La Habana se cae a trozos y el Gobierno de Miguel Díaz-Canel quiere ahora "hacer lo más grande" por ella para celebrar los 500 años de una ciudad con un déficit habitacional de 880.000 viviendas, según datos anteriores al paso del huracán Irma y donde en mayo pasado hubo más de 100 derrumbes debido a la tormenta tropical Alberto.
A eso hay que sumarle el eterno problema del transporte público. La propia prensa oficialista admite que este servicio sigue sin poder cubrir la demanda. Hay al menos cinco zonas de la ciudad a las que no llegan las guaguas y de los 718 ómnibus que deberían cubrir las rutas de la capital, unos 100 están en el taller, lo que hace que los pasajeros tengan que esperar en las paradas entre una hora y hora y media.
Este año se han dejado de transportar diariamente 227.000 pasajeros en La Habana, debido sobre todo al déficit de ómnibus pero también a problemas organizativos y de indisciplina laboral y tecnológica, así como a la falta de choferes, de directivos y de técnicos en las diferentes terminales.
A eso hay que sumarle el gran problema de la basura, que supuestamente le quita el sueño al gobernante cubano Miguel Díaz-Canel. Autoridades de La Habana han reducido de forma “drástica” los vehículos encargados de recoger desechos sólidos en las calles de la ciudad, alegando que su costo es muy alto y que el embargo estadounidense obstaculiza la importación de piezas de repuesto.
Para recoger la basura que genera La Habana, cada día se requieren más de 90 camiones para cubrir la densidad urbana de los 15 municipios habaneros, con una población de más de 2 millones de ciudadanos.
La reducción de camiones de la basura agudizará aún más el panorama sanitario en la ciudad, bajo amenaza mortal de dengue hemorrágico y zika, y a las puertas de su aniversario número 500.
Según recoge el diario oficialista Granma, "Hacer por La Habana, lo más grande es el desafío común que convoca a todos en el entorno capitalino".
¿Por qué ha esperado tanto el Gobierno cubano para hacer lo más grande por La Habana?
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