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El jueves 18 de diciembre de 2025, el Banco Central de Cuba estrenó su nueva tasa “flotante” para la compraventa de divisas en CADECA: 401.80 pesos para la compra y 418.20 para la venta.
Una cifra que, en apariencia, intenta acercarse al mercado real, pero que sigue lejos del valor que marcan los cubanos de a pie.
Ese mismo día, el portal independiente El Toque fijaba la tasa informal del dólar en 440 CUP, el euro en 480 y el MLC en 300.
La diferencia puede parecer pequeña, pero revela una verdad incómoda: los cubanos siguen confiando más en la calle que en el Estado. Y el régimen lo sabe.
El dilema: Pocos dólares y menos confianza
El Banco Central puede publicar la tasa que quiera, pero si no tiene dólares suficientes para vender, el mercado oficial no funcionará.
Hoy, las reservas del país están exhaustas, el turismo sigue por debajo de los niveles de 2019, y las exportaciones estatales no logran generar divisas frescas.
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Mientras tanto, los cubanos que reciben remesas o trabajan con moneda fuerte prefieren cambiar sus dólares en el mercado informal, donde pagan más y sin papeleo.
En este escenario, el Estado enfrenta un dilema: necesita captar dólares para sobrevivir, pero no puede competir con la calle.
Por eso, más que persuadir, intentará imponer.
Estrategia 1: Miedo
Ya se insinúa en los medios oficialistas: alertas contra las “operaciones ilícitas de divisas”, reportes policiales, y advertencias del ministerio del Interior. El mensaje es claro: “Cambiar fuera del sistema es un delito”.
El régimen confía en que el miedo funcione donde la economía fracasa. Pero los cubanos ya han visto ese guion antes, y saben que mientras el gobierno no tenga dólares, CADECA será solo una vitrina vacía.
Estrategia 2: Control
La segunda herramienta será el control bancario y financiero. Reducir el uso de efectivo, limitar las transferencias, obligar a usar tarjetas y cerrar cada vez más el acceso al dólar físico.
En otras palabras: acorralar al ciudadano hasta que no tenga otra opción que pasar por el banco. Pero ese control alimenta otro fenómeno: la emigración de las operaciones hacia canales digitales (Zelle, Binance, Revolut, remesadoras informales), fuera del alcance del Estado.
Estrategia 3: Manipulación
La tercera jugada será manipular la tasa oficial. El régimen puede subirla ligeramente para simular una “flotación real”, acercándola al valor informal cuando le convenga.
Así intenta convencer de que “el mercado se está equilibrando”. Pero en realidad, solo cambia el cartel, no el precio real del dólar.
Como advierte el economista Mauricio de Miranda Parrondo, las tasas múltiples solo crean distorsiones y privilegios: “Mantener un dólar a 24 pesos para algunos y otro a 400 para el resto no es política económica: es un disparate”.
La pregunta
El gobierno cubano puede intentar imponer su tasa con miedo, control y manipulación. Pero no puede cambiar una verdad elemental: la gente vende donde le pagan más, no donde el régimen lo ordena.
Mientras la economía siga estancada y el peso se derrumbe, los cubanos seguirán cambiando dólares en la calle, no en CADECA.
Y ningún decreto podrá convertir una tasa impuesta en una tasa creíble.
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