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Abel Prieto, matón de galeradas

Prieto Jiménez, que finge ser intelectual, se comporta como un guardián de las esencias del régimen que le paga y se arriesga una y otra vez a quedar en ridículo ante todos

Abel Prieto, Director de Centro de Estudios Martianos de Cuba © Cubadebate / Ismael Francisco
Abel Prieto, Director de Centro de Estudios Martianos de Cuba Foto © Cubadebate / Ismael Francisco

Este artículo es de hace 4 años

El Director de Centro de Estudios Martianos de Cuba, Abel Prieto Jiménez, sigue instalado en la felonía que padecen muchos cubanos y que consiste en hincar el diente ideológico y de la crítica a la carne inerte y flácida, carente de opciones para defenderse.

Pasó cuando aparecieron en televisión Papito Serguera, el “Gordo” Quesada y Luis Pavón Tamayo; y unos aguerridos se lanzaron a degüello de los tres zombis, en vez de haber tenido el valor necesario para criticar a Fidel y Raúl Castro por aquella política cultural de grises quinquenios.

Acaba de ocurrir ahora a la muerte de Roberto Fernández Retamar, con muchos exaltados incapaces de separar su importante obra poética y ensayística y su calidad como profesor universitario, de su militancia política.

Que ocurra esta lapidación interesada en personas comunes es una tristeza, aunque dispensados por su ignorancia; pero que Prieto Jiménez se escude en una glosa a Don Fernando Ortiz para arremeter contra Guillermo Cabrera Infante, acusándolo de anticubano y antimartiano, basándose en un trozo de Mea Cuba, las memorias parciales del escritor sobre la revolución cubana, constituye una bajeza típica de un indigente moral.

La condición de cubano la otorga el nacimiento, entre otras reglas legales, y no la militancia política del ciudadano, salvo que Prieto Jiménez pretenda que la cubanidad se limite a la capacidad del sujeto para bailarle el agua a la dictadura castrista, como hacen incontables simuladores, que luego pasan por La Habana con regalos para él, por haberles facilitado la condición de gusañeros, cuando convirtió la UNEAC en un turoperador.

Prieto Jiménez, que finge ser intelectual, se comporta como un guardián de las esencias del régimen que le paga y se arriesga una y otra vez a quedar en ridículo ante todos, incluida la nomenklatura tardocastrista que lo reconocen frustrado y amargado; mientras que los creadores beberán ron para aliviar la náusea.

Muy mal debe sentirse Prieto Jiménez en su latitud actual cuando tuvo la desfachatez de citar a Leonardo Padura para comentarle: 'Poeta, te reuniste con Carlos Alberto Montaner, está feo eso…' Circunstancia totalmente incierta, pues había sido un encuentro circunstancial entre dos autores cubanos en un evento internacional y no ha reunión provocada por ambos o por uno de ellos.

Una pena que en su rabieta infantil de no estar ya en el hit parade tardocastrista -menuda fiesta- Prieto Jiménez haya perdido hasta la capacidad de escuchar a sus mayores y de olvidarse que cuando las discusiones sobre la inclusión o no de Guillermo Cabrera Infante en el Diccionario de la Literatura Cubana, Ambrosio Fornet zanjó el tema: 'Si no lo incluimos; brillaría por su ausencia'.

Afortunadamente para la cultura cubana y para literatura mundial, Guillermito -el niño pobre de Gibara deslumbrado con el cine y La Rampa, comunista en los años en que serlo implicaba riesgos- seguirá vivo en cada amanecer en el Trópico; mientras que su atacante, será prescindible matón de galeradas.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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