Una madre cubana compartió en TikTok un testimonio donde describe con naturalidad, sin dramatismo, pero visiblemente agotada, cómo transcurre su rutina diaria criando a sus dos hijas pequeñas, en medio de apagones, calor y escasez. Lejos de una denuncia explícita, su relato se presenta como una catarsis cotidiana sobre lo que significa vivir y resistir en Cuba hoy.
“Ay caballero, ya yo ando ya cansada y agotada. Todos los días lo mismo. No me dio tiempo de hacer el almuerzo, sé que tenía que haberme levantado más temprano. Mira la niña sudada, pobrecita”, dice al comenzar su video.
La madre explica que la incertidumbre del servicio eléctrico condiciona toda la dinámica del hogar: “Déjame ponerle el ventilador, que yo lo puse a cargar, pero es que ayer por la madrugada nos los quitaron. No sé, para mí que no le queda carga. Todos los días, levántate con la preocupación esa de ponte a lavar rápido que te van a tumbar la corriente. No sabes si te la van a quitar de día o de noche, porque la programación esa… lo mismo la cumplen que no la cumplen”.
“Así es mi día a día. 24/7 aquí con las niñas. He recogido todo el reguero que hace la niña más grande, cocino, lavo, todo así, bajo presión”.
Entre tareas domésticas y cuidado constante, dice que todavía amamanta a su hija más pequeña: “Todavía le doy el pecho a la más chiquitica. Y eso, tengo que parar un bulto de veces a hacer las cosas que estoy haciendo para darle el pecho”.
También expresa su deseo de salir aunque sea un momento de casa: “Tengo unas ganas de coger un aire, tengo unas ganas de, no sé, de llevar a la niña a un parque. Yo sé que la chiquitica tiene un añito y pico nada más y que voy a tener que estar atrás de ella, pero qué sé yo… salir de aquí por un momento”.
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Sin embargo, reconoce que incluso eso resulta difícil: “Ya ni parque… los parques que hay, que no sé ni cuál está funcionando, o me dicen que hay veces que no hay ni cosa de comida, o hay muy cara, o tienes que ir preparada porque no hay nada. Estoy hace rato por llevar a mi niña, la más grande, al zoológico, pero es que dicen que ni animales quedan”.
Hacia el final del video, recuerda cómo era su infancia: “Yo me acuerdo cuando éramos chiquitos cómo íbamos al parque de La Punta, al Coney Island… La vida ahora de los niños es muy diferente a la de nosotros. Éramos tan felices y no lo sabíamos”.
Y concluye con una reflexión sobre el estrés diario: “Hay veces que la cogemos con los niños, y estamos regañándolos, como yo que regaño a la grande porque riega, porque esto, porque lo otro… porque andamos tan estresados, tan estresados. Pero son niños y están haciendo cosas que nosotros también hicimos. Pero bueno, nada… para adelante, y con salud, que es lo importante. Besos”.
Reacciones: empatía, dolor compartido y experiencias similares
El testimonio generó decenas de comentarios, muchos de ellos de otras madres cubanas o latinoamericanas que se identificaron con su relato.
“Se te nota muchísimo cómo te sientes mal de la vida que llevas en Cuba”, escribió una madre venezolana. Otra comentó: “Soy venezolana pero sufrí decadencias en Venezuela con la broma de la luz, la comida y con una niña pequeña… te comprendo perfecto”. Otra agregó: “Muchos tomamos la decisión de salir de esa dictadura pensando en nuestros niños”.
No faltaron también mensajes de consuelo y fortaleza: “Dios le da prueba a sus mejores guerreros”, “ánimo por favor, algún día todo será diferente” o “apoyemos a esta guerrera que lo necesita”.
Incluso se generaron preguntas sobre la posibilidad de emigrar: “¿Salir de Cuba es difícil?”, preguntó una usuaria. Otra respondió: “Sí puedes salir, pero si está difícil la situación para comprar un poco de comida, imagínate para un pasaje”.
Un testimonio que no es aislado
El relato de esta madre se suma a una serie de videos recientes que muestran el deterioro de la vida cotidiana para las familias en la isla.
En otro video, la misma usuaria explicó que sus hijas no habían podido almorzar por un apagón que comenzó a las 9 de la mañana.
En otro testimonio anterior, compartía el dolor de tener que darle solo arroz a sus hijas o no poder comprarles juguetes aunque tuviera algo de dinero, porque debía priorizar la comida.
En Matanzas, otra madre celebró haber podido comprar gas licuado tras tres meses sin acceso, y relató cómo tuvo que desempolvar el fogón de carbón para cocinar.
También ha alzado su voz la joven madre @anita.cubanita64, quien mostró cómo se le había echado a perder la comida de su hijo por un apagón nocturno, y cómo tuvo que cocinar con carbón mientras lidiaba con mosquitos, calor y la falta de agua.
Estos testimonios, sin victimismo pero cargados de cansancio y dignidad, reflejan una realidad estructural: madres que hacen malabares para criar a sus hijos con lo mínimo, entre apagones, inflación, escasez y frustración acumulada. Y que aún así, como dice una comentarista: “no se rinden, porque no tienen otra opción”.
Preguntas frecuentes sobre la vida cotidiana en Cuba en medio de apagones y escasez
¿Cómo afectan los apagones a la vida diaria en Cuba?
Los apagones en Cuba condicionan la rutina diaria de las familias, afectando actividades básicas como cocinar y lavar ropa. La incertidumbre sobre el servicio eléctrico obliga a las personas a planificar sus días alrededor de los cortes de luz, lo que complica aún más la gestión del hogar, especialmente en familias con niños pequeños. Sin electricidad, las noches son difíciles debido al calor y los mosquitos, y muchos deben recurrir a métodos tradicionales como el uso de fogones de carbón para preparar alimentos.
¿Cómo enfrentan las madres cubanas la escasez y los altos precios de los productos básicos?
Las madres cubanas deben hacer malabares para garantizar alimentos y productos básicos a sus familias. A menudo tienen que priorizar entre comprar comida o artículos como pañales, y en ocasiones se ven obligadas a dar a sus hijos comidas limitadas, como solo arroz. La escasez también afecta el acceso a juguetes y otras necesidades, lo que genera un sentimiento de frustración y tristeza, especialmente cuando no pueden ofrecer a sus hijos las mismas experiencias que ellas tuvieron en su infancia.
¿Qué medidas toman las familias ante la falta de electricidad para cocinar?
Ante la falta de electricidad, muchas familias cubanas recurren a fogones de carbón para cocinar. El uso de métodos tradicionales se ha convertido en una necesidad debido a los apagones prolongados que impiden el uso de electrodomésticos. Sin embargo, esta solución no está exenta de complicaciones, ya que el carbón también es escaso y su precio ha aumentado. A pesar de las dificultades, las familias se esfuerzan por asegurar que sus hijos tengan al menos una comida al día.
¿Por qué es difícil salir de Cuba para muchas familias?
Salir de Cuba no es sencillo debido a las restricciones económicas y burocráticas. El alto costo de los pasajes y la falta de recursos económicos hacen que emigrar sea una opción inalcanzable para muchas familias. Además, la decisión de dejar el país implica riesgos y la incertidumbre de empezar de nuevo en otro lugar, lo que lleva a muchas personas a optar por quedarse y continuar luchando por mejorar sus condiciones de vida en la isla.
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