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El Ñato tampoco es Frank Sinatra

La clave no está en Díaz-Canel hablando como Tarzán a la tribu; sino en que el Caribe fue y es el peor adversario del desarrollo del turismo en Cuba y ninguno de esos diminutos estados va a arriesgar sus relaciones con Estados Unidos y Europa por Cuba.


Este artículo es de hace 1 año

(...) "Estudio inglés con fervor tenaz y reúno cuidadosamente todos aquellos datos que puedan serme útiles en la obra que desde hace varios años intento..." José Martí Pérez, carta a su amigo Miguel Viondi,18/11/1879.

El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez acaba de hacer el ridículo en una visita oficial al Caribe, donde masculló un par de oraciones en Inglés, hablando como Tarzán a la tribu; para relajo de la ágil blogosfera cubana.

La clave no está en Díaz-Canel hablando como un yuma disléxico; diciendo sin querer: We are lost (estamos perdidos) sino en que el Caribe fue y es el peor adversario del desarrollo del turismo en la mayor de las Antillas y ninguno de esos diminutos estados va a arriesgar sus relaciones con Estados Unidos y Europa por Cuba.

El CARICOM, ese ramillete de estados insulares y continentales del Caribe, chantajeó a Fidel Castro, entre 1972-1975; condicionando el restablecimiento de relaciones diplomáticas y económicas a que Cuba no desarrollara su industria turística; premisa que le vino como anillo al dedo al comandante en jefe, que siempre fue alérgico al turismo; pero vio en aquella coyuntura una oportunidad para aliviar el cerco impuesto por Estados Unidos.

Jamaica, Guyana, Trinidad y Tobago y Barbados rompieron el aislamiento made in USA en 1972 y más tarde se sumó el resto del Caribe, incluidos Colombia y Venezuela.

La gira caribeña de Díaz-Canel será otro fiasco, y de vuelta solo se traerá algún contrato menor de venta de servicios médicos; cada vez más cuestionados por Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y sindicatos médicos de países alquiladores de especialistas y sanitarios cubanos; jineteados por la dictadura más vieja de Occidente.

Barbados, Bahamas y República Dominicana podrían ser referentes para una Cuba democrática y próspera; pero mientras La Habana siga a paso de buey cansado en un mundo 5G; los buhoneros de la baba sin quimbombó seguirán pregonando que, debajo de la isla náufraga, vive un caballo de coral.

Las relaciones internacionales son intereses cruzados, pragmatismo y amargas verdades; que la manipulación ideológica y las amelcochadas Crónicas de Indias suelen ocultar para hacerles creer a los cubanos que el resto del mundo no desayuna, hasta que La Habana no toca diana.

Recientemente, Infobae reveló el contenido de una entrevista entre el dictador argentino Leopoldo Galtieri y Emilio Aragonés Navarro, embajador y enviado especial de Fidel Castro, durante la Guerra de las Malvinas, que explicó al general golpista los inconvenientes que tendría para Guyana votar en contra de Gran Bretaña en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y ofreció un submarino cubano para hundir un barco de guerra británico.

En su delirio shakesperiano, Díaz-Canel agravió al equipo de traductores del Consejo de Estado, cubanos muy bien preparados en diferentes idiomas y que, en el caso del Inglés, tuvo una escuadra de lujo con Juan -Juanito, el cojo- Ortega, el fallecido Frank Vales y Juana -La gata- Vera.

Muchos cubanos no hablan o pronuncian mal el Inglés; incluidos aquellos que tuvieron que emigrar a Estados Unidos; el problema está cuando un Jefe de Estado frivoliza innecesariamente, creyendo que hace un gesto a sus anfitriones. Con estruendos bobos no se construye nada; salvo resistencia creativa, que es sinónimo de marcha atrás.

Díaz-Canel, que se vio privado del aprendizaje del idioma del enemigo, como la mayoría de los niños de su generación, padece un lado frívolo que un día lo lleva a pasillear Casino en Nueva York, otro pontifica sobre el limón -especie en extinción en Cuba- y esta semana chapurreó en Inglés y cantó La Guantanamera.

Tales ocurrencias presidenciales obedecen a su necesidad de marcar un estilo propio; pretendiendo desmarcarse de las maneras de Fidel y Raúl Castro, en lógico intento freudiano de matar al padre político; pero son solo posturitas de un cheo totalitario.

El ridículo presidencial fue jamón del diablo para el cuero digital que el mandatario y su esposa provocan insensata y constantemente; incluidas reacciones psicofánticas a críticas y burlas; cuando debían tener piel de rinoceronte, como exige el ejercicio de la política real; especialmente, en tiempos de hambre y apagones y cuando Cuba no interesa como aliada ni adversaria.

Para no ser primera dama, la compañera Lis Cuesta tiene más horas de vuelo que Matías Pérez, con el inconveniente que la gira y verbena sale del lomo de los rehenes de la casta verde oliva y enguayaberada, que ahora se anuncia bilingüe.

Ya sabemos que el Ñato no es Frank Sinatra; pero al menos, podría imitar a Fidel Castro, que nunca llevó a Dalia Soto del Valle ni al Coney Island.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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