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El tiempo previo a que el Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) deportara a José Barco-Chirino, sargento de 39 años, revelan una historia todavía más oscura, rota e injusta de lo que ya conocía el público cubano.
Documentos militares, testimonios de médicos, declaraciones de su esposa e informes de prensa confirman que el veterano herido en Iraq, hijo de exiliados cubanos y condecorado con un Corazón Púrpura, nunca debió haber sido reenviado al combate, nunca recibió tratamiento adecuado por sus lesiones y el Estado fue quien perdió su solicitud de ciudadanía.
"Es la historia de múltiples fallos del ejército estadounidense con uno de sus propios soldados, de un hombre que luchó y derramó su sangre por Estados Unidos creyendo que se estaba ganando el derecho a ser llamado estadounidense, solo para encontrarse en un proceso de deportación, y de la trágica confluencia de una nueva era de política migratoria y una desafortunada coincidencia en el momento de la libertad condicional", dijo a NPR Anna Stout, exalcaldesa de Grand Junction, Colorado.
“Cuba”: el apodo del veterano en detención
De acuerdo con un reportaje de NPR publicado en el mes de abril, dentro del centro de detención de ICE en Texas, José Barco no era “el héroe” ni “el del Corazón Púrpura”. Era simplemente conocido como “Cuba”.
Aunque nació en Venezuela, Barco es producto directo del exilio cubano. Su padre fue preso político en Cuba, encarcelado por oponerse al régimen. Tras salir de prisión, la familia huyó primero a Venezuela, donde José nació, y luego pidió refugio político en Estados Unidos.
Tenía solo cuatro años cuando llegó al país donde crecería, estudiaría y terminaría sirviendo como soldado.
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Durante toda su infancia escuchó la historia del exilio cubano en su propia casa. Por eso, cuando cayó detenido por ICE, los demás inmigrantes lo reconocían como uno que hablaba con un tono caribeño; hijo de disidentes cubanos, criado en Estados Unidos.
Ese origen, irónicamente, terminó agravando su tragedia. Cuando ICE intentó deportarlo a Venezuela, las autoridades venezolanas lo rechazaron. Según reportó NPR, dudaron de su acta de nacimiento, dijeron que “sonaba cubano” y que su historia no correspondía a la de un venezolano.
Uno de los funcionarios llegó a decirle: “Para usted no es bueno estar aquí. Usted no es de aquí. No tiene a nadie”, resalta NPR.
Sobre ese tema, el veterano dijo a CNN: “Mi servicio, mi sacrificio, mi derramamiento de sangre no importaron. Soy básicamente un hombre sin país”.
Un héroe en Iraq al que el Ejército no protegió
La historia militar de José Barco está ampliamente documentada por Frontline (PBS), que emitió un reportaje en 2010 sobre su unidad titulado "El pelotón herido”. Fue enviado a Iraq en dos ocasiones, participó en combates intensos y, en 2004, sobrevivió a un ataque con coche bomba que lo lanzó contra un muro mientras sus compañeros quedaban atrapados bajo un Humvee en llamas.
El médico militar Ryan Krebbs declaró a NPR: “Estaban inconscientes cuando él los sacó. Barco estaba en llamas después de levantar el vehículo.”
Por esa acción recibió el Corazón Púrpura, una condecoración militar de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos que se otorga a los miembros heridos o muertos en combate contra fuerzas enemigas. Pero la parte más crítica ocurrió después cuando su lesión cerebral traumática no fue diagnosticada ni tratada.
Frontline confirmó que no existe en sus registros médicos iniciales evidencia de que quedara inconsciente o de que se sospechara una TBI, pese a que meses después sufría insomnio, pesadillas, irritabilidad y pérdida auditiva.
El Ejército lo envió de vuelta al combate pese a sus lesiones
Su esposa, Tia de Barco, explicó en exclusiva a Fuser News que hoy en día el Ejército no permite que un soldado con heridas de esa magnitud regrese al combate: “Eso ahora está prohibido. Pero a José sí lo mandaron de vuelta.”
Barco regresó en 2006 a Iraq, durante uno de los años de violencia más intensa.
Al volver a Estados Unidos, le recetaron Ambien, un medicamento que puede causar episodios de sonambulismo y conductas automáticas. Pero, dos semanas antes del incidente que lo llevaría a prisión le cambiaron la medicación, según explicó su esposa.
“Estás en guerra cuatro años, vuelves, te cambian los medicamentos y te metes en una discusión donde te están agrediendo… puedes sentir que estás otra vez en combate”, señaló.
Ese episodio de 2008, en el que hirió a una joven embarazada terminó con una condena de 15 años. El día que salió de prisión, ICE ya lo estaba esperando.
Un dato importante lo confirmó NPR, cuando informaron que su comandante en Iraq, el teniente coronel Michael Hutchinson, certificó que Barco completó su solicitud de naturalización en 2006 y que era completamente elegible.
En su memorando, citado por NPR, Hutchinson escribió: “Su aprobación debía haber ocurrido a finales de 2006. El paquete se perdió.”
Años después intentó solicitar de nuevo la ciudadanía, sin éxito, como han documentado CNN, Arizona Mirror y NewsNation.
Una campaña en GoFundMe también se ha convertido en un documento esencial para entender la magnitud de su caso. Además de buscar fondos; es una denuncia pública contra la forma en que Estados Unidos trató a un soldado que sangró por ese país.
La campaña subraya el origen cubano de su familia y el simbolismo de su servicio militar: “El sargento Barco hizo lo que la mayoría de los estadounidenses no hace, y lo hizo porque este país le dio a él y a su familia un hogar cuando huían del régimen cubano.”
Solicita ayuda para cubrir gastos legales, necesidades básicas y atención médica, recordando que Barco ya no puede acceder a los servicios de la VA tras la deportación:
“Sus contribuciones ayudarán a cubrir honorarios legales, asegurar lo básico mientras reconstruye su vida en un país extranjero, y proveer el pago inicial para su atención médica mientras su familia enfrenta las pocas opciones disponibles a través del Programa Médico para Extranjeros de la VA.”
En abril de 2025, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) reconoció que había más de 900 veteranos deportados o en riesgo de ser deportados, a pesar de su servicio militar.
Para organizaciones de veteranos, ese dato es devastador. Como dijo Ricardo Reyes, director de VetsForward, citado por Arizona Mirror: “Cuando un veterano es deportado, todos los veteranos son deshonrados.”
Preguntas frecuentes sobre la deportación de José Barco-Chirino
¿Por qué fue deportado José Barco-Chirino, veterano condecorado del Ejército de EE.UU.?
José Barco-Chirino fue deportado debido a problemas legales y falta de ciudadanía. A pesar de su servicio militar y condecoración con un Corazón Púrpura, Barco enfrentó problemas legales tras un incidente violento en 2008, lo que resultó en una condena de 15 años. Además, aunque solicitó la ciudadanía, su solicitud se perdió, dejándolo sin el estatus necesario para evitar la deportación.
¿Cómo afectaron las acciones del ICE a José Barco-Chirino después de su liberación de prisión?
El mismo día de su liberación, ICE detuvo a José Barco-Chirino para deportarlo. A pesar de haber cumplido su condena y completar programas de rehabilitación, ICE lo detuvo inmediatamente tras su salida de prisión, reflejando la práctica de deportar a veteranos con antecedentes legales sin considerar su servicio militar.
¿Cuál ha sido la respuesta de la comunidad de veteranos ante la deportación de Barco?
La deportación de Barco ha sido vista como una traición por la comunidad de veteranos. Activistas y defensores de veteranos han expresado que esta acción deshonra a todos los veteranos, resaltando que el país que Barco defendió no le dio la protección ni el reconocimiento que merecía tras su servicio.
¿Qué complicaciones enfrentó Barco en su proceso de solicitud de ciudadanía estadounidense?
La solicitud de ciudadanía de José Barco se perdió, afectando su estatus legal. A pesar de ser elegible y haber completado su solicitud de naturalización en 2006, el paquete de documentos se perdió, lo que le impidió obtener la ciudadanía y contribuyó a su posterior deportación.
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