El sacrificio de animales en los rituales de las religiones afrocubanas ha desatado un debate entre los santeros. En un reportaje publicado por Cubanet puede verse a tres de los principales grupos yorubas de la Isla defendiendo sus distintos puntos de vista.
Los babalawos tradicionales, seguidores de las raíces nigerianas, creen que estas prácticas deben quedar reducidas a la mínima expresión. Los conocidos como "babalawos criollos" y los santeros con un concepto propio de la religiosidad africana defienden que la sangre constituye un elemento clave del sacrificio, aunque ponen el foco en la mutilación de animales. Mientras que el tercer grupo, nacido de los criollos, aboga por eliminar de forma total este tipo de sacrificios.
"Yo no voy a coger un animal para que pague y me armonice una falta que yo tuve. El sacrificio de animales para ofrecer su sangre a las divinidades tiene sus sustitutos en las plantas y minerales. Hay una variedad inmensa de sangre negra y blanca. La sangre blanca la encontramos en los fluidos corporales, como el semen, la saliva. Están las plantas que la savia es blanca o incolora, la hierba de la sangre, el mangle rojo; están también algunos minerales que son blancos que se pueden utilizar con agua ritualizada", explicó al citado medio Fernando Varona Millé, Sacerdote Ifá.
Una versión opuesta a la que explica el santero Oniel Morales, que habla de la sangre como la piedra angular para la salvación. "No puede ser eliminada, sería como si tú eliminaras los alimentos que te mantienen vivo. Eso no justifica matar a varios animales de cuatro patas en ceremonias colectivas, cuando con uno solo basta. Eso es abuso porque en esta religión no se pide dinero", aseguró.
En la literatura religiosa afrocubana el sacrificio animal se emplea para preservar la vida de un ser humano, ya que la religión yoruba "sostiene que los animales absorben todos los males".
Pero el principal problema es que en Cuba no hay una ley que persiga el maltrato animal, al mismo tiempo que los activistas no gozan del suficiente impacto a nivel social. En este sentido la Constitución establece en su artículo 27 que el Estado es el encargado de "proteger el medio ambiente y los recursos naturales del país".
"Reconoce su estrecha vinculación con el desarrollo económico y social sostenible para hacer más racional la vida humana y asegurar la supervivencia, el bienestar y la seguridad de las generaciones actuales y futuras", reza el citado artículo. Sin embargo no se hace referencia a reglamentos que legislen la vida y sacrificio de animales.
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