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A la croqueta explosiva le sale un competidor en Cuba: la croqueta de pandemia

Bajo el apetitoso nombre de "croquetas en tiempo de pandemia" Juventud Rebelde propone a sus lectores disfrutar de una experiencia cuasi mística: maridar un arroz con pollo con unas croquetas de pollo.

Croquetas de pollo con arroz con pollo © Juventud Rebelde / Lester Elder Caballero Cintra
Croquetas de pollo con arroz con pollo Foto © Juventud Rebelde / Lester Elder Caballero Cintra

Este artículo es de hace 2 años

La prensa oficialista sigue empeñada en aparentar que Cuba es un país normal, en el que sus lectores sacan provecho con la publicación de recetas de cocina y entretienen sus tardes de domingo preparando las delicias que los periodistas gastronómicos les sugieren.

"Croquetas en tiempo de pandemia". Bajo este apetitoso nombre, Juventud Rebelde propone a sus lectores disfrutar de una experiencia cuasi mística: maridar un arroz con pollo con unas croquetas de pollo.

A primera vista salta el principal beneficio de la receta: no son las croquetas explosivas de Prodal. Así que, si el lector ha tenido la suerte de encontrar algo de pollo para el fin de semana, podrá ponerse manos a la obra sin temor a las erupciones satánicas de las croquetas que produce la susodicha empresa estatal.

Pero para que su domingo sea como Juventud Rebelde propone, hace falta la intervención divina para encontrar otros ingredientes, como el pan. El diario de la juventud cubana no especifica si para hacer estas “croquetas en tiempo de pandemia” hace falta pan de harina de maíz o calabaza, ni si debe ir enriquecido con insectos, algunos tan nutritivos como las cucarachas. Si estas son capaces de sobrevivir a la radioactividad, los que se alimenten de ellas seguro sobreviven al coronavirus.

No obstante, estas dudas son menores ante la gran certeza que proponen las croquetas en tiempo de pandemia: no vas a terminar en la sala de quemados que patrocina Prodal. Pan de harina de boniato, o de yuca, da igual: lo importante es el fondo que se prepare con ese pollo estadounidense que comemos por culpa del bloqueo.

Una vez hecho el caldo, usted le pone las migas del pan que haya encontrado en cualquiera de las colas adonde su olfato le haya guiado por el aroma del gluten de cereales, tubérculos o insectos. Remueva y compruebe si es verdad eso que dice Juventud Rebelde: que el pan se va a diluir.

Si es verdad, está usted más cerca del milagro de ver freír unas croquetas sin perder los ojos en el intento de captar los matices dorados del rebozado. Ah, freír… bueno, si tiene aceite. Si no, aquí le damos un truco: destine 300 pesos de esos que, gracias a la revolución, ahora gana por miles, para comprar un litro. Da igual si es de girasol, maíz o colza: el que no se puede usar en ningún caso es el de oliva, que está sobrevalorado y además le daría ese amargo gusto mediterráneo a un plato con el que Juventud Rebelde pretende que guaracheemos el domingo.

¿Tiene aceite? Adelante entonces. Agregue sal, pimienta y nuez moscada, si las tiene; y si no, usted hace como que echa esos condimentos que, como su nombre indica, no son más que condicionamientos mentales. Eche unas pizcas de aire creyendo que son de sal y pimienta, y cuide de no pasarse, no sea que de tan condimentadas solo pueda disfrutar su arroz con pollo y sus croquetas de pollo, aclarando el gaznate con una cerveza de pollo.

Si al final estas aves se alimentan de trigo y cebada, y hormonas americanas… la cerveza de pollo debe ser una exquisitez por revelar. Solo hay que darle un poco más de tiempo a Juventud Rebelde para que descubra ese mágico brebaje en tiempos de pandemia.

De postre, un crujiente de pellejo de pollo caramelizado con raspadura. No lo dice Juventud Rebelde, pero los domingos son días de tedio, y si te dio por tomar postre, aquí te proponemos uno que marida a la perfección con la receta que regala el rotativo de los jóvenes revolucionarios.

¿Café? A que lo ves venir… ¿de qué café estamos hablando? Pues de ese que antes del arábigo tomaban los humanos y gracias al cual despertaron a la civilización: el café de pollo. No está permitido revelar el secreto de esta infusión, pero estamos seguros que los lectores de Juventud Rebelde sabrán ingeniárselas.

Por cierto, pasamos por alto una recomendación del diario para acompañar las deliciosas croquetas en tiempo de pandemia: “una salsa con miel y mostaza, pero usted puede hacerla de lo que tenga en casa”. El pareado no es perfecto, pero la idea es genial... y aleja las tentaciones de Prodal. Ah... por si no tiene de abejas... recuerde que el limón es la base de todo... y que la miel de pollo la patentó Fidel.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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