La explicación oficial de que ETECSA ha perdido más del 60% de sus ingresos en divisas por “fraudes” en las recargas internacionales no ha convencido a muchos cubanos.
Las declaraciones de la presidenta ejecutiva de la empresa, Tania Velázquez Rodríguez, generaron un aluvión de burlas e indignación en redes sociales, donde los usuarios cuestionaron la veracidad del relato oficial y denunciaron lo que consideran una estrategia de manipulación para justificar un tarifazo impopular.
El economista Pedro Monreal calificó la situación como “un caso de incompetencia monumental” tanto por parte de la empresa estatal como del propio gobierno cubano, al admitir que el supuesto fraude operó durante más de tres años sin que se tomaran medidas efectivas para detenerlo.
“Se dice que en un periodo de 3 o 4 años se ha coexistido con un fraude que ha generado ‘una erosión muy, muy drástica’ de 60% de los ingresos en divisas de ETECSA, o sea, millones de USD. Como mínimo sería un caso de incompetencia monumental de la empresa y del Estado cubano”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
Los señalamientos a la falta de lógica en el relato oficial fueron reiterados. “No existe tal fraude. Cualquier saldo que se acredite a cuenta de una recarga internacional entra a las cuentas de ETECSA independientemente de dónde se haga”, apuntó un usuario.
Otro acusó directamente a la empresa de desangrarse a sí misma para desviar fondos: “La telefonía celular y la internet cubana es la más cara del planeta y la más mala a la vez”.
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“Casi que es mejor que no expliquen nada. Incompetencia, mediocridad y corrupción es lo que trasciende”, escribió un tercero. Otro fue más tajante: “Eso no se lo cree nadie. ¿Van a decir que llevan años regalando recargas y se dieron cuenta ahora? Las mentiras fueron fabricadas muy rápido”.
Velázquez Rodríguez compareció el sábado 31 de mayo en una intervención televisiva especial tras una jornada marcada por el masivo rechazo y las críticas a las nuevas medidas comerciales de ETECSA, que limitan a solo 360 pesos cubanos mensuales las recargas nacionales, obligando a los usuarios a recurrir a paquetes en dólares estadounidenses para poder mantener la conectividad.
Según la ejecutiva, durante los últimos años ha operado un esquema desde el exterior que evade los canales oficiales, permitiendo que las recargas se acrediten en Cuba sin que ETECSA reciba efectivamente los fondos. Esto, aseguró, ha generado una “erosión drástica” de sus ingresos en divisas, agravando su situación financiera.
Pero para muchos, el reconocimiento del presunto fraude no hace más que agravar la imagen de ineficiencia y opacidad que pesa sobre la empresa estatal. “Confiesan que por más de tres años han conocido del hecho y no han actuado. Los responsables siguen en sus puestos”, criticó un internauta indignado.
Muchos como él señalaron que, si los saldos eran efectivamente acreditados a los usuarios, era porque alguien estaba pagando por ellos, y que en todo caso, ETECSA habría recibido el dinero a través de los distribuidores autorizados o alternativos. La idea de que “millones de dólares se evaporaron” sin que nadie rindiera cuentas sonó, para muchos, simplemente inverosímil.
Otros comentarios apuntaron a una teoría más sombría: que el dinero no se perdió, sino que fue desviado intencionadamente, y ahora se utiliza el pretexto del “fraude externo” para justificar la imposición de un modelo que favorece el cobro en divisas a costa de excluir a quienes solo disponen de pesos cubanos.
El nuevo esquema tarifario de ETECSA ha sido calificado como abusivo y discriminatorio, al establecer que desde Transfermóvil solo se podrán recargar 360 CUP al mes, obligando a muchos a recurrir a recargas internacionales, que son pagadas en dólares y con precios muy por encima del alcance de la mayoría de los ciudadanos.
Por ejemplo, mientras 3 GB en CUP cuestan 3,360 pesos (casi 10 dólares al cambio informal y más del salario mínimo de 2,100 CUP), un paquete de 4 GB en dólares cuesta 10 USD, lo que evidencia una clara apuesta por captar divisas desde el exterior.
Cubanos no creen a ETECSA, ni a la UNE, ni a Miguel Díaz-Canel
En los últimos meses, se ha hecho evidente una profunda desconfianza hacia las explicaciones institucionales, que también se manifiesta en el rechazo a los partes diarios de la Unión Eléctrica (UNE), que intentan justificar los apagones continuos con argumentos técnicos poco convincentes.
Las promesas del gobierno sobre una inminente “recuperación” del sistema eléctrico, que nunca llega, han terminado por alimentar un escepticismo generalizado.
Muchos cubanos ya no solo descreen de las cifras que se difunden desde las instituciones estatales, sino que interpretan estas narrativas como cortinas de humo para encubrir malas gestiones, desvíos de recursos o simplemente el fracaso de un modelo centralizado e ineficaz.
La narrativa del “fraude internacional” en ETECSA aparece, para amplios sectores de la población, como otro episodio en la cadena de justificaciones estatales que cargan la culpa en terceros, mientras se endurecen las condiciones de vida para la mayoría.
En vez de admitir errores estructurales o tomar medidas inclusivas y efectivas, las autoridades optan por imponer restricciones que acentúan la exclusión social de los sectores más vulnerables de la población: los cubanos que no reciben remesas y dependen únicamente del peso nacional.
En medio de una crisis económica prolongada, con inflación descontrolada, apagones diarios y una conectividad limitada, el descontento social se manifiesta con más fuerza en los espacios digitales.
Lo que antes se expresaba en voz baja, ahora se publica sin tapujos en las redes: la población no solo exige servicios básicos dignos, sino también respeto por su inteligencia. Y cada vez tolera menos las explicaciones que no resisten el menor análisis.
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