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El testimonio de una doctora cubana de misión en Venezuela que desertó

Tenían que auscultar en una jornada laboral entre 40 y 50 pacientes y cuando el número no alcanzaba la obligaban a mentir.

Doctora cubana en Venezuela (imagen de referencia) © Embajada de Cuba en Venezuela
Doctora cubana en Venezuela (imagen de referencia) Foto © Embajada de Cuba en Venezuela

Este artículo es de hace 4 años

Los médicos cubanos en Venezuela son esclavizados y controlados por el Gobierno de la Isla durante su estadía en la nación petrolera. Así lo describe a CiberCuba una galena, quien hace un año atrás desertara y tomara refugio en Colombia.

“Nos forman con unos principios humanos y cuando llegamos a Venezuela es otra historia muy diferente”.

La doctora original de Santiago de Cuba -quien ha preferido permanecer en el anonimato- se graduó en julio del 2017 en la especialidad de cuidado intensivos. Cuatro meses más tarde, decidió irse a Venezuela.

“Irse de misión es la única vía de uno poder obtener algún beneficio, para así ayudar a la familia”, declaró la santiaguera que prefirió no identificarse.

Según relató, la misión médica en Venezuela es muy distinta a lo que describen los funcionarios del Ministerio de Salud Pública. “Cuando tu llegas te enfrentas a la realidad, a la suciesa que se vive allí, a la esclavitud a la persecución”.

La recién graduada fue enviada a un poblado rural dentro del estado de Portuguesa, donde recibió durante tres días cursos políticos. Al arribar al Centros de Diagnóstico Integral (CDI) de su municipio se percató de que no había jabón para lavarse las manos, ni materiales básicos de oficina (papel, lapiceros y hojas).

“Yo trabajé con mis medios y con lo que los pacientes me podían regalar”, indica.

De acuerdo con el testimonio, al estar ubicada en un campo “no se trabajaba tanto”, por lo que la coordinadora de su CDI quería que mintiera, constantemente, con respecto al número de pacientes en la sala.

“En Cuba exigen tanto el método clínico para ahorrar los recursos cuando llegamos a Venezuela no es así”, comenta. “Al paciente hay que mandarle Rayos X, hemograma completo, simplemente, por una tos”.

Los ingresos eran obligados, a pesar del criterio del especialista, para cubrir las estadísticas del centro.

Debido a un problema con otro médico -situación ajena a la santiaguera- la galena fue reubicada al municipio Guanare, también conocida como "Guanaguanare", capital del estado de Portuguesa.

“Me dijeron 'recoge que te vas para Guanare' sin contar conmigo, osea, simplemente éramos unos títeres de ellos”.

En el nuevo consultorio -relata la doctora- le prohibieron atender a enfermos simpatizantes con el movimiento opositor. Se les demandaba hablar con los enfermos para que votaran a favor del régimen de Nicolás Maduro. Y tampoco podían aceptar regalos de los pacientes.

La experiencia en este CDI “fue mucho peor”, al ser un centro médico de referencia. “Por un uñero tenía que ingresar a las personas”, afirma.

Tenían que auscultar en una jornada laboral entre 40 y 50 pacientes y cuando el número no alcanzaba se veían obligados a mentir, para que “todo se viera en orden” durante las visitas del Estado Nacional.

La galeno fue amenazada en varias ocasiones, por parte de los directivos de la misión y forzada a cumplir con “las estadísticas”. “Vivimos amenazados aterrorizados con todo aquella situación”.

Durante las “reuniones de brigada”, igualmente, se les obligaba a discutir sobre temas políticos, ya que todo lo que dijeran era apuntado.

Los coordinadores revisaban y controlaban el contenido de los refrigeradores de los doctores cubanos, para ver si tenían comida obsequiada por los pacientes. Sobre todo, porque los alimentos que se les otorgaban eran de mala calidad e insuficiente.

Incluso, antes de su partida, circuló “un reglamento para las nuevas normas para la alimentación”. El documento oficial dictaminaba que los cubanos tenían que donar parte de su “mísero” salario para pagar su propia alimentación.

“Para nadie es un secreto que los médicos viven con el dinero que les manda su familia de Cuba”.

Los especialistas cobran su “estipendio” a través de una tarjeta bancaria, que no es tramitada por la misión o por las autoridades de la Isla en el país petrolero. Según la cubana, los galenos tienen que salir en horas de la madrugada -en territorios peligrosos- y hacer extensas filas para conseguir el material de identificación.

“Si no te ocupas, o te preocupas, te mueres porque no te dan tu salario hasta que no te haces la tarjeta”.

Por causa de todos estos sucesos, la santiaguera se enfrentó y opuso a muchas de las medidas y acciones realizadas por parte de los directivos de la misión. Esto llevó a que fuera amonestada públicamente el 19 de marzo de 2018.

“Me sentía perseguida. Según ellos, yo cometí indisciplinas como no estaba de acuerdo con las mentiras”, afirma. “Yo fui a trabajar, yo no fui a hacer política, porque tenía necesidad”.

Seis meses luego de haber iniciada su trabajo como médica en Venezuela, tomó la decisión de desertar.

“Sabía que entrar a esa oficina me iban a agarrar a la fuerza, me iban a montar en una camioneta y me iban a llevar a la coordinación del municipio, aislada sin teléfono como en una prisión”.

“Yo dije: no yo no voy a vivir más nunca esclavizada, quiero mi libertad salí y me perdí. Crucé la frontera en Cúcuta”.

La cubana, madre de un niño de 5 años, dice no arrepentirse del camino tomado. Afirma que en estos 12 meses en Colombia ha pasado “hambre”, “necesidad” y que muchas veces, no ha tenido dónde dormir. No obstante, se mantiene fuerte a la espera de la reactivación del Parole.

Cuban Medical Proffesional Parole, permitía a los médicos de la Isla pedir asilo en cualquier embajada de los Estados Unidos. Esa medida fue efectiva hasta 2017, cuando el expresidente Barack Obama la suspendió antes de dejar la administración de la Casa Blanca.

“Nos tienen que ayudar a salir de esta situación porque nosotros somos profesionales yo estudié seis años en mi carrera sacrificando”, declara con respecto a la medida.

“Queremos que nuestro título tenga algún valor ,que nos den la posibilidad de llegar a los Estados Unidos que es donde queremos llegar”.

Arribar a la nación norteamericana es para la santiaguera -como para otros- un sueño. Al parecer es la única vía que tienen de ser libres y, mediante su trabajo honrado, ayudar a mantener económicamente a sus familias en la Isla, sin la intromisión del Gobierno cubano.

En un año que lleva la especialista en Colombia se le ha dificultado conseguir empleo y documentos que regulen su estatus legal en el país. A partir de la actual crisis que se vive en Venezuela, las oficinas migratorias tienden a priorizar a estos ciudadanos, excluyendo a los cubanos.

El pasado 10 de enero, los políticos cubanoamericanos Bob Menéndez y Marco Rubio presentaron una resolución ante el Senado de Estados Unidos para restaurar el programa de refugio. No obstante, hasta la fecha no se ha obtenido una actualización de la iniciativa.

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