En Cuba no se sobrevive, se “sobremuere”, en un país que colapsa entre múltiples crisis

La vida en la isla está definida por la “normalización de la anormalidad”. La energía, la alimentación, la salud, la educación, el transporte, la vivienda, la conectividad, la economía, la seguridad y hasta los valores sociales están atravesados por un colapso permanente que golpea sin respiro a una población cada vez más empobrecida.

 La población carga sobre sus hombros un sistema político incapaz de garantizar lo más básico © CiberCuba/Sora y Facebook/Yulieta Hernández
La población carga sobre sus hombros un sistema político incapaz de garantizar lo más básico Foto © CiberCuba/Sora y Facebook/Yulieta Hernández

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En Cuba la vida diaria está marcada por la precariedad y la improvisación, mientras la población carga sobre sus hombros un sistema incapaz de garantizar lo más básico y obligado a sobrevivir entre carencias, desigualdades y crisis permanentes.

A juicio de la ingeniera Yulieta Hernández, la vida en la isla está definida por la “normalización de la anormalidad”. La energía, la alimentación, la salud, la educación, el transporte, la vivienda, la conectividad, la economía, la seguridad y hasta los valores sociales están atravesados por un colapso permanente que golpea sin respiro.

Captura de Facebook/Yulieta Hernández

Lo que ocurre no es una emergencia temporal, sino una policrisis estructural y sostenida. La cotidianidad se reduce a resistir, ajustar y sobrevivir en condiciones cada vez más inhumanas, reflexionó a través de su perfil de Facebook la también directora de la mipyme privada Pilares Construcciones.

Señaló que los apagones ya no son cortes eléctricos, sino interrupciones de vida. Cocinar de madrugada, lavar sin agua o improvisar con carbón se volvió rutina, mientras el calor y el insomnio destruyen cualquier descanso.

La crisis alimentaria convierte la búsqueda de comida en una odisea diaria, con precios dolarizados que marginan a quienes no reciben remesas.


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Captura de Facebook/Yulieta Hernández

Asimismo, apuntó, el agua, que llega de manera impredecible, se convierte en una carrera contra el tiempo: llenar tanques, lavar, cocinar. La higiene, fundamental para frenar epidemias como dengue, sarna o hepatitis, depende de la resistencia de las familias y no del sistema.

Por otro lado, la salud pública, vaciada de medicamentos y equipos, obliga a recurrir a remedios caseros, trueques y redes de vecinos.

De acuerdo con Hernández, la educación sufre con escuelas sin maestros, sin libros, sin libretas, y con niños que llegan agotados por el hambre y la falta de descanso.

Captura de Facebook/Yulieta Hernández

La conectividad, convertida en lujo por los altos precios del monopolio de las telecomunicaciones en Cuba (Etecsa), margina a quienes necesitan estudiar, trabajar o simplemente comunicarse con sus familias.

Valoró igualmente que el transporte es otro calvario: pocas guaguas, rutas impredecibles y largas caminatas con niños, ancianos o cargas pesadas, al tiempo que la infraestructura se derrumba entre grietas y lluvias, sin acceso a materiales ni apoyo técnico.

Mientras tanto, la economía multiplica la sobrecarga laboral: se trabaja en la calle, en casa, en redes sociales, sin descanso ni protección.

A ello se suma el caos monetario que profundiza las desigualdades y el empobrecimiento de amplias capas de la ciudadanía, teniendo en cuenta las múltiples tasas de cambio y bancarización forzada que excluyen a la mayoría.

En opinión de la joven empresaria, la precariedad también erosiona los valores sociales: aumenta la corrupción, la ilegalidad, la violencia y la desconfianza. La seguridad no está garantizada, y las denuncias terminan muchas veces en revictimización.

La migración fragmenta familias y multiplica duelos silenciosos. Quienes se van lo hacen por sobrevivencia; quienes se quedan deben sostener ausencias y nuevas cargas sin apoyo. La salud física y emocional de los cubanos se deteriora: se duerme mal, se come con ansiedad, se vive con miedo, agregó.

En Cuba ya no se trata de sobrevivir, sino de “sobremorir” en un país desintegrado por crisis múltiples y sostenidas, donde el sistema no responde y el pueblo resiste a costa de sí mismo, concluyó.

Las respuestas al texto reflejaron un sentimiento compartido: agotamiento, represión y la sensación de que no hay salida posible.

“Y si expresas en un lugar público todo lo mencionado usan la fuerza, represión, abuso policial, te encarcelan y acaban con lo poco de vida que te queda”, advirtió Yusy Yusy.

“Todos nos sentimos identificados, y no veo solución”, resumió Yiliam Blanco.

“Cansado y agotado y no se sabe hasta cuándo, sin solución, sin dudas justificar lo injustificable… la verdad que somos los únicos en el mundo que aplaudiendo la misma mierda que nos han impuesto”, señaló Cleudis Chausen.

Para Ángela Cimarro se trata de “un retrato contemporáneo del cubano de a pie”, mientras Nelsy Pensado lo consideró una “excelente definición de lo que se ha convertido Cuba y los cubanos”

Para Damián Damián, en el retrato faltó un detalle, “la prostitución desde edades casi infantiles. Las y los jóvenes encuentran una salida fácil, aunque triste, en ello”.

Muy bueno tu escrito, reconoció Juana Torres quien luego añadió: “Estamos cansados de oír explicaciones y excusas que intentan justificar la ineficiencia, cansados de no ver soluciones, cansados de ver que se nos va la vida sin posibilidad de algo mejor… esto que hoy tenemos, definitivamente no es vida, ¿y a quién le importa?”.

Preguntas frecuentes sobre la crisis en Cuba y la "sobremorir" de su población

¿Por qué se dice que en Cuba se "sobremuere" en lugar de sobrevivir?

En Cuba se habla de "sobremorir" porque la población enfrenta no solo la supervivencia diaria, sino condiciones extremas que empeoran continuamente, como la falta de alimentos, medicamentos, electricidad y agua. Esta situación lleva a un desgaste físico y emocional constante, que va más allá de simplemente sobrevivir.

¿Cuáles son las principales crisis que enfrenta Cuba actualmente?

Cuba enfrenta una crisis multifacética que incluye problemas en la energía, alimentación, salud, educación, transporte, vivienda y economía. Los apagones, la escasez de alimentos y medicinas, el colapso del sistema educativo y la inflación descontrolada son algunos de los retos más críticos que afectan a la población.

¿Cómo afecta la crisis económica al día a día de los cubanos?

La crisis económica en Cuba ha llevado a una disminución significativa del poder adquisitivo, obligando a las familias a realizar esfuerzos extraordinarios para cubrir sus necesidades básicas. Los salarios no son suficientes para comprar alimentos ni otros productos esenciales, lo que incrementa la desigualdad y el empobrecimiento.

¿Cuál es la situación del sistema de salud en Cuba?

El sistema de salud en Cuba está colapsado, con una grave escasez de medicamentos y equipos médicos. Esto obliga a los ciudadanos a recurrir a remedios caseros y al mercado negro para tratar enfermedades, poniendo en riesgo la salud de la población.

¿Qué soluciones se plantean para la situación actual en Cuba?

Hasta el momento, no se han implementado soluciones efectivas para abordar las múltiples crisis en Cuba. La población sigue esperando medidas que realmente mejoren las condiciones de vida, mientras el gobierno no ofrece respuestas claras ni soluciones estructurales a los problemas existentes.

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