Desigualdad, caos y corrupción digital: el vía crucis del gas licuado en Cienfuegos

La app MiTurno, destinada a organizar la compra de gas licuado en Cienfuegos, ha agravado el caos y la desigualdad, generando quejas por fallas técnicas y favoritismos, y dejando a muchos sin acceso al GLP.

MiTurno convierte la compra de gas licuado en una pesadilla para los cienfuegueros © 5 de Septiembre/Juan Carlos Dorado
MiTurno convierte la compra de gas licuado en una pesadilla para los cienfuegueros Foto © 5 de Septiembre/Juan Carlos Dorado

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La aplicación MiTurno, presentada como solución para organizar la compra de gas licuado de petróleo (GLP) en la provincia de Cienfuegos, ha provocado quejas masivas por irregularidades, favoritismos y fallas técnicas que golpean directamente a la población, ya afectada por cortes eléctricos y carencias crónicas.

Desde antes de su anuncio, MiTurno generó incertidumbre y desconfianza. Autoridades locales prometieron que la aplicación en Transfermóvil eliminaría las listas físicas y garantizaría mayor transparencia en la distribución del GLP, pero la experiencia ha resultado lo contrario, reveló un reportaje del periódico oficial 5 de Septiembre.

Usuarios denuncian que los turnos no respetan el orden de compra, lo que permite que clientes de junio accedan antes que los de mayo.

Esta inconsistencia en el algoritmo, según testimonios como el de Osvaldo Velázquez Ruiz, ha convertido al sistema digital en un caos mayor que el esquema anterior.

La indignación creció cuando personas con fecha de compra en agosto vieron priorizados números de septiembre, lo que alimentó sospechas de favoritismo.

Además, la empresa impide reembolsar los 10 pesos de los turnos cancelados, lo que refuerza la frustración ciudadana.


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A los problemas técnicos se suman condiciones externas: apagones de hasta 24 horas, falta de conectividad móvil y retrasos en los mensajes de confirmación enviados por Transfermóvil.

El resultado es un proceso colapsado que deja a miles de cienfuegueros sin alternativas para cocinar.

Lejos de erradicar el negocio ilícito, la medida convive con el mercado negro, donde las balitas alcanzan precios de entre 30,000 y 50,000 pesos.

Sin claridad sobre el destino del gas que no se vende por “errores” en el turno, persisten las dudas sobre posibles desvíos.

Otro factor crítico es el envejecimiento poblacional. Muchas personas mayores carecen de medios tecnológicos para acceder a MiTurno, lo que las deja excluidas de un servicio básico. La obligatoriedad de usar la aplicación, en un país con profundas limitaciones tecnológicas, ha sido rechazada por gran parte de la población.

Lo que en teoría buscaba orden y transparencia terminó generando frustración, desigualdad y más obstáculos para conseguir un recurso vital.

Ante este panorama, crecen las voces que piden repensar la medida y buscar variantes más justas y realistas para garantizar un derecho elemental: cocinar.

Días atrás, la empresa estatal Cupet en Cienfuegos anunció que la compra de gas licuado estará restringida solo a los clientes con turnos asignados mediante la aplicación Mi Turno con fecha anterior al 30 de junio de 2025.

Esta restricción no hizo más que confirmar la dura realidad de que la distribución del combustible en la isla es un calvario sostenido lleno de cronogramas y esperas interminables, dejando a los clientes con fechas posteriores en el limbo y sin certeza de cuándo podrán reabastecerse.

Para añadir más confusión, se aclaró que solo desde el 8 de septiembre pudieron empezar a solicitar su turno quienes tienen derecho a comprar entre el 1 y el 15 de julio de 2025, mientras que quienes aparecen con fecha posterior a esa quincena aún no pueden gestionar nada.

Una muestra más de cómo el acceso a un recurso esencial queda atrapado en un laberinto burocrático sin certezas.

Un ejemplo de ello es el caso de una persona adulta mayor con asma severa, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), alergias y limitaciones físicas, residente en Matanzas, a quien le negaron el acceso al GLP porque, según la empresa estatal, no cumple con los criterios de “prioridad”.

Lo que ocurre en Cienfuegos no es un hecho aislado, sino parte de una crisis nacional. Desde hace meses e incluso años, Cuba enfrenta interrupciones periódicas en la distribución de gas doméstico, dependiendo casi exclusivamente de la llegada de barcos y de la capacidad del gobierno para realizar los pagos a tiempo.

En agosto, la Empresa de Gas Licuado reanudó la distribución en La Habana, Artemisa y Mayabeque después de semanas de paralización, pero el servicio quedó atado a la llegada puntual de un barco al puerto de la refinería Ñico López.

En Santiago de Cuba, el panorama es aún más dramático, puesto que Cupet suspendió la venta apenas 12 días después de haberla reiniciado a finales de agosto, tras agotarse el inventario.

Miles de familias quedaron sin su principal combustible en medio de apagones y sin alternativas más allá de la leña o el queroseno, opciones nocivas y peligrosas para la salud.

En Villa Clara, la empresa reorganizó la venta con un cronograma que excluye a quienes ya han comprado tres veces en el año. La supuesta “equidad” se traduce en nuevas restricciones para hogares que deben adaptarse a un sistema rígido y a inventarios que en muchos puntos no superan los 200 cilindros diarios.

Cada vez que se agotan las reservas, la población queda expuesta a largas esperas y a la incertidumbre sobre cuándo podrá volver a cocinar con gas.

El gobierno atribuye estas limitaciones a la falta de financiamiento y a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, a las que califica como parte de un “bloqueo multidimensional”.

Por el momento, no se vislumbra una salida que permita superar la dependencia extrema de importaciones puntuales para garantizar un servicio básico como el GLP.

Mientras los partes oficiales reflejan una situación crítica en términos técnicos, en las calles de Cuba la percepción ciudadana va más allá de los números: la desesperanza se instala como un sentimiento generalizado ante el empeoramiento de las condiciones de vida.

Preguntas frecuentes sobre la crisis del gas licuado en Cienfuegos

¿Cuál es el principal problema con la aplicación MiTurno en Cienfuegos?

La aplicación MiTurno ha generado caos y desconfianza debido a irregularidades en el orden de los turnos, favoritismos y fallas técnicas que impiden una distribución justa del gas licuado. A pesar de que fue presentada como una solución para mejorar la transparencia en la distribución del GLP, ha resultado en más problemas para la población.

¿Por qué los problemas de distribución de gas son tan graves en Cuba?

La crisis del gas en Cuba es parte de un problema nacional que incluye falta de financiamiento, sanciones económicas y una dependencia extrema de importaciones puntuales para el suministro de gas licuado de petróleo. Estas dificultades se reflejan en una distribución irregular y la falta de alternativas viables para la población.

¿Cómo afecta la escasez de gas licuado a la población de Cienfuegos?

La escasez de gas licuado deja a miles de cienfuegueros sin alternativas para cocinar, en un contexto de apagones y condiciones de vida precarias. La situación se agrava con la presencia de un mercado negro donde los precios son exorbitantes, y una aplicación que no resuelve el acceso equitativo al recurso.

¿Qué alternativas tienen las personas mayores sin acceso a tecnología para obtener gas licuado?

Las personas mayores en Cuba enfrentan una exclusión tecnológica que las deja sin acceso al gas licuado debido a la obligatoriedad de usar aplicaciones móviles como MiTurno. Esto ha generado un rechazo generalizado, ya que muchas de estas personas no cuentan con los medios tecnológicos necesarios para gestionar sus turnos.

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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un editor antes de su publicación.




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