Trump autoriza ataques ucranianos con misiles de largo alcance dentro de Rusia

La decisión, confirmada por declaraciones de su vicepresidente JD Vance y del enviado especial Keith Kellogg, podría marcar un punto de inflexión en el conflicto que ya se prolonga por más de tres años y medio.

Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska © whitehouse.gov
Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska Foto © whitehouse.gov

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio un giro inesperado en su política hacia la guerra en Ucrania al autorizar el uso de misiles de largo alcance para golpear objetivos estratégicos en territorio ruso.

La decisión, confirmada por declaraciones de su vicepresidente JD Vance y del enviado especial Keith Kellogg, podría marcar un punto de inflexión en el conflicto que ya se prolonga por más de tres años y medio.

“Hay que usar la capacidad de atacar profundamente, no existen santuarios”, afirmó este lunes Kellogg en una entrevista con Fox News.

Sus palabras confirmaron lo que ya adelantaba Vance: la Casa Blanca está evaluando suministrar a Kiev misiles de crucero Tomahawk, con un alcance de 2,500 kilómetros, capaces de poner a Moscú y otras ciudades rusas bajo amenaza directa.

Un giro de 180 grados de Trump

El cambio resulta especialmente llamativo porque Trump había criticado en agosto los ataques ucranianos con drones contra infraestructuras energéticas rusas, llegando a decir que estaba “muy enojado” por el impacto sobre el oleoducto Druzhba.

Sin embargo, en las últimas semanas el mandatario endureció su retórica hacia Vladimir Putin. “Estoy muy insatisfecho con lo que hace Rusia y el presidente Putin. Está matando gente sin ningún motivo”, dijo el 25 de septiembre en una rueda de prensa.


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El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pidió formalmente los Tomahawk durante una reunión con Trump en la Asamblea General de Naciones Unidas.

Aunque no se ha confirmado la entrega inmediata, fuentes citadas por BBC y CNN aseguran que la administración estadounidense considera vender los misiles a aliados europeos para que sean estos quienes los transfieran a Kiev.

El valor estratégico de los Tomahawk

Los Tomahawk son armas de precisión desarrolladas en los años ochenta y usadas por primera vez en la Guerra del Golfo de 1991. Su capacidad de modificar objetivos en pleno vuelo y penetrar defensas aéreas los convierte en un recurso de alto valor estratégico.

Hasta ahora, solo un puñado de países aliados de Washington, como el Reino Unido y Japón, han tenido acceso a ellos.

Según el análisis de Nick Paton Walsh para CNN, el suministro de estos misiles representaría “una intensificación drástica de las capacidades de Ucrania”, planteando un nuevo desafío para las defensas rusas y abriendo la posibilidad de que infraestructuras clave en Moscú o San Petersburgo se conviertan en blancos potenciales.

Reacciones en Moscú y Kiev

El Kremlin reaccionó con cautela. Dmitry Peskov, portavoz del gobierno ruso, restó importancia a la amenaza, asegurando que “no existe ninguna panacea que pueda cambiar la situación en el frente para el régimen de Kiev”. Sin embargo, analistas occidentales coinciden en que la noticia aumenta la presión militar y psicológica sobre Moscú.

Desde Kiev, el viceministro de Defensa Ivan Havryliuk declaró a la BBC que el suministro de misiles de largo alcance sería clave para obligar a Rusia a sentarse en la mesa de negociaciones. “Si el coste de continuar la guerra para Moscú es demasiado alto, se verá obligado a iniciar conversaciones de paz”, afirmó.

El ministro ucraniano de Exteriores, Andriy Sybiha, fue aún más contundente en el Foro de Seguridad de Varsovia. Acorde a la agencia Ukrinform, el canciller declaró este lunes: “Ahora no habrá lugar seguro en territorio ruso; nuestras armas alcanzarán cualquier instalación militar del enemigo”.

Una guerra en escalada

La decisión estadounidense llega en un momento de recrudecimiento del conflicto. Septiembre registró un récord de ataques aéreos rusos contra Ucrania, con más de 5,600 drones y 187 misiles lanzados, según datos de la Fuerza Aérea de Kiev citados por ABC News.

Los bombardeos dejaron decenas de muertos y cientos de heridos, mientras la infraestructura energética ucraniana volvió a ser uno de los principales blancos.

Expertos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington advierten que la guerra se encuentra en una fase de desgaste prolongado, en la que Moscú cree aún poder resistir pese a sus enormes pérdidas militares y económicas.

“Occidente debe actuar en consecuencia e invertir en la capacidad de Ucrania para proyectar fuerza en territorio ruso mediante ataques de largo alcance”, señaló un informe rubricado este martes por Max Bergmann y Maria Snegovay.

Incertidumbre en la “decisión final”

Aun con las declaraciones de Vance y Kellogg, la última palabra sigue en manos de Trump, que ha demostrado en el pasado inclinarse por frenar medidas que podrían llevar a una escalada incontrolable.

Sin embargo, cada nuevo ataque ruso contra civiles en Ucrania y cada violación del espacio aéreo de la OTAN —como las ocurridas recientemente en Polonia y Estonia— aumentan la presión para que Washington concrete el envío de armamento avanzado.

Lo que parece claro es que la guerra ha entrado en una nueva fase: con Ucrania cada vez más capacitada para golpear dentro de Rusia y con un Kremlin que, pese a su retórica desafiante, enfrenta un creciente desgaste militar, económico y social.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un editor antes de su publicación.




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