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Cuba recibió la Medalla “NBSAP Reverse the Red 2025”, otorgada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en reconocimiento a la “excelencia” del Programa Nacional de Diversidad Biológica, basado —según el gobierno— en la ciencia, la participación ciudadana y la conservación.
El premio fue entregado en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos, al embajador cubano Norberto Escalona Carrillo y celebrado por el gobernante Miguel Díaz-Canel en la red social X, quien felicitó a los ambientalistas cubanos por el logro.
La Coalición Internacional Reverse the Red (Revierte el Rojo), encabezada por la UICN, concedió el galardón a los países que demuestran excelencia en la formulación y ejecución de sus Planes de Acción Nacionales de Biodiversidad (NBSAP).
El premio distingue el uso de criterios científicos, la inclusión de la sociedad civil y el enfoque en acciones específicas para la recuperación de especies amenazadas, reportó la Agencia Cubana de Noticias.
Cuba figura entre las 26 naciones reconocidas a nivel internacional. El grupo de galardonados es diverso e incluye a Argentina, Australia, Canadá, Colombia, Dinamarca, Fiyi, Francia, Hungría, Irán, Italia, Jamaica, Japón, Jordania, Malasia, México, República de Corea, República de Moldavia, Eslovenia, Estado de Palestina, Togo, Tonga, Túnez, Uganda y los Estados Federados de Micronesia.
Sin embargo, la medalla llega en medio de una crisis ambiental interna que golpea a todo el país, donde la contaminación, la deforestación y el colapso de los servicios comunales reflejan una realidad opuesta al discurso oficial.
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En Moa, en la provincia Holguín, residentes y activistas han denunciado un “ecocidio prolongado” causado por la minería del níquel y el cobalto.
El polvo metálico cubre techos, calles y pulmones, y el propio Ministerio de Energía y Minas admitió emisiones de polvo por encima de los límites legales.
Las comunidades viven, según testimonios, “bajo una nube negra que enferma lentamente”, mientras las autoridades repiten promesas de mitigación que nunca llegan.
A ello se suma el avance de la deforestación, impulsada por la crisis energética y los apagones de hasta 20 horas que dejan a las personas sin otro recurso para cocinar.
Miles de familias talan árboles para cocinar ante la falta de gas y electricidad, lo que ha provocado la pérdida de cobertura forestal y un aumento de la vulnerabilidad ante sequías e inundaciones.
Según alertas recientes, más de nueve millones de cubanos cocinan sin acceso estable a gas o electricidad, exponiéndose diariamente a riesgos sanitarios y medioambientales.
Esta situación ha impactado especialmente a instituciones educativas, donde círculos infantiles han tenido que reducir horarios y cocinar con leña, improvisando fogones en condiciones insalubres.
A nivel familiar, las estrategias de supervivencia incluyen no solo la quema de materiales no aptos, sino también cocinar en plena vía pública, sin electricidad ni gas, como única opción para alimentar a los hijos.
Organizaciones ambientales advierten que Cuba podría seguir el mismo camino de degradación que Haití si no adopta medidas urgentes.
Y mientras el gobierno presume de premios internacionales, las ciudades cubanas se hunden en basura.
En La Habana, Santiago de Cuba y otras urbes, los montones de desechos se acumulan por semanas frente a hospitales y escuelas.
Los servicios comunales carecen de combustible y equipos, y el gobierno intenta desplazar la responsabilidad hacia los ciudadanos, apelando a la “conciencia social”, mientras el hedor, las ratas y los mosquitos proliferan.
El contraste entre el reconocimiento internacional y el colapso ambiental interno resume el dilema cubano: un Estado que obtiene galardones en foros globales, mientras millones de sus ciudadanos conviven con contaminación, desechos y abandono ecológico en su vida cotidiana.
Preguntas frecuentes sobre la crisis ambiental y energética en Cuba
¿Por qué se otorgó a Cuba el premio de conservación ambiental?
Cuba recibió la Medalla “NBSAP Reverse the Red 2025” en reconocimiento a la “excelencia” del Programa Nacional de Diversidad Biológica, basado en la ciencia, la participación ciudadana y la conservación. Sin embargo, este reconocimiento contrasta con la realidad del país, que enfrenta una crisis ambiental interna con problemas de contaminación y deforestación.
¿Cuál es la situación ambiental y energética actual en Cuba?
Cuba enfrenta una crisis ambiental y energética severa, caracterizada por contaminación, deforestación y un colapso de los servicios comunales. La falta de gas y electricidad ha llevado a las familias a talar árboles para cocinar, aumentando la vulnerabilidad ante fenómenos meteorológicos. Además, las ciudades están sumidas en basura debido a la falta de recursos para los servicios de recogida.
¿Cómo afecta la crisis energética a la población cubana?
La crisis energética en Cuba ha llevado a apagones prolongados de hasta 20 horas, obligando a las familias a recurrir a métodos rudimentarios como la quema de leña para cocinar. Esto ha provocado deforestación y un deterioro en la calidad de vida, impactando especialmente a instituciones educativas y aumentando los riesgos sanitarios y ambientales.
¿Qué medidas ha tomado el gobierno cubano para solucionar estas crisis?
El gobierno cubano ha hecho pocas mejoras efectivas para solucionar la crisis ambiental y energética. Aunque se han anunciado planes de recuperación energética y alianzas internacionales, la realidad es que la infraestructura sigue siendo obsoleta y las soluciones propuestas no han tenido un impacto significativo en la vida cotidiana de los ciudadanos.
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