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El régimen cubano volvió a sorprender con un gesto cargado de extravagancia política. La reciente presentación en La Habana del libro ‘Rubio. Un mitómano incontrolable’ fue ocasión para homenajear al fallecido dictador Fidel Castro.
“A pesar de los obstáculos atravesados para lograr materialización de este volumen, con la ayuda desinteresada de varios colaboradores fue posible realizar una tirada inicial de 300 ejemplares, la cual concluyó en una fecha importante y simbólica para el pueblo cubano: el 13 de agosto, cumpleaños de Fidel”, explicó Graciela Ramírez, jefa de la corresponsalía de Resumen Latinoamericano en Cuba.
Publicado por la Editorial Ciencias Sociales con el apoyo de Resumen Latinoamericano, el volumen fue descrito por sus promotores como una “anatomía política y moral” del secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, a quien acusan de estar financiado por la CIA y de encabezar las campañas de “cambio de régimen” contra Cuba.
La impresión de los primeros 300 ejemplares culminada el 13 de agosto, en coincidencia con la fecha de nacimiento de Castro, le dio un carácter “simbólico” a la publicación, salida de la mano del periodista oficialista Hedelberto López Blanch.
Durante la presentación, René González Sehwerert, uno de los llamados “Cinco Héroes” (espías fracasados del régimen) y autor del prólogo, calificó el texto como un aporte para entender “la maquinaria corruptora de la política estadounidense”.
En su intervención, señaló que Rubio representa un eslabón intermedio entre los viejos dirigentes de la Fundación Cubano Americana y los actuales youtubers opositores, todos “medrando del mismo negocio” de atacar al régimen cubano, aunque con herramientas distintas según la época.
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Más allá de las acusaciones contra el funcionario estadounidense, lo que más ha llamado la atención es el tono propagandístico y la fecha elegida para la publicación.
Convertir el cumpleaños de Castro en una ocasión para lanzar un libro de insultos contra un adversario extranjero confirma hasta qué punto la retórica oficialista sigue anclada en la confrontación y en el culto a la figura del dictador fallecido.
La animadversión del régimen cubano hacia Marco Rubio
La hostilidad del régimen cubano hacia Marco Rubio no es nueva, pero en los últimos años ha alcanzado un nivel casi obsesivo.
Para La Habana, el actual secretario de Estado de Estados Unidos encarna la figura del enemigo externo con raíces internas: un cubanoamericano que, desde las más altas esferas del poder en Washington, se ha convertido en uno de los principales críticos de la dictadura.
Rubio ha denunciado en repetidas ocasiones las violaciones sistemáticas de derechos humanos en la isla, señalando la represión, los encarcelamientos arbitrarios y el exilio forzoso como parte del ADN del sistema político cubano.
En foros nacionales e internacionales, ha descrito al régimen como una amenaza para la seguridad regional, por su alineación con Rusia, China, Irán y otros aliados autoritarios.
Además, ha impulsado sanciones contra jueces, fiscales y funcionarios vinculados con la represión del 11 de julio, y ha respaldado restricciones de visado para altos cargos del gobierno cubano. Sus mensajes en fechas simbólicas, como el aniversario de las protestas del 11J, suelen ser recibidos en Cuba como dardos directos contra la cúpula gobernante.
La reacción del régimen ha sido virulenta. Desde medios oficiales se le tilda de “mitómano”, “corrupto” o “instrumento de la CIA”, al tiempo que se acusa a los disidentes cubanos de ser “asalariados” que actúan bajo sus órdenes. Incluso figuras como el canciller Bruno Rodríguez Parrilla han insinuado públicamente que Rubio “instruye” a la oposición interna para desestabilizar el país.
Este choque no es solo político, sino también simbólico. Para el gobierno cubano, Rubio representa la amenaza de una voz que combina legitimidad étnica y poder real en Washington.
Al atacarlo, refuerzan la narrativa de que la oposición dentro de la isla está dirigida y financiada desde el exterior. De ahí que no sorprenda que la propaganda oficial, como el libro presentado en La Habana, lo coloque en el centro de su retórica de confrontación, y que se elija la malhadada fecha para ofrecer al dictador un nuevo "holocausto revolucionario".
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