
Vídeos relacionados:
La provincia de Las Tunas enfrenta una ola de indisciplinas sociales que van desde la música ensordecedora hasta microvertederos, vandalismo y agresiones en espacios públicos, un panorama que los vecinos califican de insoportable y que atribuyen a la impunidad y la inacción oficial.
Según una encuesta de la prensa oficial en el oriental territorio, entre las prácticas más rechazadas por la población destaca la música a todo volumen en motorinas, bicitaxis, centros recreativos y casas particulares.
Más del 70% de los encuestados calificó este comportamiento como “estruendoso” e “irritante”, con un impacto directo en la salud y el descanso, sobre todo en medio de los apagones que golpean a la provincia, reflejó el periódico provincial 26.
La gestión de los desechos sólidos constituye otra de las principales preocupaciones. Con un 81% de las menciones, los tuneros denunciaron microvertederos espontáneos, acumulación de escombros en plena vía pública —incluso usados para tapar baches— y quema indiscriminada de basura.
La percepción generalizada es de bochorno colectivo ante localidades que antes fueron consideradas limpias y hoy están sumidas en la suciedad.
El vandalismo contra bienes en escuelas, hospitales y transporte público también fue señalado de forma recurrente.
Lo más leído hoy:
Los encuestados apuntaron a una alarmante pérdida de sentido de pertenencia y respeto hacia lo común, agravada por la aparente indiferencia de quienes deberían sancionar estas conductas.
No faltaron menciones a las broncas en colas, el consumo de alcohol en espacios públicos y, de forma especialmente crítica, las escenas de individuos orinando o defecando en plena calle.
Para muchos, se trata de una degradación absoluta del pudor y de la convivencia básica. A ello se suma la invasión de aceras por motos y bicicletas, convertidas en zonas de riesgo para peatones.
El denominador común de todas las quejas es la percepción de impunidad. Vecinos aseguran que denuncian ante delegados, llaman a la Policía y participan en encuestas, pero rara vez ven una respuesta institucional.
La ausencia de control y sanción alimenta la frustración ciudadana y la sensación de que el desorden avanza sin freno.
Aunque varios encuestados reconocen la responsabilidad de la familia y la falta de educación como caldo de cultivo de estas conductas, insisten en que corresponde al Estado aplicar la ley.
El reclamo no es solo listar problemas, sino actuar de manera contundente para restaurar limpieza, orden y respeto en la vida cotidiana.
La población tunera lanza una alerta clara: la degradación social se multiplica y amenaza con convertirse en norma para las nuevas generaciones.
Y mientras las autoridades permanecen ausentes, la impunidad y el deterioro del orden público se consolidan como el rostro visible de la crisis.
Desde hace años son recurrentes los debates y quejas por los elevados niveles de contaminación sonora en Cuba y la responsabilidad que tienen en ella los ciudadanos, de una parte, y las entidades estatales, por otra.
Aunque existe la legislación contra el ruido ambiental, la población es escéptica al considerarla letra muerta.
Lo que más molesta a la ciudadanía es “la música estridente”, sobre todo el reguetón, que se escucha en casas, ómnibus, autos, plazas y calles de todo el país, en horarios intempestivos: principalmente en la noche-madrugada de los viernes, sábados y domingos.
A fines de abril, vecinos en Los Arabos, Matanzas, denunciaron la agresión sonora que sufre cada fin de semana por actividades recreativas avaladas por el gobierno municipal, y tras más de cinco meses de silencio oficial, la única respuesta fue justificar el ruido con encuestas y normas genéricas, sin ofrecer pruebas ni soluciones.
Diversas ciudades y localidades cubanas, como Santa Marta, ubicada junto a la carretera hacia al balneario de Varadero, en Matanzas, está inundada de basureros y proliferan enfermedades derivadas de la insalubridad, ante la indolencia y falta de acciones efectivas de las autoridades.
Semanas atrás, la periodista oficialista Ana Teresa Badía fue enfática al afirmar que “La Habana huele a basura”, mediante un post en su cuenta de Facebook en el cual criticó que toneladas de desechos se acumulen en calles y esquinas sin recogida oportuna.
En su breve reflexión, Badía opinó que “hay una indolencia institucional galopante. No culpemos solo al bloqueo, hay cosas como la empatía, el trabajo, el respeto por los ciudadanos que no dependen de ningún bloqueo”.
En medio del aumento de la delincuencia y el malestar social, producto de la crisis multisistémica que padece la sociedad cubana, los hechos vándalicos en el transporte público, sobre todo en La Habana, son cada vez más comunes.
Preguntas frecuentes sobre la crisis de insalubridad y ruido en Las Tunas, Cuba
¿Cuáles son los principales problemas de insalubridad en Las Tunas?
En Las Tunas, los principales problemas de insalubridad incluyen la proliferación de microvertederos, la acumulación de escombros en la vía pública y la quema indiscriminada de basura. Estos problemas han transformado localidades anteriormente limpias en áreas sucias y peligrosas para la salud pública.
¿Por qué la música alta se ha convertido en un problema en Las Tunas?
La música alta, especialmente en motorinas, bicitaxis y centros recreativos, es vista como un problema en Las Tunas porque el 70% de los encuestados la consideran "estruendosa" e "irritante", afectando el descanso y la salud de los residentes, principalmente durante apagones nocturnos.
¿Qué papel juegan las autoridades en la crisis de orden público en Las Tunas?
Las autoridades en Las Tunas son criticadas por su inacción y falta de sanciones ante las indisciplinas sociales. La población percibe una impunidad generalizada que alimenta el desorden y la frustración ciudadana. A pesar de las denuncias a delegados y la policía, la respuesta institucional es escasa.
¿Cómo afecta la situación de desorden y ruido a la convivencia en Las Tunas?
La situación de desorden y ruido en Las Tunas afecta gravemente la convivencia, con problemas como broncas en colas, consumo de alcohol en espacios públicos y conductas como orinar o defecar en la calle, indicando una degradación del pudor y la convivencia básica.
Archivado en: