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La polémica por el respaldo del presidente nacional de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Ricardo Rodríguez González, a la política tarifaria de ETECSA sigue creciendo y ha encendido una ola masiva de indignación ciudadana en redes sociales.
Desde la publicación de su post en el que defendía la comparecencia de Miguel Díaz-Canel, miles de cubanos han reaccionado con rabia, burla e incredulidad, acusándolo de “traidor”, “sumiso” y “títere del poder”.
La servil interpretación que utilizó Rodríguez para elogiar el discurso presidencial -“se habló claro, se explicó”- fue el detonante.
Mientras el mandatario justificaba el aumento de precios en los servicios de telecomunicaciones en su podcast Desde la Presidencia, Rodríguez lo secundaba desde sus redes sociales como si hablara en nombre del estudiantado. Pero la respuesta no tardó: el estudiantado lo desmintió con acciones y palabras.
Un rechazo abrumador y espontáneo
En la página de Facebook de CiberCuba, donde se compartió la nota sobre sus declaraciones, los comentarios alcanzaron cifras récord. Más de 4,000 reacciones y más de 1,500 mensajes en menos de 24 horas expresaron con dureza el sentir generalizado: Rodríguez González ya no representa a los jóvenes cubanos.
“Que lo quiten, su función es defender los intereses de los estudiantes y si no la cumple pues que lo saquen de ahí”, escribió una usuaria. Otra fue más directa: “Lamebotas como muchos, pero los jóvenes están despertando”.
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Los calificativos se repiten con frecuencia: “traidor”, “guataca”, “chivato”, “lacayo”, “carnero”, “lamebotas”.
La indignación se vuelve aún más simbólica cuando se hace referencia al pulóver que el joven dirigente vestía, con el rostro de Lenin, y al tatuaje visible en su brazo con la hoz y el martillo de los comunistas. “Eso lo dice todo”, fue la frase más citada para expresar que, visualmente, Rodríguez González encarna más al aparato del poder totalitario que a una juventud crítica y cansada.
La herida de la representación
La crítica más reiterada es que Rodríguez González ha traicionado el rol que debía cumplir como líder estudiantil.
“Tu deber es apoyar a los estudiantes que están protestando, no apoyar lo indefendible”, le espetó una internauta. “Mella y José Antonio se estarían revolcando en su tumba”, dijeron muchos, recordando el origen combativo y contestatario de la FEU en la historia de Cuba.
Otros fueron aún más sarcásticos: “Lo veremos en un par de años cruzando la frontera, como tantos otros voceros del régimen que después terminan en el exilio”.
Las comparaciones con figuras políticas caídas en desgracia, como Roberto Robaina, Carlos Lage o Felipe Pérez Roque, fueron abundantes. El patrón es conocido por la ciudadanía: quienes hoy aplauden desde la cima, mañana son desechados cuando ya no sirven a los intereses del poder.
“Un presidente que no elegimos”
Decenas de comentarios cuestionaron la legitimidad del proceso que llevó a Rodríguez González a su cargo. “¿Quién lo eligió?”, se preguntaron decenas de internautas. Para muchos, su designación es otra prueba de la falta de autonomía de las organizaciones cubanas. “No representa a la FEU, representa al PCC”, afirmaron.
También se volvió a insistir en su destitución inmediata por parte de las federaciones de las distintas universidades. “Los propios estudiantes deben pedir su renuncia. Si no representa, no puede seguir ahí”, escribió un arquitecto en uno de los comentarios más leídos.
Una crítica que va más allá de la tarifa
Si bien el detonante fue el tarifazo de ETECSA —calificado de “robo” por muchos—, el verdadero trasfondo de esta tormenta digital es la falta de representación y la desconexión entre los dirigentes oficiales y la ciudadanía.
“Este joven no sufre lo que nosotros”, escribió una internauta desde Camagüey, revelando que Rodríguez González es presuntamente oriundo de un pueblo azucarero abandonado por la llamada “revolución”, es decir, la dictadura que ahora defiende.
Las menciones a los privilegios que disfruta Rodríguez González —posibles recargas gratuitas, conexión libre, viajes y beneficios por su cargo— también fueron frecuentes. “Así es fácil hablar desde arriba”, señalaron.
De la burla al repudio moral
Más allá de los insultos, muchos usuarios plantearon reflexiones de alto calibre moral. “La dignidad no se compra. El presidente de la FEU debería ser el primero en defender al estudiantado, no en repetir el discurso del poder”, dijo una usuaria.
En referencia al pulóver con el rostro de Vladimir Ilich Lenin, otros se preguntaron: “¿Sabrá ese muchacho cuántas muertes ha provocado el hombre que lleva estampado en su pecho?”
Algunos cuestionaron directamente su conciencia: “Si no estás con tus compañeros, ¿con quién estás?”, fue una constante. La acusación de “sumisión” dejó de ser solo política para convertirse en un juicio ético y generacional.
Una oportunidad desperdiciada
Lejos de aplacar los ánimos, la defensa de Rodríguez González a las palabras de Díaz-Canel ha ahondado una grieta profunda entre las instituciones oficialistas y los sectores más jóvenes de la población.
En vez de representar, ha visibilizado su desconexión con los problemas reales del país: la crisis económica, la represión y la emigración forzada.
Lo que comenzó como un comentario institucional terminó en un escándalo nacional. La FEU, lejos de fortalecerse como espacio de diálogo y acción de los universitarios, ha vuelto a quedar en entredicho. Y su presidente, lejos de ser la voz de los estudiantes, se ha convertido en el símbolo de todo lo que repudian.
“No nos representa”, fue el grito más compartido. Y en esa frase, está el núcleo de una crisis mucho más profunda: la del sistema político cubano, incapaz de generar liderazgos legítimos y respetados, incluso entre sus propias bases.
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