Silenciada, vilipendiada y censurada en su propio país, Celia Cruz sigue siendo, cien años después de su nacimiento, una de las voces más libres y poderosas de la historia cubana.
En este centenario, su legado ha demostrado estar más vivo que nunca, al igual que su firme pronunciamiento contra la dictadura y en defensa de los presos políticos.
La Embajada de Estados Unidos en La Habana recordó este martes en X una emblemática frase de la Reina de la Salsa: “Los presos políticos son héroes. Ellos son los que verdaderamente luchan por una Cuba libre”.
Además, la publicación incluyó un video homenaje con un poderoso mensaje: “Hoy nos unimos a tantísimos cubanos orgullosos de honrar la vida y el legado de Celia Cruz en lo que hubiera sido su cumpleaños centenario”.
Sin embargo, esta no fue la única de las frases que dirigió la gran artista contra el régimen cubano.
Según el Center for a Free Cuba, Celia Cruz mostró desde siempre una diferencia irreconciliable con Fidel Castro y el régimen.
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En 1959, cuando Fidel Castro quiso conocerla durante una recepción en La Habana, se negó con dignidad: “Si quiere verme, que venga él”, dijo.
A partir de ese momento, Celia Cruz selló su destino: el de una artista libre condenada al exilio por negarse a inclinarse ante el poder.
En 1960 abandonó la Isla y jamás volvió a pisarla bajo la dictadura. Ni siquiera cuando su madre agonizaba le fue permitido regresar para despedirla, un hecho que marcó a la cantante durante toda su vida.
El régimen le cerró las puertas de su patria, pero su voz cruzó todos los mares.
Desde el exilio, Celia habló sin miedo. En múltiples entrevistas reiteró su rechazo al sistema que la desterró. “Mientras Cuba esté bajo esa dictadura, no puedo regresar. Mi corazón está allá, pero no mi cuerpo”, declaró en conversación con Univisión.
En 2002, en declaraciones a El País, fue igual de contundente: “No puedo ir a Cuba, no mientras haya esa dictadura. Cuando Cuba sea libre, entonces iré. Mientras no haya libertad, mientras estén presos los que opinan diferente, no puedo ni quiero ir”.
En cada palabra, Celia defendía el derecho a la libertad de pensamiento, un valor por el que hoy siguen pagando con prisión decenas de artistas y activistas en la Isla.
Su frase más repetida, “Los presos políticos son héroes. Ellos son los que verdaderamente luchan por una Cuba libre”, se ha convertido en un grito de resistencia que trasciende generaciones.
La artista también denunció el silencio y la censura cultural que el régimen impuso sobre su obra. “Yo no quiero ir a un país donde no pueda hablar como estoy hablando ahora contigo”, dijo en una entrevista en España.
Y agregó con ironía y coraje: “Déjame decírtelo bonito: que el cáncer que sufre ese país desaparezca”.
A través de su música, Celia Cruz expresó la nostalgia del exilio y su amor por Cuba.
En su canción La Cuba mía confesó: “La Cuba que yo soñé no es la que estoy mirando”, y proclamó su deseo de unidad: “Mi Cuba tiene que ser de todos los que la quieren”.
En Canto a La Habana, su promesa quedó grabada para siempre: “Habana, cuando tú seas libre, yo regresaré cantando”.
Celia fue más que una intérprete: fue una embajadora de la cultura cubana libre.
“Azúcar”, su grito inmortal, fue su manera de afirmar que la alegría y la identidad pueden sobrevivir incluso al destierro.
Mientras el castrismo intentaba borrar su nombre de los medios, su música se convertía en símbolo de orgullo y resistencia en todo el mundo.
A un siglo de su nacimiento, la Reina de la Salsa es homenajeada en diferentes ciudades del mundo.
Dentro de Cuba, en cambio, su nombre sigue siendo tabú. Según denunció el Center for a Free Cuba, el homenaje preparado por el grupo teatral El Público en la Fábrica de Arte Cubano fue cancelado por las autoridades culturales, en lo que críticos consideran una muestra más del miedo del régimen a su memoria.
Pero ni la censura ni el tiempo han logrado apagar su voz. Celia Cruz sigue viva en su música, en sus frases y en la memoria de un pueblo que no ha dejado de amarla.
Como ella misma dijo una vez: “La Cuba que yo conocí ya no existe. Cuba vive en mi corazón, no en esa dictadura”.
Y así, cien años después, su voz vuelve a decir lo que muchos callan: los presos políticos son héroes, y Cuba solo será libre cuando su arte, su música y su gente también lo sean.
Preguntas frecuentes sobre Celia Cruz y su legado en el centenario de su nacimiento
¿Por qué se considera a Celia Cruz un símbolo de resistencia contra el régimen cubano?
Celia Cruz es vista como un símbolo de resistencia contra el régimen cubano porque, tras su exilio en 1960, se negó a regresar a Cuba mientras la isla estuviera bajo dictadura. Durante su vida, expresó abiertamente su rechazo al régimen de Fidel Castro y defendió a los presos políticos, calificándolos de héroes. Su música fue prohibida en Cuba, pero su legado y mensaje de libertad han trascendido fronteras.
¿Cuál fue la reacción del gobierno cubano al centenario de Celia Cruz?
El gobierno cubano respondió al centenario de Celia Cruz con censura. Cancelaron un homenaje artístico en su honor, organizado por el Teatro El Público y la Fábrica de Arte Cubano, sin ofrecer razones claras. Esta acción fue vista como una continuidad de la política de censura hacia su figura, que aún en la actualidad, sigue siendo ignorada oficialmente en Cuba.
¿Cómo se ha conmemorado el centenario de Celia Cruz fuera de Cuba?
El centenario de Celia Cruz ha sido ampliamente conmemorado fuera de Cuba con eventos significativos. Se celebró un gran concierto en el Parque Central de Nueva York y una misa conmemorativa en La Habana, permitida por la Iglesia Católica, aunque sin respaldo oficial del gobierno. Además, se lanzó un canal de radio dedicado a su música en SiriusXM, y fue homenajeada en la gala de Billboard Mujeres Latinas en la Música.
¿Qué mensaje ha dejado Celia Cruz sobre la libertad y los presos políticos cubanos?
Celia Cruz dejó un mensaje claro sobre la libertad y los presos políticos cubanos, al afirmar que "los presos políticos son héroes" y que verdaderamente luchan por una Cuba libre. Esta declaración se ha convertido en un símbolo de resistencia que sigue inspirando a quienes desean ver un cambio en Cuba y reconocer la valentía de aquellos que sufren por expresar sus opiniones.
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