
Vídeos relacionados:
El reconocido periodista estadounidense Daniel Allott lanzó esta semana una advertencia que resonó en todo el hemisferio: “Venezuela se está derrumbando… y Cuba también”.
En su artículo de opinión publicado en The Hill, el exeditor del influyente medio de Washington describió una crisis paralela que amenaza con hundir a dos regímenes autoritarios sostenidos durante más de dos décadas por la corrupción, el narcotráfico y la represión política.
Mientras el gobierno de Nicolás Maduro se tambalea bajo la presión internacional, el régimen de Miguel Díaz-Canel enfrenta un colapso estructural que ya supera la crisis del Período Especial.
Apagones generalizados, inflación descontrolada, desplome productivo y éxodo masivo conforman un panorama de ruina nacional que Allott calificó como “una caída lenta pero segura del sistema cubano”.
“Si Venezuela está tambaleante, Cuba empieza a caer”, resumió el analista, quien advirtió que la isla vive su peor momento en seis décadas, con una economía paralizada, una moneda sin valor y una sociedad exhausta.
Apagones, hambre y fuga masiva: Los síntomas del colapso
El texto de The Hill recogió datos estremecedores para sus lectores, pero que los cubanos viven como parte de su cotidianeidad, ente ellos el quinto apagón nacional en menos de un año que sufrió Cuba el pasado 10 de septiembre.
Lo más leído hoy:
La red eléctrica, corroída y sin mantenimiento, ha colapsado en doce ocasiones en los últimos 14 meses. En muchos pueblos, los cubanos cocinan a la luz de las velas, cargan sus teléfonos en el trabajo y duermen en azoteas para escapar del calor.
El deterioro energético arrastra al resto del país. Los envíos de petróleo venezolano, que durante dos décadas fueron el salvavidas económico del castrismo, se redujeron de 56,000 barriles diarios en 2023 a menos de 8,000 en junio de 2025.
La Habana depende ahora de cargamentos de emergencia enviados por Rusia o México, insuficientes para sostener la demanda interna.
El resultado es devastador: el peso cubano ronda los 450 por dólar en el mercado informal, los salarios estatales equivalen a menos de 20 dólares mensuales y el turismo —antiguo motor de la economía— se ha desplomado más de un 50 % en la última década.
En paralelo, la producción azucarera cayó por debajo de las 150,000 toneladas, el nivel más bajo desde el siglo XIX. “Hoy Cuba importa azúcar, una ironía trágica para un país que fue potencia agrícola mundial”, señaló Allott.
A todo ello se suma una crisis demográfica sin precedentes: más de dos millones de cubanos, cerca del 20 % de la población, han abandonado la isla en apenas cuatro años. El país pierde médicos, ingenieros y profesores a un ritmo que hace inviable cualquier recuperación interna.
Dos dictaduras gemelas en decadencia
El análisis de The Hill también subrayó la interdependencia entre La Habana y Caracas. Durante 25 años, ambos regímenes se sostuvieron mutuamente: Venezuela pagaba con petróleo, Cuba con inteligencia, médicos y aparatos de control político. Pero esa alianza “revolucionaria” se resquebraja.
“Cuba y Venezuela son dos revoluciones agotadas que se aferran a una ideología en ruinas”, escribió Allott.
El periodista citó al disidente cubano Óscar Biscet, quien definió ambos gobiernos como “dictaduras gemelas que se sostienen mediante la corrupción y el crimen transnacional”. Según Biscet, el castrismo “ocupa efectivamente las instituciones políticas y militares de Venezuela”, usando esa influencia para exportar represión y narcotráfico.
Un derrumbe con implicaciones hemisféricas
La advertencia final del artículo apuntó a Washington. Un colapso del régimen cubano, a solo 90 millas de Florida, tendría consecuencias inmediatas: nuevas olas migratorias, vacío de poder y riesgo de injerencia extranjera.
“Las luces que parpadean en La Habana —avisó Allott— podrían ser la próxima alarma del hemisferio”.
El diagnóstico llega mientras Estados Unidos refuerza su despliegue militar en el Caribe, como ha documentado CiberCuba en las últimas semanas, y cuando la líder opositora venezolana María Corina Machado llama a una alianza regional “para liberar a Cuba, Venezuela y Nicaragua del comunismo”.
Si Venezuela ya vive su derrumbe a la vista de todos, Cuba lo padece en cámara lenta, bajo un silencio oficial que no puede ocultar el desastre. Como concluyó Allott, “los pilares del socialismo cubano —energía, turismo, azúcar, salud y educación— se están desplomando todos a la vez”.
Y esta vez, ni Raúl Castro ni el petróleo de Maduro podrán sostenerlo.
Archivado en: