine con esa visa, esperé al año y un día, me acogí a la Ley de Ajuste Cubano y ya después obtuve mi residencia permanente.

Piter, ¿cómo aquel guajirito de ojos expresivos y deseos de crear llega a Nueva York? Me imagino que tu sendero no ha sido fácil.

No, claro que no ha sido fácil. Como te decía, en 2013 llegué a Miami, donde viví hasta 2017. Allí fui mesero, trabajé en restaurantes de comida peruana, país andino al que amo. Precisamente, mi novio es peruano y mi próximo libro tiene que ver con experiencias chamánicas en la selva del Amazonas en Perú.

Tras mi trabajo como mesero incursioné en galerías de arte en Wynwood, colaboré con El Nuevo Herald escribiendo sobre exposiciones y participé en programas de América TeVé como analista de temas cubanos. También publiqué mis libros El peso de una isla en el amor de un pueblo y La generación del milenio. Arte cubano 2001–2016.

En 2017 llegué a Nueva York para estudiar mi Maestría en Periodismo en la CUNY Graduate School of Journalism, de la cual me gradué en 2018.

Desde entonces, he trabajado como reportero en canales como NY1 Noticias, Univisión 41 Nueva York y Telemundo 39 en Dallas, además de escribir en Telemundo 47. En 2022 recibí un premio Emmy por mi labor como periodista. Como ves, he cubierto “todas las bases”, beisboleramente hablando.

Además de tu libro más reciente, tienes proyectos audiovisuales. ¿Se conectan con esta obra?

Muchísimo. Mis canales de YouTube —“TV Mi Gente” y “TVG Arte”— son extensiones de esta misma idea: democratizar el acceso al arte y al conocimiento. En uno hablo de salud física, mental y espiritual; en el otro, interpreto obras de arte en museos y galerías. Son lenguajes distintos, pero todos responden a la misma vocación: compartir y acompañar.

¿Qué viene después de este lanzamiento en Nueva York?

El próximo año quiero presentar el libro en Miami y también en La Habana. Paralelamente, estoy escribiendo otro libro muy distinto, el cual te mencioné anteriormente: un testimonio de mis experiencias en la Amazonía con medicinas ancestrales y chamanismo. Fueron meses intensos de aprendizaje espiritual y quiero compartirlo. Y, claro, seguiré trabajando con fuerza en mis canales, que son proyectos de vida.

Si tuvieras que resumir en unas pocas palabras por qué alguien debería leer tu libro, ¿qué dirías?

Diría: interpretar el arte es aprender a mirarnos y en esa mirada podemos encontrar un poco de belleza, un poco de verdad y, sobre todo, un poco de sanación. Eso es mi libro.

Con ¿Cómo se interpreta una obra de arte? Piter Ortega Núñez ofrece algo más que un manual: entrega una invitación a mirar distinto. Su libro es un recordatorio de que el arte no es propiedad de los expertos, sino un derecho y una posibilidad para todos. Y que, quizás, detenernos frente a una imagen con los ojos abiertos y el corazón dispuesto sea hoy uno de los actos más necesarios.

Aprovecho esta oportunidad que me da CiberCuba para informar que la presentación de mi libro se realizará en Saphira & Ventura Gallery, ubicada en 4 W 43rd St, Unit 416, New York, el jueves 9 de octubre, a las seis de la tarde. Después del evento, el libro estará disponible en Amazon.

Cartel de promoción de la presentación del nuevo libro de Piter Ortega. Foto: Cortesía a CiberCuba

En el ámbito familiar, ¿cómo te lleva la vida?

En lo personal, estoy en un momento muy feliz de mi vida: tengo una pareja estable, llevo un año y dos meses con mi novio, estamos planeando casarnos el próximo año. Estoy enamorado y siento que mi vida está alineada en cuerpo, mente y espíritu.

Cuba está atravesando su peor momento de los últimos 66 años. Hablaste del llamado Período Especial, y la situación actual deja chiquito aquel tiempo. ¿Qué opinas?

¿Qué te puedo decir que no sepan los lectores de CiberCuba? Yo visito Cuba con frecuencia porque allí están mi madre, mi hermano y mucha familia que amo. Y cada vez que voy, lo que veo es más triste: no sólo la depauperación física, sino también la espiritual, la cívica, la humana, la de la escala de valores. Es doloroso ver el sufrimiento de nuestro pueblo. No se trata sólo de la comida, sino también de la electricidad, la infraestructura, la ausencia de todo. Y sí, puedo decir que es peor incluso que en los años del Período Especial en los 90.

Lo más duro es ver el desencanto, la desilusión, la pérdida de esperanza. La angustia en la que vive la gente. Sólo queda pedirle a Dios que acompañe a nuestro pueblo, para que tenga el futuro que merece. Porque el pueblo de Cuba es maravilloso: gente linda, luchadora, buenos amigos, buenos familiares; gente humana, emprendedora y alegre. Pero los que viven en la isla tienen hoy sus ilusiones destrozadas. Y eso es muy triste.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un editor antes de su publicación.




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