Régimen cubano arremete contra periodista que expuso los 18,000 millones de GAESA

En su intento por desacreditar a la periodista, Cubadebate confirmó de manera involuntaria la relevancia de su investigación. Si la denuncia fuera falsa o infundada, bastaría con presentar los estados financieros de GAESA o desmentir con datos. Pero el régimen prefiere el insulto al argumento.

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El régimen cubano desató una nueva campaña de descrédito contra la periodista Nora Gámez Torres, del Miami Herald, tras sus revelaciones sobre los 18,000 millones de dólares en activos bajo control de GAESA, el conglomerado militar-empresarial que monopoliza las principales fuentes de divisas del país.

En un texto publicado este 5 de octubre por el portal oficialista Cubadebate, bajo el título “¿Periodistas o agentes descubiertos? La cara ‘culta’ de la CIA”, el autor Juan Fernández López dedicó más de mil palabras a atacar a la reportera cubana-estadounidense, con una retórica plagada de insinuaciones conspirativas y ofensas personales.

El artículo no ofreció ni una sola referencia a los documentos filtrados ni a la investigación sobre GAESA que ha sacudido la esfera pública cubana desde agosto, un silencio que refuerza la sospecha de que el régimen intenta acallar cualquier debate sobre el poder económico de los militares.

El ataque: Del argumento al insulto

El texto de Cubadebate no discutió hechos, sino que construyó un panfleto ideológico. Se preguntó, por ejemplo, “¿quién paga los hallazgos noticiosos de Nora Gámez?” o “qué relación tiene con Marco Rubio y los traidores de Miami”, acusándola sin pruebas de “servilismo”, “traición” y “obediencia a la CIA”.

En su estilo habitual, la publicación oficialista empleó el lenguaje de la difamación como herramienta política. Presentó a Gámez como una “empleada de la agencia y de la mafia” y llegó a cuestionar su trayectoria académica —graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana, con doctorado en Sociología en Londres— insinuando que sus estudios fueron “becas de reclutamiento” de la inteligencia estadounidense.

Captura de pantalla Facebook / Cubadebate

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El ataque, además, intentó anular su legitimidad profesional tachando sus premios internacionales de “recompensas por servilismo”.

Sin embargo, los hechos desmienten la caricatura: Gámez Torres recibió en 2025 la Medalla de Oro del Premio María Moors Cabot, otorgado por la Universidad de Columbia, uno de los reconocimientos más prestigiosos del periodismo en el continente. El jurado destacó su trabajo “riguroso, documentado y profundamente humano” sobre Cuba y América Latina.

Silencio sobre GAESA: El verdadero motivo

Lo más llamativo del artículo de Cubadebate no es lo que dijo, sino lo que omitió. En ningún momento se mencionó al Grupo de Administración Empresarial (o como se le conoce popularmente: GAESA), dejando en evidencia la causa de la ira gubernamental.

En agosto pasado, el Miami Herald, bajo la firma de Nora Gámez Torres, publicó una investigación basada en documentos internos del conglomerado empresarial que fueron filtrados, y que revelaron que el grupo militar posee más de 18,000 millones de dólares en activos líquidos.

La cifra equivaldría a casi una quinta parte del Producto Interno Bruto de Cuba y a varias veces el presupuesto del sistema nacional de salud.

Los documentos, según la investigación de Gámez Torres, mostraron que GAESA controla las principales fuentes de divisas del país: el turismo, las exportaciones de servicios médicos, el comercio minorista en divisas (MLC) y la logística portuaria y aeroportuaria.

Además, no paga impuestos en moneda dura y recibe subsidios estatales en pesos, en un esquema financiero opaco que no rinde cuentas a la Asamblea Nacional ni a la Contraloría.

La exposición de esos datos provocó un terremoto político dentro y fuera de la isla. Activistas y economistas independientes denunciaron el control absoluto del conglomerado militar sobre la economía y el silencio del Gobierno, que hasta la fecha no ha ofrecido una explicación pública.

El nuevo ataque a Gámez confirma que el régimen ha optado por matar al mensajero antes que responder al mensaje.

Periodismo bajo fuego

Nora Gámez Torres, exprofesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, emigró hace más de una década y se unió al equipo de investigación del Nuevo Herald y el Miami Herald. Desde entonces se ha consolidado como una de las periodistas más respetadas y reconocidas en la cobertura de asuntos cubanos.

Su nombre figura en investigaciones internacionales de alto impacto, como los Papeles de Panamá y los reportajes sobre espionaje y derechos humanos en Cuba y Venezuela. En los últimos años ha sido vetada de entrar a la isla, lo que no ha impedido que continúe trabajando con fuentes y redes de periodistas independientes dentro del país.

El rencor con que la prensa oficial la retrata refleja el miedo del poder a la prensa libre. No se trata de un caso aislado: la maquinaria mediática del régimen ha utilizado el mismo patrón de difamación contra intelectuales, artistas y periodistas que exponen su corrupción o sus abusos.

Como en los viejos manuales del Departamento Ideológico del Comité Central, el método es predecible pero eficaz: convertir al disidente en enemigo, al periodista en espía y a la crítica en traición.

Entre la calumnia y la censura

El artículo de Cubadebate se inscribe en una campaña más amplia de acoso a la prensa independiente. En semanas recientes, las autoridades han intensificado las amenazas contra medios exiliados y plataformas digitales que han difundido las filtraciones sobre GAESA.

Ni el ministerio de Relaciones Exteriores ni el Banco Central han ofrecido una declaración sobre las denuncias. Tampoco lo han hecho los voceros habituales del régimen. La consigna es clara: guardar silencio para proteger el secreto más celosamente resguardado de la economía cubana.

Paradójicamente, ese silencio da credibilidad al trabajo de Gámez Torres y de otros reporteros que han desafiado la censura para exponer los mecanismos financieros del poder militar.

Un ataque que revela más de lo que oculta

En su intento por desacreditar a la periodista, Cubadebate confirmó de manera involuntaria la relevancia de su investigación. Si la denuncia fuera falsa o infundada, bastaría con presentar los estados financieros de GAESA o desmentir con datos. Pero el régimen prefiere el insulto al argumento.

El propio medio oficialista citó obsesivamente al actual secretario de Estado de Estados Unidos, como supuesto “cerebro” de la filtración, pero no logra articular una sola prueba.

En cambio, recurrió a la metáfora de “Saturno devorando a sus hijos” para acusar a Gámez de “traicionar a la patria” -un delito que puede ser penado con la muerte-, haciendo uso de una retórica anclada en los años sesenta que evidencia la imposibilidad del sistema de tolerar el escrutinio periodístico.

El precio de informar

El caso de Nora Gámez Torres ilustra el costo de hacer periodismo sobre Cuba desde el exilio.

Ser mujer, académica y periodista independiente la convierte en blanco perfecto para una campaña de difamación que mezcla sexismo, resentimiento y revancha política.

A diferencia de los burócratas que la atacan, Gámez no dispone de un aparato de propaganda. Su defensa está en su trabajo, en los datos que publica y en la credibilidad que ha ganado dentro y fuera de Estados Unidos.

Su investigación sobre los 18,000 millones de GAESA no solo reveló la magnitud del poder económico de las Fuerzas Armadas, sino también el tamaño del miedo del régimen a la transparencia.

Y ese, quizás, es el delito más imperdonable para la cúpula cubana: haber demostrado que, detrás de la narrativa del bloqueo y la resistencia, hay un sistema que acumula riquezas mientras su pueblo sobrevive entre apagones, escasez y censura.

Nota final

El ataque contra Nora Gámez Torres no es solo contra una periodista; es un aviso al periodismo libre. En Cuba, quien pregunta por los millones de GAESA se convierte, por decreto oficial, en “agente de la CIA”.

Pero cada insulto confirma lo que el poder teme: que la verdad siga filtrándose, aunque intenten silenciarla.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un editor antes de su publicación.




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