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La hermana del exministro cubano de Economía, Alejandro Gil Fernández, habló con Telemundo 51 sobre el proceso judicial contra el exfuncionario, acusado por el régimen de delitos graves como espionaje y lavado de activos.
María Victoria Gil reconoció las responsabilidades políticas y morales de su hermano, pero denunció la falta de justicia real en Cuba y el carácter político del juicio que se avecina.
Desde su residencia en Canarias, la expresentadora de televisión se pronunció sobre el proceso judicial que enfrenta su hermano, Alejandro Gil, quien fuera durante años una de las figuras más visibles del gobierno de Miguel Díaz-Canel.
"Alejandro Gil es culpable, es culpable del reordenamiento monetario, es culpable de la inflación, es culpable de la miseria, es culpable de la situación desesperada que tiene nuestro pueblo. Es culpable él y toda la cúpula, Díaz-Canel, Raúl, Marrero y todos los demás. Son culpables y serán juzgados en su momento, cuando en Cuba exista un gobierno democrático", afirmó.
Sin embargo, María Victoria subrayó que no acepta que sea juzgado por el régimen que ha llevado al país a la debacle actual.
"No pueden ser sus verdugos sus colaboradores", recalcó.
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La hermana del defenestrado dirigente recordó que durante años le advirtió sobre el rumbo que tomaba el país y su papel en ese deterioro.
"Muchas veces se lo dije: la única opción digna que tienes es dimitir y pararte y decir: 'este sistema es un fracaso y no voy a ser parte de él'. No lo hizo, porque confió, no creyó", sostuvo.
"Y estoy segura de que se benefició de las mieles del poder, como todo el mundo. Eso no lo pongo en duda", agregó.
"Pido perdón al pueblo de Cuba por la sangre que comparto con Alejandro Gil"
La también abogada recordó que su hermano no es un economista de formación, sino un ingeniero que ascendió en el aparato burocrático del régimen más por lealtad política que por conocimientos técnicos.
"Es ingeniero en explotación del transporte marítimo. No es economista. Solo hizo una tesis de economía, y su tutor fue precisamente Miguel Díaz-Canel. Los errores que cometió fueron por falta de conocimiento, pero eso no lo exime de culpa", expresó.
"Pido perdón al pueblo de Cuba por la sangre que comparto con Alejandro Gil", añadió.
A pesar de sus críticas, denunció que el proceso judicial en su contra es una maniobra política para fabricar un chivo expiatorio del desastre nacional.
"Mi hermano sabe muchas cosas que no les conviene a mucha gente que se sepa… ¿alguien puede creer que Alejandro Gil actuó solo?", cuestionó.
Un juicio cerrado y sin garantías
La abogada recordó que su hermano fue separado de sus funciones el 2 de febrero de 2024 y, un mes después, el noticiero oficial anunció que sería investigado por "graves errores". Desde entonces -criticó- ha reinado el silencio y la opacidad.
El exministro permanece en prisión provisional desde hace más de un año y medio, acusado de espionaje, malversación, cohecho, evasión fiscal, lavado de activos y falsificación de documentos públicos, entre otros delitos.
La Fiscalía presentó las actuaciones ante el Tribunal Supremo Popular el 31 de octubre y, según su hermana, el juicio se celebrará antes de que termine el año.
"Han puesto el delito de espionaje precisamente para tener el amparo legal que les permita hacer un juicio cerrado. En Cuba no hay división de poderes: el Estado acusa, juzga y condena. Esa sentencia de cadena perpetua ya está dictada", afirmó.
Según María Victoria, la defensa de su hermano -encabezada por el abogado penalista Dr. Solar- "poco puede hacer ante una decisión política de esa magnitud". Aun así, pide apoyo internacional para exigir un juicio público y transparente.
"Lucharé por la verdad aunque no tenga esperanza. Mi hermano está destruido, pero merece defenderse ante el pueblo cubano", precisó.
Una familia dividida por el poder
Días atrás, la hija del exministro, Laura María Gil González, también rompió el silencio para pedir que el juicio de su padre sea público.
En su mensaje, difundido en redes sociales, apeló a los artículos 54 y 48 de la Constitución cubana -que reconocen la libertad de expresión y el derecho al honor- para exigir transparencia y rechazar la manipulación oficial.
"Me uno a la solicitud popular de hacerle un juicio a puertas abiertas, donde participe todo el que desee, y sea televisado en vivo. Mi padre también lo está exigiendo desde el primer día", escribió Laura María, empleada del Ministerio de Comercio Exterior hasta hace poco.
Un caso que sacude al régimen
El caso de Alejandro Gil, acusado de una decena de delitos -entre ellos espionaje, cohecho, malversación, tráfico de influencias y lavado de activos-, ha sacudido los cimientos del gobierno cubano.
El régimen lanzó la campaña digital #CeroImpunidad, intentando proyectar una imagen de disciplina institucional, mientras la opinión pública dentro y fuera de la isla percibe el proceso como una operación política para distraer la atención de la crisis económica y social que enfrenta el país.
En ese contexto, las palabras de María Victoria Gil aluden a la culpa de su hermano en la debacle económica cubana, pero también a la hipocresía del régimen que ahora lo juzga.
"Sí, mi hermano es culpable de la miseria, de la inflación, del reordenamiento… pero también lo son todos los que hoy lo acusan. Él debe rendir cuentas, pero ante un pueblo libre, no ante sus verdugos", demandó.
Su testimonio, mezcla de dolor, autocrítica y denuncia, desnuda las grietas de un sistema que, en su opinión, "ya no puede continuar".
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