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El gobierno cubano asegura que no tiene responsabilidad en el reclutamiento de ciudadanos cubanos para participar como mercenarios en la guerra entre Rusia y Ucrania, pese a las denuncias y testimonios que han sacudido a familias dentro y fuera de la isla.
En una entrevista con el programa estadounidense Democracy Now!, el vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío afirmó que La Habana "hizo público y denunció" el fenómeno de cubanos enrolados como soldados en ese conflicto bélico.
“Incluso se hizo público que habíamos tomado acciones, habíamos hablado con gobiernos vinculados con el tema”, declaró el funcionario, minimizando las acusaciones que han circulado en medios internacionales como la BBC o El País.
Fernández de Cossío aseguró que se han identificado ciudadanos cubanos luchando en ambos bandos del conflicto. “Se han detectado cubanos desde el lado de Rusia y se han detectado cubanos desde el lado de Ucrania”.
Según el vicecanciller, fueron redes de reclutamiento en Europa las que captaron a ciudadanos de varios países, incluidos cubanos, para enviarlos al frente de batalla.
“Nuestras leyes prohíben que un ciudadano bajo nuestra jurisdicción se preste a participar en las guerras de otros países. Es algo que se castiga por la ley en Cuba”, sentenció.
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Testimonios que contradicen al régimen
Sin embargo, múltiples investigaciones y testimonios de cubanos involucrados en el conflicto pintan un panorama muy distinto. Un reportaje del medio ucraniano Schemes reveló la presencia de varios cientos de cubanos luchando para el ejército ruso, muchos de ellos integrados a la 106ª División Aerotransportada, activa en algunas de las batallas más sangrientas de la guerra, como la de Bakhmut. Incluso se identificaron combatientes cubanos con insignias del grupo Wagner y promoviendo propaganda bélica en redes sociales.
Uno de los casos más conmovedores fue el de los jóvenes cubanos Andorf Velázquez y Alex Vega, de apenas 19 años, quienes denunciaron haber sido engañados con falsas promesas de empleo en construcción y terminaron reclutados en una base militar rusa.
“Todo ha sido una estafa. Tenemos miedo”, clamaron en un video difundido por AmericaTeVé, en el que también denunciaron haber sido golpeados, torturados y despojados de sus documentos.
Ambos padecen condiciones médicas delicadas: uno sufre artritis generalizada, el otro tiene un solo riñón. “Nos golpearon encueros… nos decían que los americanos nos habían mandado”, relataron. Sus testimonios encendieron las alarmas sobre la vulnerabilidad de jóvenes cubanos ante redes de reclutamiento con apariencia legal.
También, un oficial ruso reveló al Moscow Times que muchos de estos reclutas llegan directamente desde Cuba, firman contratos con el Ministerio de Defensa ruso y son enviados al frente. “Allí solo había cubanos y serbios”, confesó.
A través de redes sociales, personas como Elena Shuvalova han promovido contratos con el ejército ruso ofreciendo sueldos, beneficios migratorios y alojamiento, sin requerir pasaportes válidos.
Según Shuvalova, varios cubanos han sido enviados “exitosamente” a la guerra. En su perfil en redes sociales se evidencian vínculos con propaganda prorrusa, y publicaciones que ofrecen “ayuda” para enlistarse a pesar del estatus migratorio.
Silencio, contradicciones y más preguntas
Aunque el régimen insiste en que no tiene relación alguna con el reclutamiento, también ha admitido, en un comunicado del MINREX, que se investiga una red de trata de personas con fines militares que habría operado desde Rusia y Cuba. No obstante, no ha ofrecido cifras claras, ni detalles sobre los procesos penales mencionados, ni garantías sobre la protección de los afectados.
Mientras tanto, madres cubanas buscan desesperadamente noticias de sus hijos, jóvenes migrantes desaparecen en la maquinaria bélica del Kremlin, y las autoridades de la isla optan por la negación o la ambigüedad.
En medio de la crisis económica que golpea a la isla, muchos ven en estos contratos militares una “salida” desesperada. Otros, víctimas del engaño, han terminado atrapados en una guerra ajena que ahora los persigue con traumas, miedo y silencio.
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