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El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla salió este sábado en defensa del régimen de Nicolás Maduro, luego de que Estados Unidos designara al Gobierno de Venezuela como organización terrorista extranjera, medida que forma parte de la nueva ofensiva de Washington contra el chavismo.
A través de su cuenta en X (antes Twitter), Rodríguez calificó la designación del Departamento de Estado como un “acto arbitrario, fraudulento, unilateral y políticamente motivado”, y acusó a la administración estadounidense de “manipular el terrorismo como arma política”.
“¿Qué moral tiene el gobierno de Estados Unidos para estas designaciones, cuando protege y financia organizaciones terroristas en su territorio, se niega a colaborar con países vecinos como Cuba en materia de terrorismo y habla abiertamente de acciones encubiertas y sabotajes de la CIA contra infraestructuras venezolanas?”, escribió el ministro de Relaciones Exteriores del régimen cubano.
Rodríguez afirmó que la decisión estadounidense busca “aislar internacionalmente a la Revolución Bolivariana y chavista”, además de “aumentar la presión y escalar una agresión con impredecibles consecuencias para la paz y la estabilidad de América Latina y el Caribe”.
El canciller reiteró la “solidaridad total” de Cuba con el pueblo y el gobierno de Venezuela, al tiempo que calificó la medida de “infame barbarie”.
La reacción del ministro cubano se produce un día después de que el presidente Donald Trump anunciara nuevas sanciones contra familiares y allegados de Nicolás Maduro y Cilia Flores, a quienes Washington acusa de formar parte de una “estructura de narco-corrupción que sostiene al régimen ilegítimo de Caracas”.
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El Departamento del Tesoro estadounidense incluyó esta semana en su lista de sancionados a varios miembros del clan Flores-Malpica, así como a empresarios y allegados vinculados a operaciones de corrupción y lavado de dinero dentro de Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, la designación del régimen de Maduro como organización terrorista “envía un mensaje claro a los actores criminales que amenazan la estabilidad del hemisferio” y forma parte de la estrategia de seguridad nacional del presidente Trump.
“Maduro y sus cómplices amenazan la paz y la estabilidad de nuestro hemisferio. Estados Unidos no permitirá que su narcoestado siga exportando drogas, corrupción y represión”, afirmó Bessent en un comunicado oficial.
Este sábado la crisis entre Washington y Caracas llegó a un punto de máxima tensión luego de que EE.UU. incautara un segundo barco petrolero frente a las costas de Venezuela en aguas internacionales, en una operación liderada por la Guardia Costera.
La acción ocurre días después de que el presidente Donald Trump anunciara un “bloqueo total y completo” contra “todos los petroleros sancionados que entran y salen de Venezuela”.
Cuba y Venezuela mantienen una estrecha alianza política y económica desde hace más de dos décadas.
El régimen de La Habana depende del suministro de petróleo subsidiado venezolano, mientras Caracas se apoya en el asesoramiento militar y de inteligencia cubano para sostener su aparato represivo y su red de control interno.
Washington ha reiterado que ambas dictaduras “actúan coordinadamente” en actividades de espionaje, tráfico ilícito y desinformación regional, lo que justifica —según la administración Trump— la ampliación de sanciones y el refuerzo militar en el Caribe.
Un artículo del New York Times reveló la semana pasada que la estrategia del secretario de Estado Marco Rubio para lograr cambios en La Habana pasa por erradicar al chavismo.
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