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Carolina Barrero denuncia robo de pertenencias por la Policía: Me lo pueden quitar todo, no tienen poder sobre mí

“Me pueden llevar a la última celda de la última prisión de Guantánamo ahora mismo. Sus amenazas, toda su manipulación, no tienen poder sobre mí. Me lo pueden quitar todo, difamar, vigilar, torturar, hasta matar: lo que soy queda fuera de su alcance”, afirmó la activista.

Carolina Barrero © Facebook
Carolina Barrero Foto © Facebook

Este artículo es de hace 2 años

La historiadora del arte Carolina Barrero denunció el robo de pertenencias durante el secuestro y allanamiento de morada del que fue víctima recientemente, así como otras maniobras de la Seguridad del Estado para intentar desacreditarla y amedrentarla.

“Desde que el 1 de julio me sacaran a la fuerza de mi casa y la registraran sin una orden judicial faltan mi reloj y unos audífonos inalámbricos. Ambas cosas son delito, se llaman secuestro y allanamiento de morada, a lo que también se suma el hurto. Pedir por la liberación de los presos políticos no es un delito, estas tres cosas sí lo son”, señaló este sábado la activista en una publicación de Facebook.

Ese día, Barrero se encontraba en su casa preparando una pancarta pintada en una sábana, con versos de José Martí, cuando de pronto fue víctima de una operación relámpago de “extracción y secuestro” planificada por la Seguridad del Estado.

En un momento en que la joven abrió la puerta para recoger un envío de su padre, fue capturada y secuestrada por represores que se la llevaron sin una orden, sin mascarilla y medio descalza. Luego de propinarle un golpe en la cabeza, la introdujeron en un carro particular y sin distintivos, y la condujeron a un interrogatorio en una estación policial con la teniente coronel Kenia María Morales Larrea.

“Un hombre enorme, que se escondía tras la puerta, me levantó en peso y me sacó a la fuerza. Me resistí, me moví en el aire todo cuanto pude”, contó Barrero sobre un secuestro en el que terminó amenazada de ser procesada por el delito de “Instigación a delinquir” (art. 202.1 C.P.) por una publicación suya en redes sociales.

Sin embargo, tanto Barrero como otras activistas acosadas por la Seguridad del Estado denuncian que la oleada represiva se desató luego de haber protagonizado un acto cívico de protesta por la detención del artista Hamlet Lavastida, frente a la sede de la contrainteligencia, comúnmente conocida como Villa Marista. A Lavastida, que regresó de una beca en Alemania recientemente, el régimen también le acusa del mismo delito de Instigación a delinquir.

“Hamlet me hacía el favor de traerme la cantidad exacta de 1,300 euros provenientes de mi cuenta personal de ahorros, hecho que puedo probar con un justificante bancario”, precisó Barrero en su publicación, con el ánimo de hacer transparente una situación que podría ser manipulada y utilizada por la policía política del país con el propósito de incriminarla y atemorizarla.

“Si hago esta información personal pública se debe a que la Seguridad del Estado, en no pocas ocasiones, ha lanzado la acusación de que soy agente del servicio de inteligencia español; acusación delirante y sumamente grave que trasciende lo comprensible”, explicó la joven, quien también ostenta la nacionalidad española.

“Fabricar relatos, casos penales para desacreditar a todo el que disiente del poder, es la especialidad de la Seguridad del Estado cubano. Tanto les cuesta aceptar que la libertad de las ideas es el bien más preciado, lo que nos constituye como humanos. Tanto cuesta aceptar que lo que nos envía y mueve es nuestra conciencia, y el deseo inmenso, la necesidad vital de decidir sobre nuestro destino común en el respeto y el reconocimiento de la pluralidad de la sociedad”, manifestó la joven activista.

No obstante, a pesar de los esfuerzos del régimen cubano por acallar a Barrero, esta se mantiene firme en sus principios y fuerte en sus posiciones críticas, avaladas por el conocimiento. La dimensión ética de su mensaje transmite la imagen de una Cuba a la que temen los valedores de la dictadura, una luz frente a la que bajan los ojos y alimentan el rencor y la violencia.

“Hoy, cuando bajé a mirar a los ojos al agente que me sacó a la fuerza de mi casa, sus ojos me vieron como si fuera un objeto a desarmar, una cosa incómoda que desmantelar y desaparecer. Entre la muchas cosas que me dijo, aseguró que mi prisión estaba ya preparada en Guantánamo y que minuto a minuto, segundo a segundo, estaría sobre mí”, contó Carolina.

“Me pueden llevar a la última celda de la última prisión de Guantánamo ahora mismo. Sus amenazas, toda su manipulación, no tienen poder sobre mí. Me lo pueden quitar todo, difamar, vigilar, torturar, hasta matar: lo que soy queda fuera de su alcance”, afirmó la activista antes de concluir pidiendo “¡Libertad para los presos políticos! ¡Libertad de pensamiento, conciencia y expresión! ¡Libertad!”.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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