La nueva política cambiaria del régimen explicada sin muela… y por qué solo gana GAESA



Con la tasa de 1x24, las empresas de GAESA pueden comprar dólares a precio de regalo, importar productos baratos y luego venderlos en MLC como si el dólar costara 440 pesos. El negocio es redondo.

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Este miércoles el Banco Central de Cuba (BCC) anunció con bombos y platillos que el país “iniciaba la transformación del mercado cambiario”.

Lo presentaron como si fuera el comienzo de una nueva era: estabilidad, transparencia, equilibrio monetario… Pero cuando uno se sienta a leer la letra chiquita, la historia es otra: el régimen ha creado tres tasas de cambio distintas que no arreglan nada, y que, como siempre, terminan beneficiando al poder y no al pueblo.

En otras palabras: han hecho un relajo con el dinero, pero con palabras bonitas.

¿Qué es eso de la tasa de cambio y por qué importa?

La tasa de cambio es simplemente el precio del dólar (o del euro) medido en pesos cubanos.

Si te dicen que un dólar vale 440 pesos, significa que necesitas 440 CUP para comprar uno. Y si el gobierno dice que vale 24… bueno, ojalá fuera cierto.

El problema es que en Cuba existen varios precios del mismo dólar, y eso rompe cualquier lógica económica. Mientras tú vas a la calle o a Telegram a cambiar a 440, el Estado se da el lujo de comprar dólares a 24 pesos y decir que todo está “bajo control”.


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El nuevo invento: Tres tasas, tres mundos

Con el anuncio del Banco Central, Cuba ahora tiene tres tasas oficiales de cambio:

  1. La tasa de 1x24, que se mantiene para las operaciones del gobierno: electricidad, petróleo, canasta básica, transporte… todo lo que el Estado considera “estratégico”. Es el dólar de los ministerios, las empresas estatales y, sobre todo, de GAESA, el grupo militar que controla el turismo, las tiendas MLC, los aeropuertos y hasta los bancos.
  2. La tasa de 1x120, para empresas estatales o mixtas que generen divisas, como exportadoras o turísticas. Supuestamente busca “estimular la competitividad”. En la práctica, es una manera de darles un poquito más de oxígeno sin soltarles el control.
  3. La nueva tasa “flotante”, que se actualizará cada día, según dice el Banco Central, “en función de la oferta y la demanda”. Es la que se aplicará a las personas naturales, al sector privado y a cualquier cubano que quiera comprar o vender divisas en CADECA o en el banco.

Suena a libre mercado, pero es otra historia.

El truco: Un mercado “flotante” que no flota

El Banco Central quiere hacerte creer que este nuevo tipo de cambio se moverá libremente, como en otros países, según cuántos dólares entren o salgan del mercado. Pero el problema es que en Cuba no hay un mercado libre, porque todo pasa por las manos del Estado. El gobierno decide:

  1. Cuántos dólares vende;
  2. A quién se los vende;
  3. A qué precio;
  4. Y cuándo los pone en circulación.

Eso no es una tasa flotante, eso es una tasa amarrada. O como diría cualquier cubano: una cuerda que ellos aflojan o aprietan según les convenga.

El economista Mauricio de Miranda Parrondo lo explicó sin rodeos: “La ministra del Banco Central pretende decirle al mercado a cuál tasa debe operar. Así no funciona la economía”.

Y tiene razón. En un mercado de verdad —como en México, Colombia o República Dominicana— los bancos compran y venden divisas libremente, y el Banco Central solo publica una tasa promedio al final del día.

En Cuba, es al revés: primero el Banco Central dice la cifra, y después obliga al mercado a adaptarse.

GAESA gana, el pueblo pierde

Detrás de todo este enredo hay un ganador claro: GAESA, el consorcio militar que mueve el dinero grande del país.

Con la tasa de 1x24, las empresas del grupo pueden comprar dólares a precio de regalo, importar productos baratos y luego venderlos en MLC como si el dólar costara 440 pesos. El negocio es redondo.

El propio De Miranda lo denunció con nombre y apellido: “Quieren darle condiciones especiales a ciertos segmentos (GAESA entre ellos) para operar con una tasa de 1x24 que es insostenible para el país.”

Piénsalo así: Tú trabajas en un negocio privado y necesitas dólares para importar harina, piezas o aceite. Vas al banco y te dicen que el dólar cuesta lo que el gobierno quiera ese día, o que no hay disponibilidad.

Mientras tanto, GAESA los compra a 24 pesos y vende los mismos productos en divisa dura. Eso no es una política económica: es un sistema de privilegios.

Tres tasas, tres realidades

Vamos a ponerlo en ejemplos concretos:

  • El Estado: compra dólares a 24 pesos. Con 24 CUP se lleva un dólar. En la realidad, el dólar vale 440. Es como si tú fueras al agro con 10 pesos y te vendieran un quintal de arroz. Pura fantasía.
  • Las empresas estatales intermedias: cambian a 120. Respiran un poco más, pero siguen dependiendo de permisos, ministerios y papeleo.
  • El ciudadano común: si tiene suerte, podrá cambiar unos 100 dólares al tipo “flotante”. Pero ese valor lo decide el Banco Central, y casi nunca hay divisas disponibles. En resumen: la gente seguirá comprando y vendiendo dólares en la calle, donde vale mucho más.

Tres tasas, tres mundos, y un solo resultado: La desigualdad.

La mentira económica

El régimen dice que estas medidas evitarán devaluaciones bruscas y protegerán al pueblo.

La realidad es que la población no tiene acceso a ninguna de esas ventajas. Todo el sistema está pensado para mantener vivo el aparato estatal y militar, no para estabilizar la moneda.

De Miranda lo resumió mejor que nadie: “Es un autoengaño inadmisible creer que porque el gobierno decide que el dólar vale 24 pesos, el mercado lo aceptará”.

Y esa es la esencia de la política económica cubana desde hace décadas: el Estado inventa un número y espera que la realidad se adapte.

¿Qué pasará ahora?

Nada que no sepamos:

  1. El peso cubano seguirá perdiendo valor.
  2. El mercado informal seguirá marcando el ritmo.
  3. Los precios seguirán subiendo.
  4. Y el gobierno seguirá hablando de “ordenamiento monetario” mientras el país se hunde en desorden.

El nuevo esquema cambiario no es una solución, es un parche con uniforme verde olivo. No un paso hacia la estabilidad, sino otra vuelta de tuerca para controlar cada dólar que entra al país.

En resumen

La “transformación cambiaria” no transforma nada. Solo divide más al país:

  • Entre los que tienen acceso a dólares y los que no.
  • Entre los que mandan y los que sobreviven.
  • Entre el discurso oficial y la realidad del bolsillo.

Tres tasas, tres mentiras, una sola verdad: en Cuba, el dinero sigue valiendo menos que la obediencia.

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