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Éramos pocos y parió Felton

La última Mesa Redonda de la televisión estatal pintó de tinieblas el próximo año y pico en Cuba.

Termoeléctrica Lidio Ramón Pérez (Felton) © ACN
Termoeléctrica Lidio Ramón Pérez (Felton) Foto © ACN

Este artículo es de hace 1 año

La matriz energética de Cuba arrastra tres problemas graves: antigüedad, que provoca constantes averías; uso del pesado crudo nacional que daña estructuras internas y el agotamiento de sus trabajadores, que también padecen hambre de alimentos, medicinas y apagones.

Edier Guzmán Pacheco, director de generación de la Unión Eléctrica de Cuba (UNE), calculó que la reparación del bloque dos de la Termoeléctrica Lidio Ramón Pérez (Felton), demorará más de un año, porque los especialistas todavía no han logrado trazar una estrategia para desmontar las estructuras dañadas por el incendio del 8 de julio último.

Felton es de las termoeléctricas menos viejas de Cuba, aunque ya superó su vida útil; y su capacidad de generación, cuando funciona correctamente, junto con la de 24 grupos electrógenos Hyundai, ubicados en una explanada anexa, convirtieron a Mayarí en el municipio que más electricidad puede generar en la isla.

La escasez de dólares estadounidenses para importar petróleo, encarecido tras la invasión rusa a Ucrania y los remilgos de la OPEP a aumentar la producción, obligaron al gobierno cubano a emplear crudo nacional, muy pesado por su alto contenido en azufre, para alimentar sus termoeléctricas, dañando seriamente sus estructuras.

Otro factor que influye en la escasez de petróleo es la abultada deuda que Cuba mantiene con la naviera canadiense NIRINT, que era la única que se arriesgaba a transportar mercancías hacia y desde la isla; hasta que el volumen de impago obligó a su dueño, Elías Hage, a parar y/o desviar los barcos a destinos más rentables.

La construcción de hoteles de lujo y el baldío empeño de vacunas anti COVID-19, que solo ha servido para la propaganda, también han sustraído recursos cuantiosos a la importación de alimentos, atención sanitaria y la fabricación de medicamentos de primera necesidad para enfermos crónicos, como reconoce BioCubaFarma y parte de la prensa estatal.

Obviamente, el desastre general y energético van minando la moral y capacidad de resistencia de los dirigentes, técnicos y trabajadores energéticos cubanos, obligados a simular que trabajan en la "resistencia creativa", pero persuadidos que sin dinero no habrá luz, aunque el presidente Miguel Díaz-Canel y su pelotón no paren de cantinflear.

Mayarí

Como diría el compañero Fidel, ¿qué era Mayarí antes de la revolución? Y su pregunta nos llevaría a un terreno bien conocido por el extinto mandatario y su hermano Raúl Castro, nacidos cerca y vacacionistas de Bahía de Naranjo y Cayo Saetía, limítrofe con Felton y ahora también sin turistas; pero desconocido para la mayoría de los jóvenes cubanos.

Felton comenzó a progresar durante la primera intervención norteamericana (1898), por el impulso que recibió la explotación de sus minas de manganeso (Charco Redondo y Daiquirí), para la que se construyeron un centro procesador, conectado por ferrocarril, desde los yacimientos y hasta el nuevo puerto de la bahía de Nipe; lo que generó el crecimiento de dos poblados, con casas de madera, sin cercas perimetrales y levantadas sobre pilotes, para empresarios y técnicos extranjeros y trabajadores cubanos y extranjeros.

Las casas no tenían cercas de madera u otro material, tanto entre una y otra, como al frente, estaban rodeadas por vallas de flores, como mar pacífico, aralias, pinos, buganvilias e itamorreales.

En 1906, Felton quedó unido a tierra firme, con la construcción del primer pedraplén cubano, que se nutrió con pedruscos de las minas de Piedra Gorda; y estableció dos vías, una carretera y otra férrea, en la zona conocida como el Estero.

Grandes talleres de mecánica y de carpintería, secaderos, altos hornos, muelles, grúas (famosas por su altura y tamaño; una de ellas la derribó el ciclón Flora, en 1963) y la instalación de compañías como la Spanish American Iron Mines Company, que alquiló Cayo Cajimaya al estado por 50 mil pesos anuales y 99 años, generaron riqueza y empleo en Felton, adonde también llegaron emigrantes vascos, leoneses, asturianos y gallegos, entre otras regiones de España, y crearon familias en su tierra de acogida.

En 1907, se concluyó la vía férrea hasta Pinares de Mayarí y, un año más tarde, se inició la exportación del mineral por los muelles feltonenses, que se construyeron en paralelo a los Planos inclinados de las minas de Pinares de Mayarí. Un sistema ferroviario de montaña, único en el país y con muy pocos similares en el mundo, cuya singularidad radicaba en que, siguiendo el trazado ferroviario, discurría una conductora de agua, desde manantiales en altura, para abastecer a la población, que la almacenaba en el sótano de un edificio, una enorme piscina techada. De ahí, el agua era bombeada a un gran tanque elevado, de hierro, que hacía llegar el líquido, por gravedad, a las casas, a la fábrica de hielo, al hotel y al restaurante "El Mabú", entre otros.

Una moderna planta de tratamiento de mineral, con 12 hornos rotatorios horizontales, de 130 pies de largo, se inauguró en 1909, con la producción de más de tres millones de toneladas de laterita y manganeso; pero su trayectoria acabó en 1914, tras la Primera Guerra Mundial, gran demandante de ambos minerales.

La explotación maderera se inició en torno a 1933, con el desembarco de The Bahamas Cuban LTD que, en el pueblo 2, instaló una potente planta eléctrica, con generación por carbón, que alimentaba grúas y secaderos, los que junto al resto de actividades industriales, promovió la construcción de una carretera entre cayo Cajimaya, sede de Felton, y Mayarí, en 1945, cuando desembarcó la empresa norteamericana Five Ban Morse, que dotó a la localidad de luz eléctrica hasta las 12 de la noche, en una primera fase, y luego las 24 horas.

A los trabajadores de Felton, que cobraban sus salarios semanalmente, se les descontaba un peso mensual por el uso de las viviendas, alumbrado y agua, hasta 1959, cuando la revolución provocó el cese de operaciones de la Bethleem Cuban Iron Mines Company.

Tras el triunfo del castrismo, se anunció que Corea del Norte donaría una fábrica de semi-acero, pero el proyecto nunca se materializó porque los trabajos de construcción fueron interrumpidos por falta de dinero, según la explicación oficial de la época, cuando llegó a la zona el joven ingeniero Lidio Ramón Pérez, figura destacada en la electrificación de las zonas del norte de Oriente que carecían de electricidad y que falleció de cáncer, a los pocos años, dando nombre a la termoeléctrica, construida en los albores de la crisis económica de los años 90.

En 1969 se inauguró una fábrica de fertilizantes mezclados, que operó con materia prima importada del entonces campo socialista; esta cerró definitivamente en 2003, debido a la toxicidad de sus productos, indicaron las autoridades cubanas.

Veinte años más tarde, se iniciaron las obras de la central termoeléctrica ahora parcial y seriamente averiada; reduciéndose notablemente su capacidad generadora instalada que es de casi 400 megawatt hora, y que tardará más de un año en volver a estar a pleno rendimiento energético.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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