Niño de 11 años vende pudines en Santiago de Cuba: “Mi abuelito me enseñó a ayudar”



La historia ha conmovido en redes. Casos similares se han reportado en otras provincias.

Con solo 11 años, vende pudines en Santiago de Cuba © Facebook / Yasser Sosa Tamayo
Con solo 11 años, vende pudines en Santiago de Cuba Foto © Facebook / Yasser Sosa Tamayo

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Un niño de 11 años fue visto vendiendo pudines en las calles de Santiago de Cuba, según una denuncia publicada en Facebook por el activista y escritor Yasser Sosa Tamayo, quien compartió imágenes y un extenso relato sobre el hecho.

“A veces uno camina por la vida distraído, hasta que la realidad te agarra por el cuello y te obliga a mirar. Hoy fue así: un niño de 11 años caminando por una acera rota, con chancletas fatigadas, cargando sobre un brazo una bandeja de pudines... y sobre los hombros, sin saberlo, el peso completo de un país fracturado”, escribió Sosa en su publicación en Facebook.

“Eso no es tierno. Eso no es admirable. Eso es violencia”, agregó.

El activista relató que un hombre mayor quiso comprarle un pudín, pero no tenía suficiente dinero, y que el niño respondió: “Tranquilo, abuelo, yo repongo el dinero.”

Cuando Sosa le preguntó por qué lo hacía, el menor dijo: “Porque mi abuelito me enseñó a ayudar.”

En el texto, Sosa añadió: “Un niño que ayuda mientras la vida lo golpea es la prueba más feroz de que la bondad puede nacer incluso en medio del naufragio. Pero esto no es un relato bonito ni una postal para enternecer corazones distraídos. Esto no es un homenaje, esto es una denuncia.” “Un niño trabajando no es normal. Un niño resolviendo no es normal. Un niño sosteniendo la economía emocional y material de una casa no es normal. Es una falla colectiva. Es un fracaso social. Es la evidencia brutal de que la pobreza está devorando lo que debería ser sagrado: la infancia", lamentó.


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La publicación que ya supera las 1,400 reacciones recibió decenas de comentarios en pocas horas. La mayoría expresan tristeza, indignación y empatía ante la realidad que describe.

Facebook / Yasser Sosa Tamayo

“Eso me da un dolor, no es su tiempo de lucha, pero vergüenza y dignidad tiene y amor hacia los demás, qué corazón dar lo que vende a lo el señor pudo darle bendiciones príncipe Dios te cuida y te duplicará tu acción”, escribió una usuaria.

Otro comentario señaló: “Qué triste anécdota y la imagen, además con un buen corazón el niñito, Dios lo bendiga y a todos los niños de Cuba y del mundo que están pasando trabajo con una niñez que no merecen.”

Una persona contó una experiencia parecida: “Son muchos los que andan así, acá en la Habana es más visible, por aquí por mi zona en Manglar Centro Habana, no es muy común, pero por aquí por mi cafetería, pasa un niño de 9 o 10 años, que nos dice que le demos la basura para botarla y le demos algo de dinero, por supuesto yo no lo permito, le damos de comer y algo de confituras y se pone feliz, le preguntamos porque no está en la escuela y dice que es hasta la una y que luego sale a luchar, es muy doloroso ver como están perdiendo su infancia y muchos de los que tienen que velar por ellos, los ven y nada hacen, siguen ignorando la cruel realidad. Yasser Dios te cuide y acompañe siempre, Bendiciones.”

Otros usuarios denunciaron la desigualdad: “Lo más triste es que mientras este niño que debería estar estudiando, jugando o viendo la TV, está luchando por sobrevivir los hijos de los que se llenan la boca proclamación igualdad están estudiando en universidades privadas en Europa o sencillamente disfrutando de sus negocios en el extranjero.”

También hubo mensajes de dolor compartido: “Yo como usted veo y me duele, donde vivo niños y niñas cargan agua por dinero, flaquitos, los cubos, galones y tanques pesan más que ellos. Duele"; “Cuba duele, no fue para esto que lucharon nuestros padres"; “Hasta eso le han quitado a este pueblo, que los niños puedan ser niños solamente".

Otras historias similares

La historia del niño santiaguero no es un hecho aislado. En distintas provincias del país se han reportado casos parecidos. En la propia ciudad oriental, otro niño de nueve años fue visto vendiendo pastillas de pollo en la calle Enramadas para ayudar a su familia. “Cada moneda que él suma es un sueño que se pierde. Cada adulto que mira sin actuar es parte de esta tragedia”, escribió Sosa Tamayo sobre ese caso.

Más al centro del país, dos hermanos en Ciego de Ávila recorren ocho kilómetros cada día para vender guayabas y así ayudar a su madre. Un hombre que los conoció relató: “Podemos surtir en conjunción un poquitico de felicidad en una niña y un niño que si los has visto por ahí, sabrás que derrochan alegría aún trabajando fuera de lo que la lógica cronológica indica.”

También en el centro de la isla, un niño de nueve años llamado Kevin vende pomos de shampoo “para comprarle comida a mi mamá y a mi hermanito, que tiene 7 años, y también para comprarme un paquete de pellys”, según relató en una entrevista. En esa misma provincia, un adolescente de quince años con una traqueotomía, conocido como Tito, trabaja vendiendo pizzas en la calle para contribuir al sustento familiar, a pesar de su delicado estado de salud.

“No lo normalicemos jamás”

En un comentario posterior, Sosa Tamayo resumió su reflexión sobre el tema: “La pobreza no debería convertir a un niño en adulto antes de tiempo. Que esta historia nos sacuda, nos duela y nos obligue a mirar lo que muchos prefieren ignorar: la infancia se está desangrando a la vista de todos. No lo normalicemos jamás.”

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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un editor antes de su publicación.




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