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Nuevas regulaciones de EEUU limitan opciones de visa para embarazadas cubanas

La nueva normativa del Departamento de Estado que restringe el ingreso al país de mujeres embarazadas, deja un contexto complicado para visitantes de cualquier nacionalidad, incluyendo las cubanas.

Abogado de Migración Willy Allen © CiberCuba
Abogado de Migración Willy Allen Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

Una regulación del Departamento de Estado que restringe el ingreso a Estados Unidos de embarazadas deja un contexto complicado para visitantes mujeres de cualquier nacionalidad, incluyendo las cubanas.

La nueva norma anunciada este jueves por el Departamento de Estado sostiene que el hecho de que una mujer embarazada solicite una visa tipo B1/B2 destinada a turismo o viajes de negocios, pero con el presunto objetivo de dar a luz en Estados Unidos, “es una base inadmisible para la emisión” del documento de viaje.

Las mujeres extranjeras deberán demostrar a partir de ahora que viajan a Estados Unidos para una razón médica específica y no exclusivamente para tener al bebé.

La norma afectará a muchas cubanas que llegan a Estados Unidos de forma legal y que esperan un año y un día para acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, declaró a CiberCuba el abogado Willy Allen, experto en temas migratorios.

En estos casos, lo más recomendable para una mujer cubana que llegue y tenga su hijo en el país sería quedarse para obtener la residencia tras su entrada legal. Si la persona tiene el hijo y regresa a Cuba no tiene ninguna garantía de mantener su visa o de obtenerla nuevamente, detalló el abogado, residente en Miami.

De acuerdo con Allen, las leyes son claras al respecto. Un recién nacido obtiene el derecho a la ciudadanía americana; pero eso no significa que el padre adquiera el mismo beneficio. "La visa de la madre puede ser revocada o cancelada aunque haya parido en Estados Unidos", agregó.

Allen consideró que la entrada al país de las visitantes con visa de turismo o negocio va a depender mayormente del oficial de inmigración que las atienda al llegar al punto de revisión del aeropuerto.

“Puede simplemente impedirle entrar y devolverla a su país de origen. En todo caso, va a depender del criterio del oficial de inmigración, es su potestad para casos de embarazo, vengan de donde vengan”, subrayó.

No hay ningún requisito en la entrevista para visas de visitante que implique ofrecer información en una planilla o a un funcionario consular sobre si la solicitante está embarazada. Tampoco un oficial de fronteras puede negar el ingreso a una mujer si sospecha que está esperando un bebé.

Pero los funcionario sí deberán determinar si la solicitante viajará a Estados Unidos principalmente para dar a luz.

Si las autoridades consulares estiman que la visita de una embazada a Estados Unidos tiene por objetivo que nazca su bebé allí, recibirá un tratamiento similar al de cualquier visistante que viene al país a recibir un tratamiento médico, es decir, que tienen prevista atención de salud y que cuentan con recursos para costearlo.

Allen dijo al respecto que las condiciones para que se conceda una visa de visitante es que la persona no va a ser una carga pública para el gobierno, o que no mienta al entrar si le preguntan si viene a parir a Estados Unidos.

“Puede que la persona no se entere de que la visa se la cancelan hasta que intenta entrar de nuevo a Estados Unidos y no se lo permitan, o no se la renueven por inelegible”, alertó.

Sobre llamado "turismo de partos", Allen recordó que muchas mujeres, en especial latinoamericanas, viajan a Estados Unidos en el último trimestre del embarazo para que sus bebés obtengan la ciudadanía estadounidense, lo que constituye una responsabilidad para sistemas de seguros como el Medicaid.

“Pongamos el caso de que la mujer dé a luz en Estados Unidos. Vendría el tema del pago del parto o de la ayuda del gobierno estatal a través de Medicaid”, comentó.

El costo estimado de un parto sin complicaciones, dependiendo del estado y la institución que lo haga, está entre los $11 mil y $16 mil dólares, a excepción de algunos acuerdos que se pueden establecer previamente con clínicas, cuyo costo pueden oscilar entre $6 mil y $8 mil.

La situación es más difícil ahora que en años atrás, ante el temor de muchos médicos ginecólogos de responsabilizarse con partos donde no hay datos del embarazo, debido a que en las zonas de la frontera mexicana ha habido muchas demandas por supuestas negligencias.

"Digamos que la madre asuma el parto, o lo asuma el Medicaid. Se puede llegar a un acuerdo de pago pero si no se paga la factura médica es muy probable quedarse sin visa".

Explica al respecto que es casi imposible arreglar el problema pagando después al Medicaid, porque esta institución no cuenta con trámite establecido para recuperar el dinero en casos de partos, y la deuda queda siempre pendiente.

En todos los casos, es preferible tener un seguro médico o asegurarse de que se puedan pagar los gastos del parto con anticipación, sin depender de la ayuda del estado, Medicaid, pues aunque esta se concede de todas formas para parir, a la larga se convierte en un arrastre para trámites posteriores de visa, afirmó Allen.

El turismo de maternidad es un negocio rentable en Estados Unidos y otros países desarrollados con sistemas de salud de alto nivel. Algunas empresas estadounidenses hacen publicidad y cobran hasta $80,000 dólares por servicios que incluyen hotel y atención médica para aquellas mujeres que solo viajan a Estados Unidos con la finalidad de dar a luz.

El Centro de Estudios de Inmigración estimó que cada año se producen al menos 36,000 nacimientos de mujeres que llegaron a Estados Unidos con visas de turista y luego abandonaron el país.

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