Díaz-Canel recibe en Vietnam millonaria donación mientras persiste la crisis en Cuba

Mientras tanto, en Cuba no se ha detallado cómo se emplearán los 15 millones, ni qué mecanismos garantizarán que ese dinero beneficie directamente a la población y no termine en los engranajes ineficientes del aparato estatal.

Vietnam entrega donación al régimen cubano © X / @BrunoRguezP
Vietnam entrega donación al régimen cubano Foto © X / @BrunoRguezP

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En plena gira por Asia, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel recibió este lunes en Hanói un donativo simbólico de 15 millones de dólares por parte del gobierno de Vietnam, recaudados a través de una campaña lanzada a mediados de agosto por el Partido Comunista vietnamita.

Según el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, la suma fue reunida por dos millones de ciudadanos vietnamitas como parte de la iniciativa "65 años de amistad Vietnam-Cuba".

Captura de pantalla Facebook / Presidencia de Cuba

La entrega, con ribetes protocolarios y abrazos entre camaradas de partido, se produjo mientras en Cuba se agrava la crisis económica, con escasez crónica de alimentos, medicinas y combustibles, y apagones diarios que asfixian la vida cotidiana de millones de cubanos.

Aunque la campaña se presenta como un acto de “solidaridad histórica”, resulta llamativo que un país con sus propios retos de desarrollo canalice millones hacia una isla gobernada por una élite que no ha mostrado voluntad real de reformar un modelo económico fracasado.

Más aún, la entrega pública de fondos en medio de una visita oficial, y con Díaz-Canel posando sonriente ante cámaras, plantea preguntas sobre el uso y la transparencia de esos recursos.

Captura de pantalla X / @BrunoRguezP

Mientras tanto, en Cuba no se ha detallado cómo se emplearán los 15 millones, ni qué mecanismos garantizarán que ese dinero beneficie directamente a la población y no termine en los engranajes ineficientes del aparato estatal. La ausencia de instituciones independientes y auditorías públicas deja un amplio margen para la opacidad.

Durante el encuentro también se firmaron acuerdos para producir arroz en Cuba entre 2025 y 2027, un objetivo ambicioso para un país que ni siquiera logra estabilizar el suministro eléctrico o abastecer su red de panaderías.

El simbolismo revolucionario que ambos regímenes insisten en proyectar pierde fuerza ante las realidades concretas: la solidaridad entre gobiernos comunistas no alimenta al cubano de a pie, ni resuelve las profundas distorsiones de un sistema que ha llevado al país a su peor crisis en décadas, mientras sus dirigentes siguen viajando y recibiendo donaciones con solemnidad y sin rendir cuentas.

Una economía colapsada y aliados fatigados

La millonaria donación vietnamita ocurre en un momento en que hasta los principales aliados del régimen cubano están expresando públicamente su frustración.

En julio, el canciller vietnamita Bui Thanh Son pidió directamente a La Habana eliminar los obstáculos que frenan las inversiones de sus empresas en la Isla. Esa queja se suma a las que antes emitieron China y Rusia, dos socios tradicionales que hoy limitan su compromiso financiero ante la falta de reformas estructurales y la incapacidad de pago del régimen.

China, por ejemplo, canceló la cuota anual de importación de azúcar y mantiene suspendidos proyectos por deudas impagadas. Y aunque todavía sostiene ciertos intercambios comerciales, sus inversiones se han desplomado, al tiempo que Pekín ha demandado al gobierno cubano por impagos millonarios.

Vietnam, por su parte, ha donado arroz, ha enviado fondos y ha apostado por sectores clave en la economía cubana como la energía, el agro y la biotecnología. Pero su paciencia parece estar agotándose. Sus empresas enfrentan los mismos obstáculos burocráticos, la lentitud institucional y la opacidad financiera que han espantado a otros inversores.

Según economistas cubanos del think tank 'Cuba Siglo XXI', la Isla está al borde del impago (default) y se ha convertido en uno de los destinos de inversión más riesgosos del mundo, debido a su deuda externa impagada, su falta de reformas legales y económicas, y su estructura estatal controlada por conglomerados militares como GAESA.

La victoria judicial reciente del fondo CRF I Limited en tribunales del Reino Unido, que habilita la incautación de activos cubanos en el extranjero para cobrar deudas, agrava aún más este escenario.

Mendicidad diplomática y cinismo oficial: El régimen vive de donaciones mientras oculta su fortuna

La recepción del donativo vietnamita se inscribe en una estrategia sistemática del régimen cubano: la mendicidad internacional institucionalizada.

Mientras el país se hunde en la peor crisis económica de las últimas décadas, con escuelas sin maestros ni materiales, hospitales sin medicamentos y familias sin alimentos básicos, el gobierno va de país en país suplicando solidaridad y exhibiendo cada gesto como si fuera una conquista diplomática.

La exaltación oficialista de la historia de una niña vietnamita que rompió su alcancía para donar 200 dólares a Cuba resume con crudeza este fenómeno.

El embajador cubano en Vietnam y la propia prensa estatal elevaron el gesto infantil a categoría de hazaña, ignorando la realidad de la infancia cubana, marcada por la carencia: niños sin leche, sin medicamentos y sin siquiera alcancías que romper.

Pero el contraste más indignante emerge cuando se conoce —y se oculta desde el poder— que el conglomerado militar GAESA, brazo económico de las Fuerzas Armadas, controla activos por más de 18,000 millones de dólares, según investigaciones y fuentes especializadas.

Esta cifra no ha merecido ningún pronunciamiento oficial, ni explicaciones sobre su origen, su destino ni su posible utilización en favor de la población.

Resulta escandaloso que un régimen que debe miles de millones a sus acreedores, que no paga sus compromisos financieros, que ha sido demandado en tribunales internacionales y que no permite auditorías ni transparencia, celebre sin pudor la donación de una menor extranjera, mientras GAESA acumula riquezas que no se traducen en bienestar para los ciudadanos.

Mientras el pueblo cubano resiste la escasez y la miseria, la cúpula gobernante capitaliza cada dólar extranjero como si se tratara de un logro revolucionario.

En lugar de asumir su responsabilidad y transformar un modelo económico fallido, prefiere vivir del llantén oxidado de su narrativa internacionalista, usando la solidaridad ajena como parche propagandístico para ocultar su propio fracaso.

En definitiva, la historia de la niña vietnamita es más que una anécdota emotiva: es un espejo del cinismo institucional de un sistema que exige sacrificios al mundo mientras esconde sus millones y niega derechos fundamentales a su propio pueblo.

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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un periodista antes de su publicación.




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