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El régimen cubano culpó a sus trabajadores por la crisis en la economía nacional. Aseguran que los salarios no alcanzan porque los empleados no son lo bastante productivos, y los precios no bajan porque “el socialismo todavía está en construcción”.
Esa fue la explicación de los economistas Carlos Enrique González García y Guillermo A. Sarmiento Cabanas en el programa televisivo Cuadrando la Caja, emitido el 5 de octubre por la televisión estatal, conducido por Arleen Rodríguez Derivet.
Ambos funcionarios defendieron la tesis de que el desarrollo del socialismo cubano depende de vincular el salario a la productividad, una consigna que ya escucharon los abuelos en los años 80 y que ahora reaparece como justificación para los bajos ingresos y la inflación galopante en el país.
“El salario es el precio del trabajo”
González, profesor del Centro de Estudios de la Economía Cubana, fue directo: “El salario es el precio de la fuerza de trabajo dentro de una sociedad”. En teoría, si alguien aporta más trabajo debe ganar más, y si aporta menos, debe ganar menos. Sin embargo, reconoció que en Cuba esa relación nunca ha funcionado.
“Hay gente que aporta mucho y cobra poco”, admitió, confirmando lo que millones de cubanos repiten cada día frente a un mostrador o en una cola. El esfuerzo y la responsabilidad no garantizan un mejor nivel de vida.
Para González, la raíz del problema está en que “se sigue pagando salario cuando no se produce o cuando la calidad de lo producido no es adecuada”, lo cual genera contradicciones dentro de la economía.
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Sin embargo, no mencionó que la falta de producción no depende del obrero, sino del colapso del sistema estatal, la crisis energética, la escasez de materias primas y el control político que impide a las empresas decidir por sí mismas.
Fondos sociales versus salario real
Uno de los puntos más reveladores del debate fue el reconocimiento de que el salario en Cuba nunca ha sido suficiente para sostener el consumo.
En criterio de González, históricamente, la población ha dependido más de los llamados “fondos sociales de consumo” (educación, salud y subsidios) que del dinero ganado en el trabajo.
Según dijo, “entre un 55% y un 60% de todo el valor que se consumía dentro de la sociedad provenía de esos fondos sociales”, y solo el 40% del consumo dependía del salario.
Esa afirmación indica que el salario cubano no garantiza la subsistencia, y el modelo socialista se sostiene solo mientras el Estado subvencione parte del consumo. Pero esos fondos en Cuba, reducidos año tras año, ya no alcanzan para contener la crisis.
Salario nominal y salario real: Ganar más vs comprar menos
Sarmiento Cabanas, director de organización del trabajo en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, aportó cifras que, lejos de demostrar avances, exponen el deterioro del poder adquisitivo de los cubanos.
“El salario medio refleja un crecimiento de alrededor de un 16%, y en el sistema empresarial ha aumentado un 19%”, pero la inflación interanual ronda el 20%. En palabras simples: el cubano cobra más, pero su dinero vale menos.
“Si usted tiene un salario medio de 7.300 pesos y la inflación se incrementó un 20%, no podrá adquirir los mismos bienes y servicios que antes”, reconoció Sarmiento.
El propio funcionario explicó la diferencia entre salario nominal (lo que se paga en pesos) y salario real (lo que realmente puede comprarse). Lo que no dijo es que esa brecha se amplía cada mes, mientras los precios del mercado informal, donde realmente compra la gente, están fuera del alcance de la mayoría.
Autonomía empresarial sin autonomía real
Ambos economistas hablaron también de la supuesta “modernización de la gestión empresarial” y de un decreto que permitiría a las empresas estatales fijar sus propios salarios según resultados.
Sarmiento aseguró que “ya se han descentralizado facultades para aprobar los sistemas de pago”, y que unas 200 empresas están aplicando ese modelo. Sin embargo, él mismo reconoció que “entre el 27% y el 30% de las empresas tienen pérdidas”, lo que las deja sin margen para subir sueldos.
Por su parte, González admitió otra contradicción. “Podemos dar a una empresa estatal socialista todas las capacidades que queramos, pero si la obligamos a vender por debajo de su valor, ¿qué salario podrá pagar?”.
El Estado exige productividad, pero impone precios que impiden a las empresas estatales cubrir sus costos.
Del Estado a las mipymes: Fuga silenciosa de trabajadores
En medio de esta crisis, cada vez más trabajadores abandonan el sector estatal para emplearse en mipymes o pequeños negocios privados, donde al menos pueden aspirar a un ingreso real en moneda fuerte.
La pérdida masiva de talento y experiencia desde las empresas estatales hacia el sector privado, se ha convertido en el principal refugio económico de los profesionales. Sin embargo, los directivos estatales “no pueden doblar el salario” para retener a sus empleados, porque el sistema no se los permite.
Esta realidad deja al descubierto que el Estado no compite, controla, y que la llamada “autonomía empresarial” es solo un discurso mientras las empresas continúen sometidas a precios impuestos, límites administrativos y decisiones políticas que asfixian cualquier incentivo.
El debate televisivo terminó culpando a la inflación global, al “proceso de construcción del socialismo” y a las distorsiones heredadas.
“Si la productividad no sube, el salario no sube” aseguran los expertos, pero no mencionan que el país está en una crisis energética que pausa las producciones en todos los sectores y que el principal responsable de esa cruda realidad es el gobierno cubano.
Lo que el régimen no dice es que sin libertad económica ni autonomía real, la productividad nunca subirá. Y mientras eso no ocurra, el salario cubano seguirá siendo lo mismo de siempre, un número que no alcanza para cuadrar la caja.
Preguntas frecuentes sobre la crisis económica en Cuba y la vinculación de salarios a la productividad
¿Cuál es la propuesta del gobierno cubano para enfrentar la inflación?
El gobierno cubano propone vincular los salarios a la productividad como medida para enfrentar la inflación. Esta propuesta, defendida por los economistas Carlos Enrique González García y Guillermo A. Sarmiento Cabanas, busca incentivar el rendimiento laboral como base para mejorar los ingresos. Sin embargo, esta estrategia ha sido criticada debido a las condiciones sistémicas que limitan la producción, como la crisis energética y la escasez de materias primas, que no dependen directamente de los trabajadores.
¿Por qué no funciona el sistema de salarios en Cuba?
El sistema de salarios en Cuba no funciona porque el salario cubano no garantiza la subsistencia. Históricamente, los cubanos han dependido más de los "fondos sociales de consumo" que del salario para cubrir sus necesidades básicas. Además, la falta de autonomía empresarial y las políticas que obligan a vender por debajo del valor de mercado impiden que las empresas estatales puedan ofrecer salarios adecuados. Esta situación se agrava por la inflación, que erosiona el poder adquisitivo de los trabajadores.
¿Cómo afecta la inflación al poder adquisitivo de los cubanos?
La inflación en Cuba ha deteriorado significativamente el poder adquisitivo de los ciudadanos. Aunque los salarios nominales han aumentado, la inflación interanual supera esos incrementos, lo que significa que los cubanos pueden comprar menos bienes y servicios con sus ingresos actuales. En un contexto donde la inflación ronda el 20%, los aumentos salariales no son suficientes para contrarrestar el aumento de los precios, dejando a muchos trabajadores y jubilados en una situación precaria.
¿Qué alternativas económicas buscan los cubanos fuera del sector estatal?
Cada vez más cubanos están abandonando el sector estatal para buscar empleo en mipymes o pequeños negocios privados, donde pueden aspirar a un ingreso real en moneda fuerte. La fuga de trabajadores hacia el sector privado es una respuesta a la falta de competitividad del sector estatal, que no puede ofrecer salarios adecuados debido a las restricciones impuestas por el gobierno. Esta tendencia refleja la búsqueda de mejores condiciones económicas y laborales por parte de los ciudadanos.
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