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La muerte de Robert Redford a los 89 años, confirmada este martes por su publicista a medios como Reuters y AP News, ha generado una oleada de homenajes en todo el mundo.
Actor, director y productor, Redford fue mucho más que una estrella de Hollywood: también se convirtió en un referente cultural, político y artístico que tuvo un contacto directo con Cuba y con algunos de sus principales actores culturales y políticos.
Un viaje incómodo en 1988
El primer registro conocido de Redford en Cuba se remonta a mayo de 1988, cuando viajó a La Habana para participar en un taller literario. La visita, que según reportó el diario estadounidense Deseret News incluyó un encuentro con el dictador Fidel Castro, despertó el interés de las autoridades norteamericanas.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos abrió entonces una investigación sobre si el viaje había violado las regulaciones que limitaban las visitas a la isla. Redford nunca negó su estancia en Cuba, aunque evitó declaraciones públicas sobre el contenido de aquella reunión con el líder cubano.
Regreso en 2004: El Che en la Cinemateca
Mucho más documentada fue su presencia en La Habana en enero de 2004, cuando acudió a la Cinemateca de Cuba para presentar la película Diarios de Motocicleta, dirigida por Walter Salles y de la cual fue productor ejecutivo.
El filme relataba los viajes juveniles de Ernesto Guevara antes de convertirse en el Che. En la proyección estuvieron presentes Aleida March, viuda del Che, y Aleida Guevara, su hija, así como el comandante Ramiro Valdés Menéndez y Alfredo Guevara, entonces presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
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Según reseñó El País, Redford declaró sentirse emocionado de poder presentar la película a la familia del guerrillero. La prensa internacional también reportó que durante esa visita se reunió de nuevo con Castro en el Hotel Nacional de Cuba, en un encuentro que mezcló política, cultura y la propia fascinación del actor por las historias latinoamericanas.
El legado de Sundance y el cine cubano
Más allá de esas visitas puntuales, el nombre de Redford ha estado ligado al cine cubano a través del Instituto Sundance y del festival homónimo que fundó en Utah en los años 80.
La plataforma de apoyo al cine independiente dio espacio en su programación a obras de realizadores cubanos como Memorias del desarrollo de Miguel Coyula (2010), Boleto al paraíso de Gerardo Chijona (2011), Tundra de José Luis Aparicio (2022), además de haber premiado proyectos en desarrollo como Agosto, de Armando Capó.
Incluso Fresa y chocolate, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, recibió una Mención Especial del Jurado en Sundance en 1995, consolidando la presencia del cine cubano en el circuito independiente internacional.
La relación se reforzó en 2018, cuando el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana otorgó un Coral de Honor al Instituto Sundance, en reconocimiento a su labor de promoción y apoyo al cine latinoamericano, tal y como reseñó el crítico de arte y periodista Joel del Río para este medio.
Redford no asistió personalmente, pero envió un mensaje en vídeo donde agradecía el gesto y recordaba la importancia de tender puentes entre creadores de distintas orillas.
Entre política y cultura
Redford fue siempre un hombre comprometido. Defensor del medioambiente, crítico de las guerras y del poder político en Washington, encontró en Cuba un espacio para explorar tanto su faceta artística como su curiosidad por los procesos sociales latinoamericanos.
Su relación con Castro —esporádica y anecdótica— reflejó esa tensión entre el ídolo de Hollywood y el dirigente cubano, dos figuras de mundos distintos unidas por los intereses de ambos por el cine.
Un adiós que toca también a Cuba
La muerte de Robert Redford marca el final de una era para el cine internacional. Para Cuba, sus visitas y su interés en proyectos vinculados con la isla quedan como testimonio de cómo la cultura puede tender puentes más allá de la política.
Entre el recuerdo de su encuentro con Castro en el Hotel Nacional, la presentación de Diarios de Motocicleta y el impulso que dio al cine independiente desde Sundance, Redford deja una huella que también atraviesa la historia cultural cubana.
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