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General Espinosa al Buró Político sugiere relevo en MINFAR

Si Espinosa Martín llega a ministro sería la coronación más alta de un miembro del histórico Directorio Estudiantil 13 de marzo.

Generales de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera (izq.) y Ramón Espinosa Martín (dcha.) © MINFAR
Generales de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera (izq.) y Ramón Espinosa Martín (dcha.) Foto © MINFAR

Este artículo es de hace 1 año

La llegada del general Ramón Espinosa Martín al Buró Político, vulnerando el límite de 60 años para integrarlo y cuando ni siquiera era miembro del Comité Central, sugiere que podría ser el próximo ministro de las FAR, hecho cargado de simbolismo histórico, y cuando la salida de Álvaro López Miera representaría un alivio para el presidente Miguel Díaz-Canel. Aunque Luis A. Rodríguez López-Calleja, al que muchos temen y odian con igual intensidad, seguirá actuando por encima del partido y el gobierno comunistas.

Para justificar el ingreso al Comité Central y al Buró Político de Espinosa Martín, con 83 años recién cumplidos, Roberto Morales Ojeda explicó que solicitaron la excepción por sobrepasar los 60 años establecidos en el octavo congreso para integrar ambas estructuras de dirección y elogió la hoja de servicios como jefe militar dentro y fuera de Cuba, su ejemplaridad y capacidad como formador de cuadros, según el reporte oficial.

El capricho impuesto por Raúl Castro Ruz de limitar constitucional, legal y estatutariamente las edades para ser presidente, vicepresidente, primer secretario y miembro de la dirección comunista, en aras del rejuvenecimiento, genera inconvenientes, como el superado este martes en La Habana; fruto de una transición incompleta y que mantiene a las FAR en manos de tres ancianos.

López Miera, de 79 años, ha trabajado con su habitual eficacia, pero lidiando con problemas de salud -nunca informados oficialmente-, y bajo mayor presión desde el aldabonazo popular del 11J, cuando el ejército se estrenó en la represión contra el pueblo cubano, pero su relevo podría obedecer también a un comentario despectivo sobre Díaz-Canel, tras su enfrentamiento con el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, que usó la multipremiada canción "Patria y Vida" para condenar a la dictadura castrista, dos meses después de la desproporcionada represión en Cuba, desatando una lluvia de memes.

El todavía ministro de las FAR y miembro del Buró Político desde el octavo congreso del partido comunista comentó, en el salón de protocolo del aeropuerto internacional José Martí que ya podían mandar a Díaz-Canel "a chapear marabú", tras criticar su desempeño en la Cumbre de la CELAC, celebrada en México, en septiembre de 2021.

Raúl Castro, que sigue ejerciendo de Deng Xiao Ping con un pie en el estribo, no puede consentir que cunda, entre jefes y altos oficiales de las FAR, dirigentes civiles y veteranos de la revolución cubana, que la operación Díaz-Canel fue un fiasco porque él es el principal responsable, aunque haya sido votada abrumadoramente por mansos subordinados, tras avisar que se trataba del único superviviente de la política de cuadros del partido comunista.

El primer secretario del partido y presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez sintoniza mejor con su paisano de Camajuaní Ramón Espinosa Martín, Héroe de la República de Cuba y miembro de la guara del Cuate (Raúl), como demostró el despliegue fotográfico en medios estatales cubanos, del saludo entre ambos, con un claro gesto de acercamiento del presidente, levemente inclinado hacia el general de cuerpo de ejército, un militar de carrera afable en el trato, incluso con los subordinados, cojera visible made in Cabinda, humor guajiro, mañas de gallero y vista de apostador a caballos de carreras.

El intocable López-Calleja, de 62 años, parece cómodo en su triple rol de comandante en jefe de la militarizada economía cubana, cajero-pagador de la familia Castro-Espín-Rodríguez y asesor presidencial, pese al incordio de las sanciones norteamericanas, pero la política tiene espacios y tiempos ajenos a la vanidad y sus suprapoderes dimanan de su ex suegro, mientras viva; lo que ocurra tras el entierro de Raúl Castro, que lo debe tener organizado en coherencia con su pasión fúnebre, es una de las mayores incógnitas del tardocastrismo.

Raúl Castro, próximo a los 91 años, brilló este lunes por su ausencia en la presentación en la Feria del Libro de Revolución, la obra más hermosa, que recoge -en dos tomos- 138 discursos, entrevistas y declaraciones suyas, y cuyo lanzamiento estuvo dirigido por Abel Prieto y amenizado por el ex presidente boliviano Evo Morales y el periodista franco-español Ignacio Ramonet, habitual exégeta de la dictadura más antigua de Occidente.

Pero López-Calleja, con 62 años y también nacido en Villa Clara, es el único general “joven” -aunque sin méritos combativos- que es miembro del Buró Político, mientras que sus jefes reglamentarios son ancianos, porque el tercero en la cadena de mando, Joaquín Quintas Solá, tiene 84 años. Tal circunstancia recuerda aquella Unión Soviética que -tras la muerte de Bréznhev- tuvo tres secretarios generales del partido comunista en dos años y cuatro meses.

Díaz-Canel, quizá conociendo que el paisanaje es cariño rentable políticamente, aprovechó el IV Pleno del gobernante partido comunista para colocar a tres villaclareños de un tiro: el propio Espinosa Martín, movimiento consensuado con Raúl Castro; Yudi Rodríguez Hernández, a la que llevó al Secretariado, y Miguel Colina al Comité Central, en su condición de flamante primer secretario de la patria chica del mandatario cubano.

Si Espinosa Martín llegara a ministro de las FAR, sería la coronación más alta de un miembro del histórico Directorio Revolucionario 13 de marzo, y -en el ámbito personal- también implicaría un gran triunfo porque, en enero de 1959, protagonizó -junto a Faure Chomón- el atrincheramiento en el entonces Palacio Presidencial, con armas y municiones requisados al derrotado ejército constitucional; obligando a Fidel Castro a responder con una marcha del pueblo combatiente y desafío verbal: ¡Armas para qué!; pecado juvenil saldado con su trayectoria militar y su pertenencia al Tribunal de Honor que juzgó al fusilado general Arnaldo Ochoa Sánchez, en el saturniano verano de 1989.

Espinosa Martín aprendió la lección y emprendió una carrera militar desde jefe de compañía hasta viceministro primero, pasando por Angola, Etiopía y la jefatura del Ejército Oriental, el más grande Cuba y cuyo jefe actual, el general de división Ricardo Rigel, único negro en la cúpula militar tardocastrista, entró también este martes en el Comité Central del partido comunista.

De confirmarse el cese de López Miera, designado en abril de 2021, sería el segundo más breve ministro de Defensa, solo por detrás de Augusto Martínez Sánchez, que ejerció unos meses de 1959; siendo relevado por Raúl Castro Ruz, con récord de 49 años ininterrumpidos como ministro de las FAR y segundo al mando de Cuba, al que sigue complicándosele la jubilación y teniendo que improvisar para apagar fuegos y corregir desajustes de su incompleta transmisión del mando.

Como le ocurrió a Espinosa Martín una noche de 1975, estando en Lisboa en tránsito hacia Angola, bajo falsa identidad de médico, y fue requerido por el personal del hotel en que se alojaba, para que atendiera a un adolescente portugués recién llegado del país africano, al que examinó como si fuera un doctor y ordenó su rápido traslado a un hospital, decisión que la familia agradeció porque el menor estaba infectado de paludismo; o ya en Etiopía -cuando los soviéticos se retrasaban en los abastecimientos- solía amenizar las reuniones diciendo Manden refuerzos, que estamos ganando...

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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