El popular streamer estadounidense Hasan Piker, conocido en internet como HasanAbi, confirmó que canceló su viaje a Cuba por temor a enfrentar represalias legales en Estados Unidos. “No quería ir a prisión”, declaró el creador de contenido, según recogió el medio especializado SportSkeeda.
La noticia sorprendió, luego de que el propio HasanAbi hubiera expresado su entusiasmo por visitar Cuba en varias transmisiones recientes.
En un programa difundido en el canal de YouTube Fear& Clips, HasanAbi contó que el gobierno cubano, a través de un intermediario, le ofreció resolver el problema del acceso a internet para facilitar su visita, un gesto que contrasta con la realidad diaria de millones de cubanos que sufren apagones y conexiones precarias.
El streamer recordó que ya había estado en la isla años atrás con una visa de estudiante, cuando filmó un documental, jugó béisbol callejero y convivió en una finca urbana.
“Cuba es increíble. La primera vez la pasé genial. Incluso pensé en volver para el 1º de Mayo”, dijo en esa transmisión, donde defendió también el sistema de misiones médicas de la isla frente al embargo de Estados Unidos, pero no se detuvo en las condiciones de represión, pobreza y falta de libertades que padecen los cubanos.
Sin embargo, la decisión final fue otra. HasanAbi confesó que después de haber sido interrogado en frontera al regresar de Francia, se convenció de que un viaje a Cuba podría usarse en su contra, evidenciando el costo político de viajar y admirar a un país gobernado por un régimen señalado por encarcelar opositores, censurar y criminalizar la protesta social.
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“Me explicaron que están muy bien informados sobre quién soy y qué hago”, contó más tarde en una entrevista con GQ, donde sugirió que podría estar bajo vigilancia de agencias federales.
Sus elogios a Cuba
En otro espacio, el canal Socialist Hub, HasanAbi calificó de “cruel e inhumana” la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo por parte de Washington.
“Estados Unidos ha hecho más terrorismo contra Cuba que lo que Cuba ha hecho a cualquier otro”, afirmó, defendiendo la necesidad de levantar sanciones y facilitar la llegada de ayuda humanitaria a la isla.
También comentó que la decisión de la administración Biden de sacar a Cuba de esa lista fue positiva, aunque advirtió de la posibilidad de que Donald Trump podría revertirla fácilmente, como finalmente hizo.
HasanAbi, de 34 años, es uno de los streamers políticos más seguidos del mundo, con más de 2,9 millones de seguidores en Twitch. Recientemente fue incluido por Rolling Stone en la lista de los 25 creadores más influyentes de 2025.
Según el perfil publicado por GQ, dedica largas jornadas a comentar noticias en directo, entre críticas a Trump, a Israel y también a los demócratas, lo que le ha granjeado enemigos en distintos frentes.
Hijo de una académica turca y sobrino del fundador del canal progresista The Young Turks, HasanAbi ha construido una comunidad digital influyente entre los jóvenes de izquierda en Estados Unidos. Su estilo directo, sin filtros y provocador lo ha convertido en un personaje amado y odiado a partes iguales.
Cuba y Miami, una herida sensible
En sus transmisiones, el streamer también bromeó sobre el contraste entre Cuba y la comunidad del exilio en Miami, consciente de que podía levantar críticas. “Lo que me preocupa no son los cubanos en Cuba, sino los cubanos en Miami”, dijo con ironía en Fear& Clips.
Ese comentario refleja la tensión que todavía despierta cualquier mención a la isla entre las distintas comunidades cubanas, tanto dentro del país como en el exilio.
La historia de HasanAbi evidencia las contradicciones que rodean a Cuba en el imaginario internacional. Por un lado, el atractivo cultural y político que despierta entre sectores progresistas; por otro, el miedo real a las consecuencias legales y el silencio frente a las violaciones de derechos humanos.
El streamer que soñaba con celebrar el 1º de Mayo en La Habana terminó reconociendo que era demasiado arriesgado. Una confesión que desnuda la paradoja en la que Cuba sigue siendo para algunos un símbolo romántico de resistencia, pero para otros, incluidos los propios cubanos, es sinónimo de vigilancia, represión y castigo por pensar distinto.
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