La desolación, el abandono y la pobreza son las palabras que definen la situación que se vive en los pueblos de Cuba cercanos a los centrales azucareros, según reflejó un reportaje de Mario Vallejo para Univisión 23.
Los habitantes de estos lugares viven olvidados por las autoridades cubanas, que en 2002 decidieron desmantelar la mitad de las instalaciones azucareras.
Los problemas de este sector, que no consiguió escapar de la grave crisis que asfixió a Cuba, dejaron muchas vidas truncadas y sin los recursos necesarios para vivir en condiciones dignas.
Este es el caso de los habitantes de la comunidad de San Carlos, en Guantánamo, compuesta por exempleados de los centrales.
Ciudadanos que buscan subsistir en condiciones insalubres. "Los jóvenes se pasan el día caminando y si aparece una botella se la toman porque no tenemos recreación", confesó una vecina.
En la mayoría de estas poblaciones se han creado cooperativas para la producción de viandas, vegetales y hortalizas pero los salarios son ínfimos.
La desatención alcanza a aspectos tan básicos como la salud. "Viene un médico un viernes sí y un viernes no", denunció otra residente.
"Hay bastantes médicos cubanos que hacen mejoras en otros países. ¿Por qué aquí no ponen uno fijo"?, lamentó en referencia a los galenos que son enviados a misiones médicas.
El acceso a esta comunidad tampoco ayuda a mejorar su situación. Solo hay un camino para llegar a este territorio de Cuba: un terraplén sin asfalto que con las lluvias se convierte en un auténtico lodazal.
"Cuando llueve hay que sacar a la gente en una carreta de buey", aseguró un vecino.
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