La provincia de Matanzas vive una de las peores crisis de los últimos años: a la prolongada escasez de agua potable se suman apagones que superan las 24 horas y un repunte de enfermedades virales como el dengue y el chikungunya, que mantienen colapsados los centros de salud locales.
Videos recientes difundidos en redes sociales muestran a vecinos de varios barrios recurriendo a alcantarillas y canales de desagüe para conseguir agua con la que cocinar, bañarse o limpiar.
En uno de los clips, compartido por el usuario @paquitovlogs777 en Instagram, se observa a un grupo de personas llenando cubos y botellas desde una zanja insalubre, mientras otros advierten que “ya no queda otra opción”.
“La escasez de agua se ha agudizado a tal punto que las personas tienen que acudir a las alcantarillas para obtener este recurso”, denunció el creador en su publicación, que se volvió viral bajo la etiqueta #Cuba #Hoy.
La situación sanitaria se agrava con la expansión del dengue y el chikungunya, que afectan a cientos de familias. Médicos locales, bajo anonimato, reportan hospitales desbordados y escasez de medicamentos antipiréticos y sueros.
El diario oficialista Girón reconoció en agosto que la escasez prolongada ha impulsado un mercado negro del agua, donde el precio por litro alcanza un peso cubano. Para una familia de tres personas, cubrir el consumo básico mensual puede significar más de 9,000 pesos —una cifra impagable para la mayoría.
Lo más leído hoy:
El acceso al agua se ha convertido en un lujo debido a roturas en equipos de bombeo, variaciones de voltaje y cortes eléctricos constantes.
Según Yordanis Mora Sánchez, director de Ingeniería de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado (EAA), al menos una docena de bombas se encuentran fuera de servicio, y más del 60% de las afectaciones están relacionadas con la falta de electricidad.
“Una simple parada de minutos provoca un colapso en la distribución, y reiniciar el sistema requiere maniobras técnicas para evitar retrocesos en la red”, explicó el funcionario.
La crisis de Matanzas refleja un problema nacional de infraestructura y gestión. En La Habana, casi medio millón de personas tampoco tienen acceso estable al agua potable, mientras otras provincias del oriente del país reportan apagones de hasta 30 horas consecutivas y brotes similares de enfermedades transmitidas por mosquitos.
Vecinos de Matanzas aseguran que las autoridades locales han prometido soluciones sin resultados visibles. “Después que vinieron los dirigentes todo empeoró, ni en el hospital hay agua”, denunció una residente en declaraciones a medios independientes.
Mientras tanto, en redes sociales abundan las quejas y el sarcasmo. “Y mañana los llaman para ir a recibir a Díaz-Canel, y van todos contentos”, escribió un usuario en un comentario viral. Otros acusan al gobierno de “mantener al pueblo ocupado en sobrevivir para que no tenga tiempo de protestar”.
Sin agua, con apagones y en medio de una crisis sanitaria creciente, Matanzas se ha convertido en el reflejo más crudo del deterioro que sufre hoy la vida cotidiana en Cuba. Una provincia emblemática, ahogada por la miseria y la indiferencia.
Archivado en:
