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Mientras la industria azucarera de Cuba enfrenta un colapso histórico, con rendimientos ínfimos y una evidente incapacidad para cubrir las necesidades básicas de su población, el régimen prioriza el envío de expertos a otros países.
En Guyana, un grupo de 20 ingenieros cubanos, entre ellos Arturo Proenza García, de Puerto Padre, trabaja en la implementación de tecnologías modernas para optimizar la siembra de caña y la producción de azúcar, logrando resultados positivos en el central Albion Sugar Estate, reportó la emisora oficialista Radio Libertad en su perfil de Facebook.
A pesar de que en Guyana la producción es en su mayoría manual, los especialistas cubanos introducen técnicas como la siembra con surco de base ancha, fertilización, uso de herbicidas y mecanización, contribuyendo a incrementar los rendimientos agrícolas en áreas destinadas al corte mecanizado.
También desarrollan áreas demostrativas y maquinaria como un surcador en fase de prueba en talleres locales, señaló la emisora oficialista.
“Arturo Proenza García, junto al grupo de expertos cubanos, obtienen resultados positivos en el central Albion Sugar Estate de Guyana, el cual procesa más de 4 mil toneladas, de ellas el 94 % de forma manual y el 6 mecanizada”, señaló Radio Libertad.
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La ironía es evidente: mientras en el extranjero los ingenieros cubanos impulsan avances significativos, en Cuba la industria que una vez fue su emblema nacional se encuentra al borde del abismo, incapaz de garantizar siquiera la cuota básica de azúcar para sus ciudadanos.
Este contraste expone las prioridades erráticas del régimen, dejando a los cubanos enfrentando la escasez y el deterioro económico en su propio país.
Sin embargo, no es la primera vez que el régimen protagoniza este tipo de absurdas ironías. En abril último, el gobierno de Guyana contrató a un grupo de ingenieros cubanos para revitalizar el sistema eléctrico de su país, mientras Cuba enfrentaba una profunda crisis energética.
En contraste, mientras la cantidad de azúcar disponible para los cubanos a través de los productos racionados sigue disminuyendo, el régimen llevó a cabo una zafra azucarera con apenas 15 centrales operativos, dejando en evidencia la profunda crisis que afecta al sector.
No obstante, Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República, enfatizó en una sesión plenaria celebrada en La Habana en octubre último, la necesidad de que los trabajadores azucareros se mantengan comprometidos, y aseguró que la clase obrera “no le fallará a la Revolución”, citó el diario oficialista Trabajadores.
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