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Ulises Toirac: Estoy viendo moverse las cosas en una dirección indeseable que puede desembocar en enfrentamiento civil

"No se puede dialogar si no aceptas más que tus puntos de vista”, señala el popular actor cubano

El actor Ulises Toirac © Facebook / Ulises Toirac
El actor Ulises Toirac Foto © Facebook / Ulises Toirac

Este artículo es de hace 3 años

El popular actor y humorista cubano Ulises Toirac compartió una reflexión en la que confiesa su preocupación por la respuesta que están dando las autoridades ante el escenario de diálogo y reivindicación de derechos planteado por las acciones del Movimiento San Isidro (MSI) y los artistas, intelectuales y activistas de la sociedad civil que protagonizaron la sentada del 27N frente al Ministerio de Cultura.

Las cosas se están moviendo “en una dirección indeseable, que casi seguro desemboque en un enfrentamiento civil de no poner las cosas en el nivel que van y dar respuestas realmente valientes a los acontecimientos”, dijo el actor.

“No se puede tener respeto si te lo niegan, ni pedir incondicionalidad si condicionas. No se puede acordar algo para luego acusar y romper acuerdos. No se puede llamar a manifestaciones en las que te acusen de cualquier cosa que no eres e impedir que respondas de alguna manera. No se puede dialogar si no aceptas más que tus puntos de vista”, dice Toirac en un post que publica en su cuenta de Facebook.

Toirac se posiciona a favor de un diálogo real, no de simulacros pensados para ganar tiempo y diluir la presión; y lo hace defendiendo la libre expresión y los derechos políticos. “Yo siempre he dicho que, en un proyecto plural, si solo se escucha una voz, por un lado los errores llueven, y por otro, no es realmente un proyecto plural. Deben existir voces y opiniones. No sólo las divergentes, sino las contrarias. Muchas veces esas son las voces de la razón y siempre el criterio múltiple es la mejor manera de perfeccionar el proyecto realmente”.

Toirac reconoce que son muchos los que le escriben en público y privado, invitándole a que comparta sus ideas sobre “los hechos acaecidos en San Isidro y en el Ministerio de Cultura”, pero se muestra reacio a participar en ese debate público porque “nosotros los cubanos somos muy intensos e intransigentes y la gente (a todos los niveles y desde todos los extremos) se niega a dialogar”.

“No escribo ahora por invitación de nadie”, señala el humorista. “Escribo porque algunos creen que puedo tener algún tipo de miedo. Siempre lo he tenido. Hay mucha literatura que reconoce que si no existe miedo en situaciones extremas, entonces eres un imbécil, o un loco”, reconoce un actor que, desde su primera película, Alicia en el pueblo Maravillas, ha entendido el humor como herramienta intelectual para lidiar con las grandes y pequeñas tragedias cotidianas.

Instaurado en cierta lógica frentista difícil de superar tras más de medio siglo de proyecto excluyente, belicista y totalitario, Toirac declara que su “máximo deseo es que no suceda un enfrentamiento armado y/o violento en este país”. Un escenario que resulta imposible siquiera de imaginar cuando el enfrentamiento actual es la respuesta del régimen que tiene las armas y el monopolio de la violencia, a la sociedad civil pacífica que reclama derechos y libertades.

“Hay muchos que quiero en todos los 'bandos'. Un derramamiento de sangre (como algunos propugnan) es lo más catastrófico y desgarrador. Me duele que haya quien lo propugne y me duele mucho más que lo propugnen de lejos. Es cobarde a mi juicio”, afirma el actor de Adorables mentiras, fijando su atención en las minoritarias expresiones violentas o extremistas que conforman la opinión pública nacional. Sin duda hay quienes propugnan actos violentos, pero llamar la atención sobre ellos cuando se opina sobre el MSI o el 27N, podría restar visibilidad al mensaje pacifista y no violento de la mayoría de actores de la sociedad civil.

Toirac detecta que las cosas se están moviendo “en una dirección indeseable, que casi seguro desemboque en un enfrentamiento civil". En este caso, las antenas de Toirac parecen detectar las señales de un régimen inquieto y temeroso de los acontecimientos que se están desarrollando. Un régimen que está más cerca de provocar un “derramamiento de sangre”, por poseer las armas y el know how necesario para ello, que aquellos que dice Toirac lo propugnan desde lejos.

El humorista se opone “a la intromisión extranjera y a los pagos de manifestaciones. Porque en primer lugar, y si es para la patria, es para y por cubanos. Y eso es para mí primordial. Quienes sufran, que hablen, y quienes tengan el deber de escuchar y responder, que escuchen y respondan”. Dice Toirac que esa “intromisión extranjera” deslegitima cualquier expresión y la convierte en un acto de manipulación o interesado.

“Cuba es de los cubanos. De todos los cubanos. De todos los que quieran verla prosperar y quieran luchar limpiamente por ello. Nos lo merecemos nosotros y nuestros nietos. Y es hora (aunque no veo el final de nuestros miserables intereses individuales y nuestras intransigencias) que prime la Nación”, manifiesta Toirac en un mensaje que cada vez se escucha con más fuerza en boca de los cubanos. Un mensaje incluyente que contrasta con la “Cuba para los revolucionarios” del régimen y que, libre del maniqueísmo patriotero, evolucionará hacia la idea cívica de una Cuba para todos sus ciudadanos, más allá de sus deseos y motivaciones.

“No es desestabilizador pretender que te escuche un ministro. Desestabilizador es salir a la calle para derrocar a ese ministro. Desestabilizador es, además, ahogar voces que no son las del enemigo, que son las propias. Desestabilizador es propugnar la fuerza desmedida sobre las ideas”, concluye el popular actor cubano en una publicación que contribuye a ese diálogo nacional que empieza a tomar forma de la mano de la sociedad civil y no del régimen.

“Espero que las recargas que me han hecho algunos amigos desde el extranjero no me clasifiquen como mercenario pagado, ni que negarme a una intervención extrajera me clasifique como ciberclaria”, termina diciendo Toirac con un toque de humor.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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