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El actor y director teatral Jorge Mederos Reyes denunció el abandono del convento de los Escolapios en el habanero municipio de Guanabacoa y acusó al gobierno municipal de permitir el saqueo y deterioro de un sitio declarado de alta protección patrimonial.
Mederos, subdirector de la sala El Sótano y director artístico del Centro de Teatro de La Habana, expresó en su perfil de Facebook su preocupación “como cubano, habanero y guanabacoense” por la situación del antiguo convento de San Francisco Javier, conocido como Los Escolapios.
En su mensaje, el artista reconoció las dificultades que atraviesa el país, pero subrayó que ni el embargo estadounidense ni la dirección nacional del Estado son responsables de “la pésima gestión del gobierno municipal de Guanabacoa con su patrimonio”.
Recordó que el inmueble, con Grado I de Protección, es símbolo de la tradición humanista y pedagógica de Cuba. En él se formaron generaciones de intelectuales, y su biblioteca, laboratorios y colecciones científicas fueron de referencia nacional.
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Durante una reciente visita, Mederos aseguró haber comprobado el estado de deterioro de los edificios. “Los entrepisos ya no existen, las barandas desaparecen, las rejas y puertas han sido canibaleadas con total impunidad”, describió.
Según explicó, solo el grupo teatral Océano -que ocupa una parte del complejo- trata de conservar el lugar, mientras la entidad estatal responsable, Educación, abandonó sus áreas.
“El gobierno municipal no actúa, a pesar de los informes del Departamento de Patrimonio y las denuncias reiteradas. En cambio, pretende sacar también a los artistas que intentan proteger el sitio”, advirtió.
El actor lamentó que las autoridades ignoren el riesgo de “una masacre patrimonial sin límites”, y se preguntó: “¿Qué pasa en Guanabacoa? ¿Tenemos que esperar lo mismo que ocurrió con la Casa de las Cadenas?”.
Concluyó su mensaje con una frase de indignación y duelo: “Esto le duele a un territorio entero. Le duele a la historia. Le duele a la Cultura de una nación. Le duele a Cuba, coño.”
Recientemente, el sacerdote Rodhin A. Colomar denunció en sus redes sociales lo que calificó como un atropello a la libertad religiosa en Santiago de Cuba.
Según explicó en Facebook, cerraron el acceso a la Iglesia Santa María, ubicada en el reparto Veguita de Galo, y colocaron tarimas y mesas como si se tratara de un parque o un centro comercial, ignorando que en ese espacio se celebran liturgias y servicios religiosos los fines de semana.
Resulta alarmante la cantidad de espacios públicos, sitios patrimoniales o lugares emblemáticos en Cuba, abandonados y condenados a desaparecer por un sistema incapaz de preservarlos, sumidos en la indiferencia oficial y la resignación ciudadana, ya acostumbrada al deterioro en medio de la crisis económica.
El campismo San Pedro, en la propia Artemisa sufre deterioro y abandono institucional, con solo la mitad de sus cabañas operativas. Los problemas incluyen vandalismo, ocupaciones ilegales y falta de recursos.
El cementerio San Rafael, en la ciudad de Guantánamo, muestra tumbas agrietadas, lápidas ilegibles o completamente destruidas, así como mármoles corroídos en los sepulcros donde descansan los restos de héroes del Ejército Libertador, un reflejo de la dejadez institucional, el desconocimiento ciudadano y el vandalismo sistemático de un lugar patrimonial.
Otro ejemplo es la imprenta El Arte, en Manzanillo, uno de los símbolos culturales más importantes del oriente cubano, que agoniza en el abandono, mientras su legado histórico y editorial se desmorona ante la indiferencia estatal.
El aeropuerto Máximo Gómez, de Ciego de Ávila, construido con más de 100 millones de pesos, es hoy una ruina sin vuelos ni propósito, donde se sepultó una inversión pública bajo el peso de la desidia y el absurdo.
En el municipio de Marianao, el antiguo hipódromo Oriental Park, símbolo del esplendor habanero, terminó como almacén estatal entre escombros.
En franco deterioro se encuentran, asimismo, las conocidas como escuelas de Arte Cubanacán, el inacabado proyecto de los arquitectos italianos Vittorio Garatti y Roberto Gottardi junto al cubano Ricardo Porro, consideradas una de las obras arquitectónicas más importantes del periodo revolucionario.
El otrora Casino Español de La Habana, en el municipio de Playa; el emblemático Teatro Musical de La Habana y el antiguo Hotel Venus en Santiago de Cuba, son otros de los muchos ejemplos de joyas culturales y arquitectónicas destruidas.
Preguntas frecuentes sobre el abandono de sitios patrimoniales en Cuba
¿Cuál es la situación actual del convento de Los Escolapios en Guanabacoa?
El convento de Los Escolapios en Guanabacoa se encuentra en un estado de total abandono. Jorge Mederos Reyes ha denunciado el deterioro del edificio y la inacción del gobierno municipal ante su saqueo y ruina. Este lugar, declarado de alta protección patrimonial, es un símbolo de la tradición educativa de Cuba y su descuido refleja la desidia institucional hacia el patrimonio cultural.
¿Qué otros lugares patrimoniales en Cuba están en estado de abandono?
Además del convento de Los Escolapios, múltiples sitios patrimoniales en Cuba se encuentran en abandono y deterioro. Ejemplos incluyen el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI) en La Habana, el campismo San Pedro en Artemisa, y el cementerio San Rafael en Guantánamo. Estos lugares sufren de saqueos, vandalismo y falta de conservación, lo cual evidencia un patrón de negligencia hacia el patrimonio nacional.
¿Qué ha hecho el gobierno cubano respecto al mantenimiento de sitios patrimoniales?
El gobierno cubano ha mostrado una evidente falta de acción y compromiso con el mantenimiento de sitios patrimoniales. La gestión deficiente y la indiferencia oficial han permitido el deterioro de muchos lugares históricos y culturales. Las autoridades suelen prometer soluciones que no se concretan, lo que agrava la situación de estas estructuras y genera frustración entre la ciudadanía.
¿Qué impacto tiene el abandono de sitios patrimoniales en la sociedad cubana?
El abandono de sitios patrimoniales en Cuba tiene un impacto significativo en la identidad y cultura nacional, además de afectar emocionalmente a las comunidades locales. La pérdida de estos espacios históricos supone un golpe al legado cultural y educativo del país. Asimismo, refleja la crisis económica y social actual, donde la población debe enfrentar la erosión de su patrimonio en medio de la precariedad diaria.
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