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La organización de derechos humanos Cubalex documentó 185 violaciones de derechos humanos en Cuba durante septiembre, un mes marcado por el resurgir de las protestas ciudadanas contra los apagones, la escasez de alimentos y la falta de agua potable.
El informe, que abarca hechos ocurridos en 14 provincias y 45 municipios, incluida la Isla de la Juventud, refleja un patrón de represión sistemática que alcanzó a 140 personas (26 mujeres y 114 hombres), la mayoría presas políticas, defensores de derechos humanos y afrodescendientes.
Los datos de la organización confirman que la crisis energética fue uno de los detonantes del malestar social. El 14 de septiembre, decenas de vecinos de Gibara, en Holguín, salieron a las calles con cazuelas y linternas tras pasar más de 24 horas sin electricidad, coreando consignas como “El pueblo unido jamás será vencido” y “¡Queremos la corriente!”.
La protesta, inicialmente pacífica, terminó con detenciones y operativos policiales descritos por activistas como una “cacería gubernamental”. Videos difundidos en redes sociales muestran patrullas recorriendo la ciudad y arrestando manifestantes, pese a que autoridades locales hablaron de “diálogo y respeto”.
Días después, el 17 de septiembre, una manifestación similar en Maniabón, Las Tunas, acabó con la detención de varios menores de edad, entre ellos una adolescente embarazada de 16 años, según denunció la plataforma Alas Tensas.
Otro joven, Leroy Hernández Escalona (17), fue arrestado por gritar “¡Libertad!” y trasladado a la sede de Instrucción Provincial. Cubalex incluye ambos casos dentro de los incidentes de violaciones graves a los derechos de libertad personal y seguridad ciudadana.
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El informe también menciona protestas en el reparto Versalles de Matanzas y en barrios habaneros como Calabazar, San Miguel del Padrón y Regla, donde los vecinos golpearon cazuelas y bloquearon calles en medio de la oscuridad y el calor, hartos de los apagones prolongados.
La Habana, epicentro de la represión
La capital concentró 66 de los 185 hechos violatorios, seguida por Santiago de Cuba (16) y Pinar del Río (11).
Entre las víctimas con mayor hostigamiento figuran la Dama de Blanco Berta Soler y su esposo Ángel Moya, la periodista Camila Acosta y los presos políticos José Daniel Ferrer y Maykel “Osorbo” Castillo, sometidos a vigilancia, amenazas o aislamiento.
Cubalex registró 349 incidentes represivos distribuidos en 42 categorías, incluyendo violencia física, acoso, amenazas y negación de atención médica, esta última utilizada incluso como método de tortura en las prisiones.
Muertes en prisión y crisis sanitaria
El reporte denuncia las condiciones inhumanas del sistema penitenciario, donde la falta de atención médica y psicológica provocó dos muertes recientes: la de Leudis Ramos Mejías, quien se suicidó en la prisión de Boniato tras ser ignoradas sus peticiones de ayuda, y la de Alfredo Ulecia Planche, fallecido en Guantánamo tras sufrir durante tres días una tortura conocida como “fijación mecánica”, que consiste en atar al prisionero de manos y pies a una cama.
A la represión se suma un panorama social cada vez más crítico, con brotes de dengue y chikungunya, basureros sin recoger junto a hospitales, apagones de más de 12 horas diarias y falta de agua potable.
Cubalex advierte que la crisis sanitaria y alimentaria vulnera derechos básicos como la salud y la alimentación, mientras el régimen organiza “festivales gourmet” y recepciones diplomáticas en el extranjero.
Negación oficial y contradicciones
Pese a las evidencias, el vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío negó recientemente ante el periodista Mehdi Hasan, en el programa Zeteo, que existan manifestantes presos en la isla, y calificó de “sin pruebas” los informes de Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Cubalex.
“Arbitrariamente, no”, respondió cuando se le preguntó si en Cuba hay personas encarceladas por protestar.
La negativa del funcionario contrasta con los testimonios y los propios registros del informe, que evidencian un patrón estatal de represión y criminalización de la disidencia.
Cubalex concluye que la represión y el deterioro de los derechos humanos están directamente ligados al agravamiento de las condiciones de vida. La organización advierte que mientras el gobierno mantiene su discurso de “normalidad y control”, los cubanos enfrentan escasez, hambre y miedo como parte del día a día.
“El sonido de las cazuelas se ha convertido en el lenguaje de un pueblo agotado”, señalan activistas desde la isla, convencidos de que la represión solo refuerza el descontento social y el deseo de cambio.
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