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El municipio de Río Cauto, en la provincia de Granma, continúa bajo fase de alarma por las graves inundaciones provocadas por el huracán Melissa, que desbordó el río más extenso de Cuba y dejó a miles de familias sin hogar, sin agua potable y con pérdidas totales en sus bienes y cultivos.
Según reportes del Consejo de Defensa Municipal (CDM), más de 7.700 personas permanecen evacuadas en centros de protección, mientras que otras lo hacen en casas de familiares.
Aunque el nivel del agua ha comenzado a descender en varias zonas, persisten encharcamientos y problemas de drenaje que impiden el retorno seguro de los residentes.
La presidenta del Consejo de Defensa Municipal, Sadia Pérez Nápoles, y la primera secretaria del PCC en Granma, Yudelkis Ortiz Barceló, encabezaron una reunión de emergencia para evaluar la situación actual y definir medidas inmediatas de recuperación.
Entre los principales problemas señalados está la falta de agua potable. Las autoridades admitieron que la mayoría de los sistemas de abasto permanecen fuera de servicio, por lo que se han instalado puntos de distribución con carros cisterna procedentes de Las Tunas y se habilitaron reservorios temporales en las comunidades más aisladas.
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También se acordó garantizar la entrega de alimentos básicos y leche en polvo a los grupos priorizados —niños, embarazadas y ancianos—, además de cereal sustitutivo para los casos que no la consuman.
Se prevé la distribución controlada de pollo para menores de 13 años y adultos mayores de 65, dijeron las autoridades.
Además, instruyeron realizar un levantamiento detallado de las afectaciones a viviendas, cosechas y servicios básicos. Entre los puntos críticos se encuentran varias subestaciones eléctricas inundadas y el Parque Solar Fotovoltaico, que será inspeccionado por una comisión nacional de especialistas.
Aunque el río Cauto ha regresado a su nivel habitual tras las lluvias, la situación humanitaria sigue siendo grave. Las autoridades aseguran que “la prioridad es la salud, el abastecimiento y la transparencia”, pero los pobladores reclaman soluciones concretas para recuperar sus viviendas y cultivos destruidos.
La crisis ha puesto en evidencia, una vez más, la fragilidad del sistema de gestión de desastres en Cuba y la escasez de recursos materiales para enfrentar emergencias naturales. Muchos de los evacuados permanecen en albergues improvisados sin condiciones adecuadas de higiene ni alimentación suficiente.
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